miércoles, octubre 23, 2013

Desafuero militar
La caída de la ampliación de fuero obliga a las Fuerzas Militares a no seguir cometiendo crímenes
Por Camilo Raigozo. Notimundo

Con alivio recibieron los colombianos de bien la decisión de la Corte Constitucional de declarar inexequible, por vicios de procedimiento, la reforma al fuero penal militar.

Organismos internacionales como la ONU, la OEA, la Corte Penal Internacional, el sistema Interamericano de Derechos Humanos, centenares de organizaciones nacionales e internacionales defensoras de derechos humanos, entre otros,-

habían advertido al régimen colombiano que la aprobación de semejante locura garantizaría la impunidad para crímenes y demás violaciones de los derechos humanos cometidos por miembros de las Fuerzas Militares y de Policía.

El argumento falaz del Gobierno y sus cómplices en el Congreso, de que con esa reforma se le brindaba seguridad jurídica a militares y policías inmersos en delitos fue desmentido por juristas y defensores.

Human Rights Watch demostró que no ha habido en Colombia un solo caso en el que a un miembro de la Fuerza Pública procesado por algún delito contra los derechos humanos se le haya violado el derecho al debido proceso o algún otro derecho.

En cambio la impunidad para crímenes cometidos por militares y policías es superior al 98 por ciento, lo que es una aberración para los derechos humanos. 

La ampliación del fuero militar no solo desacataba los convenios internacionales firmados por Colombia, sino que se retrocedía al menos 30 años en materia de garantía y protección de los derechos humanos.

Mienten los medios de comunicación, los congresistas y quienes defienden el perverso plan de ampliación del fuero militar cuando afirman que la “Caída del fuero deja en el limbo a Fuerzas Militares”.

Simplemente no deben continuar cometiendo crímenes y violando los derechos humanos e infringiendo el Derecho Internacional Humanitario.

Unas Fuerzas Militares y de Policía decentes, respetuosas de los derechos humanos, no necesita de fueros especiales. Igualmente sucede si en su accionar contra la subversión respeta las normas del Derecho Internacional Humanitario.  

Para estar a tono con los avances internacionales en defensa de los derechos humanos, antes que ampliar el fuero militar para potenciar la impunidad, lo que se debe hacer es endurecer las penas para miembros de la Fuerza Pública que cometan crímenes, violen los derechos humanos o sean cómplices de los grupos paramilitares.

Sin embargo el peligro para los colombianos continúa latente porque el ejecutivo y sus mayorías en el Congreso ya hablan de volver a presentar el nefasto proyecto a la mayor brevedad posible para sacarlo adelante.

La ciudadanía colombiana y la comunidad internacional deben rechazar decididamente la nueva embestida del régimen y de sus fuerzas represivas, que no cejarán en su empeño de dejar impunes los miles de crímenes pasados o venideros.


Terrorismo de Estado
Condenan al Ministerio de Defensa por asesinatos a sangre fría
Por Camilo Raigozo. Notimundo

El crimen fue perpetrado el 28 de octubre de 1993 en el municipio de Tello, Huila, cuando terroristas comandados por el teniente Carlos Eduardo Matiz Martínez, del Batallón Cacique Nutibara de la Novena Brigada del Ejército Nacional, asesinaron al joven campesino ítalo Adelmo Cubides Chacón, informó Alianza de Medios para la Paz.

Una vez cometido el homicidio los bandidos del régimen presentaron a la víctima como guerrillero “dado de baja en combate”.

Los terroristas estatales también ultimaron a otros tres muchachos, entre los que se encontraba el labriego Juan de la Cruz Núñez Calderón, trabajador de la finca Buenos Aires en la vereda Cadillo en cuyo vecindario ocurrió el hecho. Todos presentados como insurgentes muertos en combate.

Para el defensor de derechos humanos y abogado de las víctimas Luis Carlos Domínguez, lo relevante del fallo es que pone de presente cómo esa criminal práctica de asesinar civiles para dar partes de victoria es de antiquísima tradición en la fuerza pública, especialmente por el Ejército.

Según Domínguez Prada  el proceso duró 19 años con el agravante de la férrea oposición del Ministerio de Defensa, que en todas las instancias defendió a los criminales y siempre quiso cobijarlos con el manto de la impunidad.

La condena demuestra que las acciones criminales de miembros del Ejército son una vieja costumbre que se potencializó en el nefasto gobierno de Uribe Vélez.

El Consejo de Estado amonestó drásticamente al ministerio de la represión y la guerra contra el pueblo, que no de Defensa, con las consiguientes órdenes de carácter indemnizatorio, pedagógico y de garantías de no repetición.

El caso lo había tomado la justicia penal militar llevándolo hacia la impunidad, hasta que pasó a manos de la justicia ordinaria, lo que demuestra que la ampliación del fuero penal militar no es otra cosa que la garantía de impunidad para los crímenes que cometan militares y policías.

El Consejo de Estado resolvió,  a pesar del  archivo del proceso penal hace más de veinte años,  la compulsa de copias a la Fiscalía General de la Nación para que adelante investigación  de los crímenes que permita castigar a los homicidas.

Igualmente insta a la Fiscalía a evaluar la forma como se hizo la investigación en la justicia militar, para considerar el procesamiento de sus agentes por delito relacionado con la administración de justicia.

El Ministerio de Defensa deberá publicar la sentencia en un diario de amplia circulación nacional y uno regional del departamento del Huila, con inclusión de una certificación expresa de que Ítalo Adelmo Chacón no murió en combate con tropas del Ejército.

También se deberá publicar la integridad de la sentencia de 88 páginas en lugar visible al público de la sede del Ministerio de Defensa, y divulgarse en todos los batallones y brigadas del ejército nacional.

El autor de los crímenes de los jóvenes Cubides Chacón y Juan de la Cruz Núñez, fue el en entonces teniente Carlos Eduardo Matiz Ramírez, quien llegó al grado de teniente coronel y fue comandante del terrorífico Batallón de Inteligencia y Contrainteligencia Charry Solano, reconocido como el centro piloto de torturas del Ejército.

El criminal Matiz Ramírez goza de buen retiro, de su pensión militar y devenga como vicerrector de capacitación de la Defensa Civil Colombiana, ente que paradójicamente exhibe el eslogan de: “La institución humanitaria más grande del país”.

El abogado Domínguez Prada se constituirá en parte Civil en representación de los familiares de las víctimas, para hacer que el bandido del Ejército, Matiz Ramírez, pague por sus crímenes como lo ordenó el Consejo de Estado.

Próximamente la Corte Constitucional definirá la suerte de la ley que amplía el fuero penal militar y por ende también decidirá si esta corte se convierte en cómplice de los crímenes del Ejército y la Policía.


martes, octubre 22, 2013

Gloria Inés Ramírez le pide a Santos respetar las protestas sociales, los acuerdos y los diálogos de La Habana
Por Camilo Raigozo. Notimundo

La senadora Gloria Inés Ramírez en una dura carta al presidente Santos le pide que respete las protestas sociales, los acuerdos firmados con quienes protestan y los diálogos con la insurgencia de las FARC EP que se desarrollan en La Habana.

Igualmente le expresa que las protestas sociales que se vienen desarrollando en Colombia son justas e indican en alto grado de insatisfacción popular con sus políticas  económicas, sociales y militares.

“Mientras el Gobierno dice respetar la protesta social, las movilizaciones sociales son salvajemente reprimidas, por la Fuerza Pública, especialmente por el Esmad, con saldo de muertos, heridos y detenidos”, dice un aparte de la misiva.

Del mismo modo Ramírez critica los temerarios señalamientos y estigmatizaciones por parte del Presidente y altos funcionarios de su gobierno contra las movilizaciones sociales, la Marcha Patriótica, el Partido Comunista, sindicalistas y defensores de derechos humanos, entre otros, a los cuales señala de tener nexos con la insurgencia, lo cual incita a un nuevo genocidio político, como ocurrió contra la Unión Patriótica.

A continuación transcribimos el texto íntegro de la carta de la senadora Ramírez al presidente Santos:

Bogotá, D. C. 22de octubre de 2013

Doctor
Juan Manuel Santos Calderón
Casa de Nariño
Bogotá D. C.
  
Señor Presidente:

Con mi saludo cordial me dirijo a usted para manifestarle algunas preocupaciones que me embragan respecto a la actitud del gobierno en el proceso de conversaciones de La Habana y del tratamiento que le viene dando a los conflictos sociales.

En varias ocasiones lo he escuchado citar enseñanzas del líder Nelson Mandela, nacidas de las experiencias de negociación que condujeron a la abolición del apartheid y la instauración de la democracia en Suráfrica.

Mandela tuvo que enfrentar dificultades inmensamente mayores que las que se han presentado en nuestro caso.

A manera de ejemplo, cito el asesinato en 1993 de Chris Hani, secretario general del Partido Comunista de Suráfrica, segunda figura en importancia en el Congreso Nacional Africano y amigo entrañable de Mandela que puso a pender de un hilo las posibilidades de paz.

En vez de expresar sentimientos de odio o venganza o de proferir insultos, sus palabras fueron: “Hago un llamamiento, con toda la autoridad de la que dispongo, a toda nuestra gente para que permanezca en calma y honre la memoria de Chris Hani comportándose como una fuerza de paz disciplinada”.

El arzobispo anglicano Desmond Tutu, Premio Nobel de Paz, dijo sobre este hecho: “Fue uno de los momentos más desoladores, y la ira popular se podía palpar. Si Nelson no hubiera hablado en televisión y en la radio, como lo hizo…nuestro país hubiera estallado en llamas”.

Para Mandela, el objetivo supremo de la paz subordinaba todo lo demás. Fue, justamente, la correspondencia entre las palabras y los hechos y el respeto irrestricto por los adversarios lo que le dio a Mandela una inmensa credibilidad no solo entre la población negra, sino en la mayoría de los blancos.

Lo que ocurre en nuestro país es bien distinto. Mientras el Gobierno dice respetar la protesta social, las movilizaciones sociales son salvajemente reprimidas, por la Fuerza Pública, especialmente por el Esmad, con saldo de muertos, heridos y detenidos.

Sus dirigentes son descalificados con toda clase de epítetos y se ofrece una tenaz resistencia a una salida negociada a los conflictos o simplemente se incumplen los acuerdos suscritos, todo lo cual plantea el interrogante de ¿qué tan real puede ser la voluntad de paz de un gobierno que responde de manera intransigente y brutal las justas demandas de la población?

La protesta, señor Presidente, no solo es un derecho democrático, sino un instrumento que mide el grado de satisfacción de la sociedad con el régimen establecido.

Donde la gente está satisfecha no hay protestas o son muy escasas; donde hay insatisfacción, la represión puede impedirlas por algún tiempo, pero, a la larga, la acumulación de problemas conduce a estallidos sociales inevitables.

El respeto a la protesta no consiste simplemente en abstenerse de utilizar la fuerza; es, ante todo, atender los reclamos y resolver los problemas.

Dialogar no es limitarse a intercambiar opiniones o puntos de vista con los demás; el diálogo que no se traduce en soluciones es una farsa.

Como sobreviviente de la Unión Patriótica, militante del Partido Comunista y militante de la Marcha Patriótica, no puedo pasar inadvertidos los frecuentes improperios de altos funcionarios del Estado contra estas organizaciones y las burdas falsificaciones que se hacen de su historia y de su política.

La aparición de las FARC y otros movimientos guerrilleros no fue una invención malévola de los comunistas.

Se debió al abandono y a la violencia militarista de que eran y siguen siendo víctimas los campesinos, a la tremenda injusticia social que aún persiste y a la instauración del llamado Frente Nacional que impuso el dominio del bipartidismo y excluyó a las demás fuerzas políticas de las posibilidades de competir legalmente por el poder.

Desde muy temprano el Partido Comunista definió como su posición la salida política al conflicto mediante una negociación que atacara las causas que habían originado la confrontación, y se ha mantenido en ella a lo largo de muchos años.

La Unión Patriótica fue creada en 1985 como uno de los resultados de los Acuerdos de la Uribe firmados el año anterior entre el gobierno de Belisario Betancur y las FARC.

Participó por primera vez en las elecciones de 1986 obteniendo una votación significativa que le permitió elegir 14 congresistas y un considerable número de diputados y concejales.

El éxito electoral de la UP desató una oleada de exterminio de sus dirigentes y militantes, que se había iniciado desde tiempo atrás, pero que ahora se expresaba con toda su furia y que tenía como objetivo impedir a toda costa impedir el avance de un movimiento que se proyectaba como auténtica alternativa política para el pueblo colombiano.

Era la repetición de la vieja y criminal táctica de la ultraderecha de eliminar a los opositores políticos para mantenerse en el poder, que se reeditó después con la “parapolítica”.

Para tratar de justificar o al menos explicar la matanza, los ideólogos de la extrema derecha y el militarismo urdieron, entonces, la teoría de que los autores de los crímenes eran las bandas paramilitares que habían nacido como reacción   de determinados sectores a los desmanes de la guerrilla.

Según ellos, las FARC tenían un brazo político que era la Unión Patriótica, para la participación electoral, de manera que practicaban la “combinación de las formas de lucha”, es decir, la utilización simultánea de las formas lucha legales e ilegales y ahí radicaba la causa del exterminio.

De esta manera las víctimas quedaron como culpables de su propia tragedia o, peor aún, fueron convertidas en victimarias, mientras a los verdaderos responsables los amparaba un espeso manto de impunidad.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos calificó al exterminio de la Unión Patriótica como un genocidio político del que hizo responsable al Estado colombiano.

Sin embargo desde distintos sectores se siguen repitiendo las mismas falsificaciones de la verdad histórica sin el más mínimo pudor.

He hecho este breve recuento porque desde que apareció la Marcha Patriótica se emprendió contra ella una campaña similar a la que se hizo contra la Unión Patriótica.

El ministro de Defensa y otros altos funcionarios gubernamentales hablan una y otra vez de los nexos de las FARC y la Marcha Patriótica.

No hay protesta social en la que el Gobierno  no vea la mano perversa de los guerrilleros, en especial de las FARC, y de los hechos vandálicos de Bogotá se acusa a Marcha Patriótica.

Como ocurrió en el caso de las Unión Patriótica, no se exhibe ni una sola prueba concreta; simplemente se hacen sindicaciones dirigidas a ocultar las causas reales de los problemas y manipular a la opinión pública, situación que es aprovecha por el paramilitarismo para proferir amenazas de muerte,-

como acaba de ocurrir con el Polo Democrático Alternativo, la Marcha Patriótica, el Colectivo de Abogados Alvear Restrepo y otras organizaciones y personas, entre las cuales me encuentro incluida, que de nuevo hemos sido declarados “objetivos militares permanentes”, por la banda paramilitar “los rastrojos”.

Ojalá el gobierno tome en serio estas amenazas que, además de poner en riesgo la vida de numerosos dirigentes políticos de oposición, sindicalistas y defensores de derechos humanos, están dirigidas, igual que en experiencias anteriores, a crear un clima de zozobra  que dé al traste con el proceso de paz que se desarrolla en La Habana.

Por último, señor Presidente, soy de la opinión de que, por encima de las diferencias ideológicas y políticas, debe observarse un comportamiento respetuoso entre los interlocutores de la Mesa de Conversaciones, y a ese propósito en nada contribuye el lenguaje belicista y los frecuentes insultos y descalificaciones contra la guerrilla, que poco o nada se diferencia del que utilizan los sectores más extremistas de la derecha.

Lo único que se consigue con esos procederes es ayudarles a los enemigos de la paz en su tarea de sembrar la confusión y el escepticismo y socavar el apoyo popular, que es fundamental para que el proceso termine exitosamente.

La Unión Patriótica, la Marcha Patriótica y el Partido Comunista Colombiano, lo mismo que muchas organizaciones políticas y sociales y millones de colombianos respaldamos, respaldamos firmemente las conversaciones de La Habana, estamos por la paz y no por la guerra.

Demandamos del Gobierno las garantías a que tenemos derecho para el ejercicio de nuestra actividad política.

Esperamos que haya coherencia entre los propósitos de paz que se manifiestan de palabra y los hechos y reafirmamos nuestra petición a las partes en el sentido de que no se levanten de la mesa hasta tanto no logren el Acuerdo Final  para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera.

Atentamente
Gloria Inés Ramírez Ríos
Senadora de la República elegida por el PDA

Foto 2 de Mochila Ambulante, joven herido con tiro de fusil disparado por las fuerzas represivas del régimen (Ejército y Policía)

Presupuesto General de la Nación 2014
Por ser lesivo para el pueblo la senadora Gloria Inés Ramírez votó negativamente y dejó constancia de las arbitrariedades
Por Camilo Raigozo. Notimundo

La senadora Gloria Inés Ramírez presentó una Constancia ante la plenaria del Senado donde anunciaba su voto negativo para la aprobación del Presupuesto General de la Nación del próximo año, por ser altamente lesivo para el pueblo debido a la disminución en la inversión social.

La senadora empezó por criticar que de los 203 billones de pesos del presupuesto, 114,2 billones correspondan a gastos de funcionamiento, 42,4 billones al servicio de la deuda y 46,3 billones a inversión.

“Cabe destacar la alta destinación al pago de la deuda  y a seguridad y defensa (27, 7 billones), mientras que los avances en inversión social son mínimos”, expresó la senadora en la constancia.

A continuación, apartes de la constancia radicada por la senadora Gloria Inés Ramírez en la plenaria del Senado del 16 de octubre de 2013:

Constancia sobre el Presupuesto General de la Nación para el año 2014

En relación con la aprobación en la sesión plenaria del Senado de la República, del Presupuesto General de la Nación para la vigencia fiscal del año 2014, en mi condición de Senadora de la República elegida por el Polo Democrático Alternativo, me permito dejar la siguiente Constancia:

Ante la imposibilidad de hacer un examen exhaustivo de la totalidad del Presupuesto General de la Nación, me limito a señalar algunos aspectos que considero de especial importancia:

El presupuesto que está para aprobarse para la vigencia de 2014 asciende a $203 billones de pesos.

De estos, $114,2 billones corresponden a gastos de funcionamiento, $42,4 billones al servicio de la deuda y $46,3 billones a inversión. Cabe destacar la alta destinación al pago de la deuda  y a seguridad y defensa ($ 27, 7 billones), mientras que, como lo veremos más adelante, los avances en inversión social son mínimos.

En efecto, contrario a lo que ha afirmado el Gobierno Nacional, dicha inversión no representa un aumento para el próximo año, pues la inversión es mucho menor que el año pasado: en 2013 fue de 6,1%, mientras que en el 2014 será  de 5,3%  con respecto del PIB, lo que implica una desfinanciación de la política social.

Otro aspecto a resaltar, es que la mayor parte de la inversión social se orienta a la financiación de programas asistencialistas, entre ellos, familias y jóvenes en acción ($1,8 billones), que son utilizados por el Gobierno para hacer clientelismo y politiquería con fines electorales.

En cuanto a la educación, el presupuesto total disminuye, dado que en 2013 correspondió a 15,7% del porcentaje total del presupuesto mientras que en 2014 representará el 14,9%. 

Estas cifras comparativas constatan, una vez más, que las prioridades del Gobierno Nacional no están en este sector, lo cual es deplorable en la medida en que Colombia tiene uno de los gastos públicos en educación más bajos en América Latina y es uno de los países que menos invierte por estudiante.

Hay una reducción del presupuesto de los programas denominados servicios complementarios de la educación, que pasan de representar  el 2,5% en 2013 al 1,5% en 2014. 

En estos rubros están incluidos elementos indispensables de la prestación de los servicios educativos, como la financiación de constancias de estudio, el mantenimiento de equipos, las salidas pedagógicas y los seguros estudiantiles, entre otros.

Su reducción implica transferirles estos costos a los padres de familia, en perjuicio de las finanzas familiares.

De igual manera, disminuyen notablemente los recursos asignados al Sistema General de Participaciones, administrados por el Ministerio de Hacienda que pasan de $ 771 mil millones en 2013 a $446 mil millones en 2014,-

lo que repercutirá en la desfinanciación de la educación básica, media y secundaria en las regiones y  traerá como consecuencia la ampliación de la brecha de las oportunidades educativas entre los jóvenes de las zonas rurales y urbanas.

En cuanto a las universidades, hay una asignación de apenas 3,2 billones de pesos para inversión, que significa un aumento ínfimo con respecto al presupuesto de 2013 y que en términos de PIB representa sólo el 0,3%, que en nada contribuye a saldar la deuda del Estado con la Educación Superior.

También disminuye la participación porcentual de la inversión en ciencia y tecnología e innovación, que de 1,1% en 2013 pasa a 1,0% en 2014, lo que ubica a nuestro país como uno de los de más precaria destinación de recursos a este sector que es fundamental para nuestro desarrollo nacional. 

El presupuesto destinado al  Fondo de Prestaciones Sociales del Magisterio en 2014 es de 1.430 millones de pesos, que, con respecto al PIB, implica una inversión de sólo 0,2%, que es la misma de 2013. 

En términos generales, hay una disminución del presupuesto de educación con respecto al PIB, pues en el 2013 representa el 3,1% y en el 2014 será apenas del 3%, cifras que resultan deplorables si se tiene en cuenta que  Colombia tiene uno de los gastos públicos en educación más bajos de Iberoamérica, en donde el promedio de destinación es del 5,7%.

De otra parte, el Estado colombiano adoptó la Política de Equidad de Género para las Mujeres, y en el Conpes Social 161 de 2013 proyectó un plan de financiación que estableció que en 2014 se requerirán $ 1.026 millones de pesos para cumplir con las metas planteadas.

En el presupuesto de 2014 no existe una clara y precisa identificación de los recursos que deberán invertirse para la ejecución de los programas y el cumplimiento de las responsabilidades del Estado en materia de equidad de género.

En momentos en que se adelanta un proceso de conversaciones de paz y cobra especial importancia la situación de las víctimas, el proyecto de presupuesto destina inicialmente $6,8 billones para la población víctima de la violencia, distribuidos así:

$2,9 billones para asistencia, $1,8 billones para reparación, $1,5 billones para atención y $584 mil millones para funcionamiento y fortalecimiento de las instituciones del Sistema Nacional de Atención y Reparación a las Víctimas.  

De estas cifras se desprende que hay una clara tendencia a privilegiar el asistencialismo mientras se destinan montos precarios para la atención en salud y educación y para la reparación a las víctimas. 

El presupuesto asignado es mucho menor a los $13.5 billones de pesos que calculó el Conpes 3712 como necesarios para que pudiera cumplirse la Ley 1448 de 2011 en materia de indemnización administrativa, subsidio de vivienda y demás programas.

La Contraloría General de la República, por su lado, ha    dicho que los recursos son insuficientes para cumplir con la reparación integral de las víctimas del conflicto. 

La Comisión de Seguimiento al Desplazamiento Forzado también ha advertido que los recursos asignados para la reparación y restitución han sido insuficientes dado que el valor total del daño emergente representado por los bienes perdidos se estimaba en alrededor de $8,4 billones en 2008,-

cifra que equivalía al 0,65% del PIB, en tanto que el lucro cesante de la tierra llegaría a unos $44,6 billones, por lo que, los escasos recursos contemplados en el presupuesto  para las indemnizaciones  no se compadecen  con la magnitud de los daños sufridos por las víctimas.

Además, las cifras de las víctimas siguen en crecimiento. Un estudio de CODHES indica que 256.590 personas tuvieron que desplazarse en el año 2012 para proteger sus vidas. A diciembre de ese año, las víctimas acumuladas desde 1985 sumaban 5,7 millones de personas.

En lo que respecta a las cárceles, el Presupuesto General de la Nación asigna solamente $ 200 mil millones de pesos para inversión, suma que es insignificante frente a las condiciones inhumanas y degradantes a las que son sometidos más de 120 mil internos y que llevó a las autoridades del INPEC a declarar la “emergencia carcelaria”,-

 sin que transcurridos varios meses de su implementación haya resultados tangibles para adoptar medidas como las que han propuesto el Defensor del Pueblo o el Presidente de la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, con el fin de resolverla.

Sobre los anteriores temas me permití presentar a la Comisión Accidental de Presupuesto varias observaciones y propuestas de modificación que no fueron tenidas en cuenta porque lo que se impuso fue el criterio gubernamental.

Además,  considero que el Presupuesto Nacional presentado a la sesión plenaria del Senado de la República para su aprobación, demuestra una vez más, la evidente contradicción del gobierno entre las palabras y los hechos,-

pues al tiempo que manifiesta su preocupación por atender los problemas sociales niega los recursos presupuestales necesarios para que sea posible resolverlos, por lo que anuncio que votaré negativamente el citado Presupuesto.

GLORIA INÉS RAMÍREZ RÍOS
Senadora de la República por el P.D.A.
Bogotá, D.C., octubre 16 de 2013

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