jueves, enero 07, 2010

Parauribismo/
Paramilitares aterrorizan a los pobladores del Alto Ariari
Por Camilo Raigozo. Con información de Sintragrim

En el alto Ariari no terminan de llorar a sus muertos cuando los 'paras' atacan nuevamente. Foto Camilo Raigzo.

El sindicato de Trabajadores Agrícolas del Meta, Sintragrim, denunció ante la comunidad nacional e internacional que desde hace unos seis meses en El Castillo, región del alto Ariari, Meta, paramilitares y fuerza pública han venido violando los derechos humanos y aterrorizando al campesinado de la zona.

Según las mismas comunidades estos actos criminales tienen como objetivo desplazar a los campesinos para ocupar los territorios. Los paramilitares actúan libremente en medio de los permanenetes y fuertes operativos militares del Batallón 21 Vargas y el Batallón Ingenieros 7, General Carlos Albán, pertenecientes a la Séptima Brigada y a la Cuarta división del ejército nacional.

El día 28 de diciembre del 2009 en la vereda de la Cumbre del municipio de El Castillo fueron vistos cinco sujetos fuertemente armados, con vestimentas oscuras presentándose en las viviendas como paramilitares.

Un testigo le dijo a la fuente que “dijeron que iban a volver a recuperar el territorio para realizar una limpieza ya que tenían identificados algunos hijos deputa que eran de la guerrilla, y que su presencia obedecía a la labor de reconocimiento de la región para así garantizar la libre llegada de un grupo numeroso de paramilitares a la región después de seis de enero, fiestas de Reyes.

Agregó el campesino que “esto está sucediendo en varias veredas como Alto Cumaral, la Cumbre, caño Embarrado, Puerto Unión y veredas cercanas a la cabecera municipal”.

El día 6 de Enero del 2010 en las horas del medio día a la vereda de Alto Caño Embarrado llegaron veinte criminales a la finca de José Garzón y se identificaron como paramilitares activos y los que tranquilamente se trasladaron por toda la vereda sin que ninguna autoridad militar de las que hace presencia en la región los interceptara, hecho que causa zozobra dentro de la vereda.

La Fuerza Pública mira para otro lado

El 29 de noviembre del 2009 a las 10:00 a.m. en la vía de El Castillo hacia la población de Granada en la vereda Benjamín Herrera, paramilitares reunieron a la comunidad de esta vereda y a pobladores del casco urbano del Municipio de El Castillo y les dijeron que de nuevo iban a retomar el control del-

municipio debido a los robos y asaltos que se estaban cometiendo y resaltaron el caso sucedido en contra del padre y de la iglesia de Medellín del Ariari donde le fue hurtado un dinero que estaba destinado para la realización de las fiestas de fin de año.

Este hecho a pesar de ser público ha contado con el silencio y la complacencia de autoridades civiles y militares de la región.

El 27 de diciembre de 2009 en Medellín del Ariari dos paramilitares reconocidos en la región deambularon por las calles sin que la fuerza pública interviniera. Los dos paramilitares manifestaron a los campesinos y pobladores que reactivarían su accionar con el apoyo de la Policía y del Ejército.

“Los ‘paras’ se movilizan a altas horas de la noche por los cascos urbanos, carreteras y caminos de las diferentes veredas por donde también se moviliza el Ejército a diario”, dice la denuncia.

En los últimos días del año 2009 y los días trascurridos del 2010 en El Castillo la policía ha venido desarrollando algunas acciones con dudoso objetivo frente al ejercicio de control del orden público, como es la toma de fotos a los campesinos que arriban en carros que los transporta desde las veredas al poblado de El castillo, situación que pone en evidencia la continuación de una persecución sistemática en contra de líderes y pobladores de la región.

“Estos hechos son una muestra entre los innumerables que han sucedido en esta región totalmente militarizada y martirizada. Situación que atenta contra los anhelos de estas familias de recuperar y trabajar sus tierras, vivir en armonía, paz y tranquilidad, intentando reconstruir su entorno sociocultural, económico y político en su calidad de familias que fueron víctimas del horrendo crimen de lesa humanidad como es el desplazamiento forzado.


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martes, enero 05, 2010

Aberrante Presidente/
Acerca de cómo magnificar lo insignificante y adornar lo escandaloso
Por Jorge Gómez Gallego*

Llama la atención la manera tan distinta como la cúpula gubernamental y sus amigos tratan dos hechos que deberían ser considerados con raseros al menos similares. Me refiero al aumento del salario mínimo, y al incremento de las ganancias de los monopolios financieros.

Mientras al miserable aumento del mínimo le colocan una lupa para hacerlo ver robusto, comenzando por el Presidente de la República quien mediante una declaración a los medios de comunicación de forma hiperbólica asegura que-

“el incremento es superior en un 70% a la inflación”; a las monstruosas ganancias del capital financiero las presenta como un síntoma de la “confianza” de los inversionistas en el país y augurio de progreso.

Lo que no dicen los titulares de prensa, limitados a presentar sin crítica alguna las declaraciones oficiales, es que para los colombianos de más pobres el control de la inflación es menos relevante que para las capas altas, pues a los primeros los afectan de manera más directa rubros que subieron muy por encima de la inflación.

Para citar un solo ejemplo, los servicios públicos domiciliarios, que representan para los estratos bajos un porcentaje mucho mayor de sus gastos, han aumentado, en el caso de la energía eléctrica hasta un 30%.

Y si se toma la canasta del DANE, la vivienda, la educación y la salud, que significan para ellos un gasto relativo mucho mayor, subieron entre dos y tres veces más que el índice de inflación, mientras rubros que empujan hacia abajo fuertemente el IPC, pero que prácticamente están excluidos del menú de los de menores ingresos, como el caso del esparcimiento, crecieron únicamente la tercera parte de la inflación.

Si se pondera la canasta familiar para estratos 1 y 2, a los que pertenecen prácticamente todos los trabajadores de salario mínimo, podemos decir que el IPC real para ese segmento de la población, está cercano al 3.3 %, luego no es cierto que el incremento del salario mínimo es un 70% superior a la inflación.

Si acaso, y siendo generosos con el alegre cálculo presidencial, llegará a un 10% por encima del crecimiento del IPC. Seiscientos pesos diarios de aumento, de los cuales sólo sesenta son incremento real. ¡Semejante algarabía por tan poca cosa!

El crecimiento de las utilidades del sector financiero, especialmente del que está en cabeza de los monopolios extranjeros, con cifras que oscilan entre el 22% y el 28% más que en el año 2008, contrasta de manera ofensiva con un progresivo desempleo, una alarmante parálisis de nuestra producción industrial y agraria y una caída enorme de nuestras exportaciones.

A pesar de eso, el hecho es presentado como fruto positivo de la “confianza inversionista” que promueve el gobierno al colmarlos de privilegios, y al tiempo como un signo alentador para el país.

En realidad es todo lo contrario, pues el bochornoso incremento de las ganancias de estos parásitos modernos se explica justamente por el sufrimiento de los trabajadores de salario mínimo y de quienes ni esa paga reciben por su esfuerzo, que es la mayoría de la fuerza laboral hoy en la informalidad.

Un salario o un ingreso miserable son la explicación del enriquecimiento de unos pocos y viceversa, el paraíso en que se ha convertido Colombia bajo el uribismo para la minoría oligárquica y para el capital monopolista extranjero, se erige sobre el infierno que padecen la inmensa mayoría de los colombianos.


Con un agravante, esa miseria sirve para convertir a amplios sectores en mendigos de un carnet del Sisben, un subsidio de Familias en Acción, o cualquier otra limosna tirada para atajar rebeldías y comprar conciencias famélicas, y así permitan perpetuar tan inicuo régimen.

Y no puede ser de otra manera en una economía en la que el salario no es un factor de ampliación del mercado interno, sino un lastre para la competitividad en los mercados externos y para el saqueo de nuestra riqueza.

*Diputado Asamblea Departamental de Antioquia Polo Democrático Alternativo


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domingo, enero 03, 2010

Pacificación presidencial en América Latina
Barack Obama es el 4º presidente estadunidense en ganar el Premio Nobel de la Paz y se une a otros en una larga tradición de pacificación que desde siempre ha servido a los intereses estadunidenses
Por Noam Chomsky

Barack Obama es el cuarto presidente estadunidense en ganar el Premio Nobel de la Paz y se une a otros dentro de una larga tradición de pacificación que desde siempre ha servido a los intereses estadunidenses.

Los cuatro presidentes dejaron su huella en nuestra pequeña región de allá, que nunca ha molestado a nadie como caracterizó al hemisferio el secretario de Guerra, Henry L. Stimson, en 1945.

Dada la postura del gobierno de Obama hacia las elecciones en Honduras de noviembre último, vale la pena examinar el historial.

Theodore Roosevelt

En su segundo mandato como presidente, Theodore Roosevelt dijo que la expansión de pueblos de sangre blanca o europea durante los pasados cuatro siglos se ha visto amenazada por beneficios duraderos para los pueblos que ya existían en las tierras en que ocurrió dicha expansión (pese a lo que puedan pensar los africanos nativos americanos, filipinos y otros beneficiados puedan creer).

Por lo tanto, era inevitable y en gran medida deseable para la humanidad en general, que el pueblo estadunidense terminara por ser mayoría sobre los mexicanos al conquistar la mitad de México”, además de que estaba fuera de toda discusión esperar que los (texanos) se sometieran a la supremacía de una raza inferior.

Utilizar la diplomacia de los barcos artillados para robarle Panamá a Colombia y construir un canal también fue un regalo para la humanidad.

Woodrow Wilson

Woodrow Wilson es el más honrado de los presidentes galardonados con el Nobel y posiblemente, el peor para América Latina. Su invasión a Haití en 1915 mató a miles, prácticamente reinstauró la esclavitud y dejó a gran parte del país en ruinas.

Para demostrar su amor a la democracia, Wilson ordenó a sus marines desintegrar el Parlamento haitiano a punta de pistola en represalia por no aprobar una legislación progresista que permitía a corporaciones estadunidenses comprar el país caribeño.

El problema se remedió cuando los haitianos adoptaron una Constitución dictada por Estados Unidos, redactada bajo las armas de los marines. Se trataba de un esfuerzo que resultaría benéfico para Haití, aseguró el Departamento de Estado a sus cautivos.

Wilson también invadió República Dominicana para garantizar su bienestar. Esta nación y Haití quedaron bajo el mando de violentos guardias civiles. Décadas de tortura, violencia y miseria en ambos países fueron el legado del idealismo wilsoniano, que se convirtió en un principio de la política exterior estadunidense.

Jimmy Carter

Para el presidente Jimmy Carter, los derechos humanos eran el alma de nuestra política exterior. Robert Pastor, asesor de seguridad nacional para temas de América Latina, explicó que había importantes distinciones entre derechos y política:

lamentablemente la administración tuvo que respaldar el régimen del dictador nicaragüense Anastasio Somoza, y cuando esto resultó imposible, se mantuvo en el país a una Guardia Nacional entrenada en Estados Unidos, aun después de que se habían perpetrado matanzas contra la población de una brutalidad que las naciones reservan para sus enemigos, según señaló el mismo funcionario, y en que murieron unas 40 mil personas.

Para Pastor, la razón es elemental: Estados Unidos no quería controlar Nicaragua ni ningún otro país de la región, pero tampoco que los acontecimientos se salieran de control. Quería que los nicaragüenses actuaran de forma independiente, excepto cuando esto podía afectar los intereses de Estados Unidos.

Barack Obama

El presidente Barack Obama distanció a Estados Unidos de casi toda América Latina y Europa al aceptar el golpe militar que derrocó a la democracia hondureña en junio pasado.

La asonada reflejó abismales y crecientes divisiones políticas y socioeconómicas, según el New York Times. Para la reducida clase social alta, el presidente hondureño Manuel Zelaya se había convertido en una amenaza para lo que esa clase llama democracia, pero que en realidad es el gobierno de las fuerzas empresariales y políticas más fuertes del país.

Zelaya adoptó medidas tan peligrosas como el incremento del salario mínimo en un país en que 60 por ciento de la población vive en la pobreza. Tenía que irse.

Prácticamente solo, Estados Unidos reconoció las elecciones de noviembre (en las que resultó victorioso Pepe Lobo); las que se celebraron bajo un gobierno militar y que fueron una gran celebración de la democracia, según el embajador de Obama en Honduras, Hugo Llorens.

El apoyo a los comicios también garantiza para Estados Unidos el uso de la base aérea de Palmerola, en territorio hondureño, cuyo valor para el ejército estadunidense se incrementa medida de que está siendo expulsado de la mayor parte de América Latina.

Después de las elecciones, Lewis Anselem, representante de Obama ante la Organización de Estados Americanos, aconsejó a los atrasados latinoamericanos que aceptaran el golpe militar y secundaran a Estados Unidos en el mundo real, no el el mundo del realismo mágico.


Obama abrió brecha al apoyar un golpe militar. El gobierno estadunidense financia al Instituto Internacional Republicano (IRI, por sus siglas en inglés) y al Instituto Nacional Democrático (NDI, por sus siglas en inglés) que, se supone, promueven la democracia.

El IRI regularmente apoya golpes militares para derrocar a gobiernos electos como ocurrió en Venezuela, en 2002, y en Haití, en 2004. El NDI se ha contenido.

En Honduras, por primera vez, éste instituto acordó observar las elecciones celebradas bajo un gobierno militar de facto, a diferencia de la OEA y la o nU, que seguían paseándose por el mundo del realismo mágico.

Debido a la estrecha relación entre el Pentágono y el ejército de Honduras, así como la enorme influencia económica estadunidense en el país centroamericano, hubiera sido muy sencillo para Obama unirse a los esfuerzos de latinoamericanos y europeos para defender la democracia en Honduras. Pero Barack Obama optó por la política tradicional.

En su historia de las relaciones hemisféricas, el académico británico Gordon Connell-Smith escribe: Mientras se habla de dientes para afuera en favor de una democracia representativa para América Latina, Estados Unidos tiene importantes intereses que van justo en la dirección contraria, y que requieren de la democracia como un mero procedimiento, especialmente cuando se celebran elecciones que, con mucha frecuencia, han resultado una farsa.

Una democracia funcional puede responder a las preocupaciones del pueblo, mientras Estados Unidos está más preocupado en coadyuvar las condiciones más favorables para sus inversiones privadas en el extranjero.

Se requiere una gran dosis de lo que a veces se conoce como ignorancia intencional para no ver estos hechos.

Una ceguera así debe ser celosamente guardada si es que se desea que la violencia de Estado siga su curso y cumpla su función. Siempre en favor de la humanidad, como nos recordó Obama otra vez en su discurso al recibir el Premio Nobel.
Traducido por Gabriela Fonseca para La Jornada.

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