viernes, mayo 01, 2009

Rechazan en España el premio entregado a Uribe
Álvaro Uribe recibió en España el premio "Cortes de Cádiz a la Libertad" en medio del rechazo generalizado de organizaciones de Derechos humanos que lo consideran como un insulto a los propios Derechos Humanos

Con pancartas donde podían leerse slogans como ''Uribe Parademócrata, España Cómplice'' y ''Uribe Asesino'', alrededor de 200 personas se manifestaron en Madrid, frente a la embajada de Colombia para repudiar la entrega del premio ''Córtes de Cádiz a la Libertad'', al presidente colombiano Álvaro Uribe.

Para el abogado español Enrique Santiago Romero, experto en DDHH e integrante de la Misión Internacional de Observación sobre Ejecuciones Extrajudiciales e Impunidad en Colombia, que confirma un incremento de las ejecuciones extrajudiciales en ese país desde la implementación de la Política de Seguridad Democrática impulsada por el gobierno de Álvaro Uribe desde 2002,

''la entrega del premio de DDHH de la ciudad de Cádiz es un insulto a la inteligencia, un descrédito absoluto para el citado premio y un ofensa a los defensores de los Derechos Humanos, sencillamente porque Uribe está acusado de vulneración y violación sistemática de los DDHH, tanto en su mandato como Gobernador de Antioquia como en sus dos mandatos presidenciales.

Además de que se lo sindica como instigador de grupos paramilitares y como responsable de haber ordenado varias masacres''.

También rechazaron el otorgamiento del premio más de un centenar de organizaciones de todo el mundo que señalan al mandatario colombiano como ''cómplice'' de delitos de lesa humanidad.
El Premio ''Cortes de Cádiz a la Libertad'', fue concedido por el Ayuntamiento de la ciudad de Cádiz en reconocimiento a la labor del mandatario contra el terrorismo, en una ceremonia presidida por los Príncipes de Asturias y celebrado en la residencia del embajador de Colombia en España, en Madrid.

Uribe recibió el premio de manos de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, del Partido Popular (PP) y posteriormente lo dedicó a los ''miles de soldados y policías mutilados'' por las minas antipersonales en Colombia, y a sus familias.


Aunque obtuvieron escasa repercusión mediática, las quejas de los numerosos colectivos que rechazaron la concesión del premio a Uribe surtieron eco y obligaron a trasladar de sitio la ceremonia por lo menos en dos ocasiones.

En principio, el acto de entrega del premio iba a tener lugar en la austral ciudad de Cádiz, pero ante las anunciadas movilizaciones en protesta de este hecho, ''la alcaldesa del lugar, no se atrevió a entregarlo allí'', detalla Fran Pérez Esteban, Secretario de Derechos Humanos y Solidaridad Internacional de Izquierda Unida de España.

Posteriormente, se convino que la ceremonia se haría en Casa de América - ubicada en una de las zonas más céntricas y turísticas de Madrid- .

Lo cierto es que ''las asociaciones defensoras de los DDHH hemos logrado `arrinconar' a Uribe en su propio territorio y que no le quedó otra opción que recibir este premio en la misma embajada de Colombia, es decir en territorio colombiano, cuando seguramente, para él, hubiera sido todo un logro recibirlo en la sede oficial del Ministerio de Exteriores'', agrega Pérez Esteban.

Por su parte, la Fundación Madrid Paz y Solidaridad de CCOO señaló, comunicado mediante, que quien concede el premio al ejecutivo colombiano ''ignora la realidad de falta de libertades y de violaciones de derechos humanos existente en Colombia''.

La entrega del premio fue considerado como un ''agravio'' para los refugiados colombianos en España, ''y para las familias de los muertos en Colombia'', explica Teófilo Rangel, refugiado colombiano y secretario general del Centro Internacional para la Promoción, Protección e Investigación de los Derechos Humanos en España.

Rangel consideró también que quienes entregaron este premio Uribe ''desconocen absolutamente la historia de Colombia y de este personaje -en referencia al presidente Álvaro Ubirbe''.

Por su parte, y según agrega Santiago Romero, ''no hay duda de que la alcaldesa de Cádiz ha querido realizar una descomunal provocación a los defensores de los derechos humanos, otorgando un premio en DDHH a una persona responsable de la comisión de sistemáticos crímenes de Lesa Humanidad.

Y ello sin entrar en valorar las responsabilidades de Uribe por las prácticas de ejecuciones extrajudiciales en Colombia -denunciadas por la ONU, por la OEA y por varias misiones de observación y reconocido por el propio gobierno colombiano''.

Alrededor de las 12.15 del mediodía, los efectivos de la Policía Nacional disolvieron la concentración frente a la Embajada de Colombia, en Madrid, en contra de la concesión del premio Cortes de Cádiz a la libertad otorgado al presidente de este país.

Según la policía la concentración no había sido autorizada en este sitio. Aunque Franz Pérez, de Izquierda Unida, explicó a Telesur que ''la manifestación estaba autorizada en el lugar donde en principio se iba a efectuar la entrega del premio, es decir en Casa de América, pero que a última hora se cambió a la Embajada de Colombia sin que se volviera a autorizar, en este nuevo emplazamiento''.

Entre los manifestantes, había integrantes de UGT, Izquierda Unida, Justicia por Colombia, Cristianos de Base y Ecologistas en Acción colectivos de refugiados colombianos, el Comité Óscar Romero y de Ccoo.

Esta última organización, también rechazó, comunicado mediante, la concesión del premio a Uribe porque ''tres de cada cuatro sindicalistas asesinados en el mundo son de Colombia''.


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lunes, abril 27, 2009

Parauribismo/
Las responsabilidades en la masacre de El Aro: una verdad por desentrañar
Asesinado el 23 de abril Francisco Villalba, ex paramilitar que afirmó que el hoy presidente Uribe estuvo vinculado a la masacre

La presente publicación ha sido elaborada con el auspicio de la Unión Europea y el contenido de la misma es responsabilidad exclusiva de la Comisión Colombiana de Juristas. En ningún caso debe considerarse que refleja los puntos de vista de la Unión Europea
Por Comisión Colombiana de Juristas

El 16 de noviembre de 2008, el paramilitar Salvatore Mancuso aseguró, en audiencia de versión libre desde Estados Unidos, que un helicóptero de la Gobernación de Antioquia había hecho presencia en desarrollo de la masacre que perpetraron grupos paramilitares en conjunto con miembros de la IV Brigada del Ejército nacional en el corregimiento de El Aro, ubicado en el municipio de Ituango (Antioquia), en octubre de 1997.

Este jefe paramilitar además aseguró que Pedro Juan Moreno, quien al momento de la ejecución de la masacre se desempeñaba como Secretario de Gobierno de la Gobernación de Antioquia y era uno de los amigos más cercanos del entonces gobernador y actual Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, tenía conocimiento de la masacre que se iba a perpetrar en este corregimiento.

Según el propio Mancuso, Moreno y él habían sostenido reuniones por lo menos en diez oportunidades para planear la creación de las denominadas “Convivir”.

Salvatore Mancuso ya había mencionado en otras diligencias de versión libre la presencia de un helicóptero de la Gobernación de Antioquia en el momento en el que se estaba ejecutando la masacre.

En efecto, el 15 de enero de 2007, en diligencia de versión libre ante la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía General de la Nación, Mancuso aseguró que con motivo de esta masacre sobrevolaron e hicieron presencia en la zona cuatro helicópteros. Uno de ellos fue identificado por Salvatore Mancuso como de la Gobernación de Antioquia2.

Ante estas afirmaciones surgen muchas preguntas sobre el papel que tuvieron la Gobernación de Antioquia y el Gobernador de entonces en esta masacre, pues ni las víctimas ni la sociedad cuentan aún con explicaciones sobre la presencia de un helicóptero de la Gobernación de Antioquia en la masacre y sobre su inacción frente a las atrocidades que estaban cometiendo paramilitares y miembros de las Fuerza Pública contra la población de ese corregimiento, máxime cuando tanto autoridades civiles como militares estaban al tanto de la presencia de grupos paramilitares en la zona, y además estaban alertadas sobre la posible comisión de una masacre.

Otros testimonios que comprometen al Presidente

Estas preguntas continúan en aumento ante otros hechos y revelaciones que también comprometerían a la Gobernación de Antioquia y a Álvaro Uribe en la masacre de El Aro.

Desde comienzos del año 2008 se han venido realizando una serie de señalamientos contra el Presidente de la República por su supuesta participación en la masacre de El Aro.

Los señalamientos provienen de Francisco Villalba, alias “Cristian Barreto”, un paramilitar que se encontraba detenido una cárcel de máxima seguridad condenado por las masacres de El Aro y de La Balsita, ambas ocurridas en el departamento de Antioquia en 1997, hasta el pasado 30 de marzo, cuando le fue concedida la detención domiciliaria.

Las declaraciones que implican al Presidente en la masacre de El Aro fueron reveladas el 23 de abril de 2008, cuando el propio Álvaro Uribe Vélez contó, en una entrevista radial, que un paramilitar había afirmado que él había felicitado y condecorado a los paramilitares que participaron en la masacre de El Aro ocurrida en octubre de 1997 siendo él Gobernador de Antioquia.

En efecto, el 15 y el 20 de febrero de 2008, el paramilitar Francisco Villalba fue escuchado por la Fiscalía General de la Nación, ante la cual afirmó que el entonces Gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez, había participado en una reunión que se realizó días antes de la masacre de El Aro en una finca del corregimiento de La Caucana, municipio de Tarazá (Antioquia), a la cual fue invitado, según las declaraciones de Villalba, por el propio Carlos Castaño, y en la que se habría acordado el plan de ejecución de la masacre.

A la reunión habrían asistido, según Villalba, altos mandos de la IV Brigada del Ejército nacional así como de la Policía, algunos jefes paramilitares como Carlos Castaño y Salvatore Mancuso, y los hermanos Álvaro y Santiago Uribe Vélez.

Así mismo, Villalba aseguró que Santiago Uribe era el jefe de un grupo paramilitar llamado “Los 12 apóstoles”, que operaba en el municipio de Santa Rosa de Osos y que, incluso, este había “prestado” a 20 de sus hombres para otra masacre ejecutada en el corregimiento de La Balsita, en el municipio de Dabeiba (Antioquia), por grupos paramilitares en noviembre de 1997.

En sus declaraciones, Francisco Villalba también aseguró que la masacre de El Aro se habría perpetrado para rescatar a ocho personas que habían sido secuestradas por la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).

Según Villalba, en la mencionada reunión, “Álvaro Uribe decía recomendaciones, que los secuestrados, que todos salieran salvos y que lo que hubiera que hacer que lo hiciéramos4.

También aseguró que después de perpetrada la masacre y en la misma finca donde habría sido planeada, el propio Álvaro Uribe Vélez lo había felicitado a él y a otros paramilitares por la comisión de la masacre.

Según Villalba, sólo en ese momento se dio cuenta de que quien lo felicitaba era el Gobernador de Antioquia: “supe que era Álvaro Uribe porque él se presentó, habló con nosotros y dijo que la operación había sido un éxito, que los secuestrados habían salido sanos y salvos”5.

El 13 de febrero de 1998, Francisco Villalba decidió entregarse voluntariamente a las autoridades porque, según él, los grupos paramilitares, en conjunto con miembros de la Fuerza Pública y narcotraficantes, estaban planeando una serie de magnicidios con los que él no estaba de acuerdo.

Las declaraciones que rindió este paramilitar luego de entregarse a la Fiscalía fueron importantes para aclarar algunos aspectos de la masacre de El Aro. Sin embargo, al divulgarse las afirmaciones de Villalba salieron a la luz algunas inconsistencias que hicieron que se le diera poca credibilidad a la declaración.

Las inconsistencias tienen que ver con la fecha en la que, según el paramilitar, se cometió la masacre, pues en su declaración Villalba aseguró que la masacre se cometió en noviembre de 1997, cuando en realidad ocurrió en octubre de ese año.

Otra inconsistencia está relacionada con la afirmación de Villalba en el sentido de que a la reunión que se llevó a cabo en La Caucana, días antes de perpetrarse la masacre, habría asistido el General Alfonso Manosalva.

El Presidente Álvaro Uribe manifestó que eso era imposible debido a que este General había fallecido 3 en abril de ese año.

Finalmente, según el Presidente, existe otra inconsistencia en lo que se refiere a la supuesta participación de su hermano Santiago Uribe en la reunión de planeación de la masacre, pues a quien Villalba identifica como hermano de Álvaro Uribe es a una persona que tenía el alias de “el Pecoso”, mientras que el Presidente asegura que al que le decían así era a otro hermano suyo, que falleció en el 2001 y no a su hermano Santiago6.

Adicionalmente, luego de que se hicieran públicas las declaraciones de Francisco Villalba que involucran al Presidente y a su hermano, se conocieron dos cartas que parecieron poner en entredicho, aún más, las declaraciones de Villalba.

La primera fue una carta que llegó a las manos del Presidente en mayo de 2008 en la que Francisco Villalba aparentemente se retractaba de lo dicho y le pedía perdón al Presidente por “mancillar su nombre”.

La otra es una carta del paramilitar Libardo Duarte, en la que este asegura que Francisco Villalba le había ofrecido la suma de 250 millones de pesos si corroboraba las declaraciones que él había dado contra el Presidente.

Según la misma carta de Duarte, Villalba le habría hecho esta propuesta debido a que el senador Gustavo Petro, la senadora Piedad Córdoba y el periodista Daniel Coronell, le habrían pagado a él 500 millones de pesos para involucrar al Presidente en la masacre de El Aro.

En uno de sus apartes, se lee en la última carta: "Este dinero era pretendiendo que fuera al Congreso y manifestara cosas no ciertas del señor Presidente y debido a esto es que deseo aclarar la verdad ante la comunidad nacional e internacional, y ante los medios de comunicación que usted crea convenientes"7.

Sin embargo, en octubre de 2008 se reveló que la supuesta carta de retractación no fue escrita por Francisco Villalba. Este paramilitar ha afirmado que él sí firmó una hoja por petición de Jesús Amado Sarria, conocido como “el chucho Sarria”, quien se encontraba recluido en la misma cárcel con Francisco Villalba. Jesús Amado Sarria le habría manifestado a Villalba que lo podía cambiar a un mejor patio en la cárcel, pero que para hacer los trámites necesarios requería de su firma.

Así las cosas, Villalba habría firmado una hoja en blanco, en la que posteriormente se consignaría la supuesta retractación. Adicionalmente, según lo denunció el periodista Daniel Coronell, la otra carta, es decir, la de Libardo Duarte, al parecer está escrita con la misma letra de la carta que supuestamente escribió Villalba, por lo que todo apunta a que esta carta tampoco fue escrita por quien la firmó, y que fue Jesús Amado Sarria quien escribió las dos cartas y las envió al Presidente8.

Frente a las inconsistencias de las supuestas cartas de retractación, el pasado mes de octubre, en entrevista concedida a un noticiero nacional, Francisco Villalba negó que se hubiera retractado y por el contrario se reafirmó en sus declaraciones contra el Presidente al mencionar que: “Él me dio las decoraciones, se lo digo de frente, él me dio las decoraciones, me dio la felicitación y simplemente yo le digo al país, esperen el video, las fotos y yo presento eso”9.

Adicionalmente, el 12 de noviembre de 2008 y ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes del Congreso de la República, Villalba se ratificó nuevamente en sus acusaciones contra Álvaro Uribe Vélez.

De existir el video y las fotos que, según Villalba, comprometen la responsabilidad del Presidente, será muy difícil que sean reveladas, pues el 23 de abril de 2009, en horas de la tarde, Francisco Villalba fue asesinado cerca de su casa ubicada en el barrio La Estrella en la ciudad de Medellín, por sicarios que le dispararon con silenciadores en frente de su esposa y de su hija de cuatro años de 4 edad.

Resulta por lo menos extraño que, pese a las condenas que pesaban sobre este paramilitar, las importantes confesiones que hizo sobre la masacre de El Aro, y las acusaciones que había hecho contra el Presidente, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) no tuviera bajo su custodia y vigilancia a este paramilitar, quien desde que salió de la cárcel sólo había recibido cuatro visitas a su casa por parte de este instituto10.

Frente a este crimen, es indispensable que se realicen las investigaciones tendientes a esclarecer los móviles del asesinato, así como que se determine la responsabilidad de quienes ordenaron la muerte de este paramilitar.

El debate sobre el paramilitarismo en Antioquia

No es la primera vez que el Presidente de la República y su hermano han tenido que enfrentar cuestionamientos sobre supuesto favorecimiento a grupos paramilitares.

En abril de 2007, el senador Gustavo Petro realizó un debate en el Congreso sobre el paramilitarismo en Antioquia. En el debate, el congresista señaló, entre otras cosas, que en dos fincas de propiedad de la familia Uribe Vélez –fincas La Carolina y Las Guacharacas- se habrían cometido asesinatos y planeado crímenes.

En suma, que las fincas eran utilizadas como base de operaciones de grupos paramilitares. Además de esto, se señalaron en el debate los presuntos nexos que tendría Santiago Uribe con el grupo paramilitar “Los 12 apóstoles” y con otro denominado “Los R-15”.

Así mismo, en el debate se mostró una fotografía en la que aparecen, muy amigables, Santiago Uribe y el reconocido narcotraficante Fabio Ochoa11.

En el debate también se puso en evidencia la aprobación que la Gobernación de Antioquia, encabezada entonces por Álvaro Uribe Vélez, dio a las denominadas “Convivir”.

El propio Gobernador, sin tener facultades para ello12, aprobó la conformación de muchas de estas empresas de “seguridad privada” en las que participaban algunos paramilitares que para la época ya eran reconocidos como miembros de esa estructura13.

Otro de los graves señalamientos que se hizo tiene que ver justamente con la masacre de El Aro, pues en el debate se hizo referencia a las declaraciones del paramilitar Salvatore Mancuso sobre la presencia de un helicóptero de la Gobernación de Antioquia en la mencionada masacre.

Por otra parte, más recientemente, el jefe paramilitar Diego Fernando Murillo Toro, alias “Don Berna”, aseguró, en las audiencias de versión libre que está rindiendo desde Estados Unidos, que los grupos paramilitares financiaron la campaña presidencial de Álvaro Uribe Vélez en el 2001.

Lo hizo a través de su abogada, quien aseguró que alias “Don Berna” aportó dinero para financiar la primera campaña presidencial de Álvaro Uribe, lo cual fue confirmado por alias “Don Berna” cuando el juez le preguntó si estaba de acuerdo con lo asegurado por su defensora14.

Las denuncias de Jesús María Valle

Pero no sólo no es la primera vez que sobre el Presidente recaen acusaciones sobre supuesto favorecimiento a grupos paramilitares, ni es tampoco la primera vez que se le involucra con los hechos ocurridos en El Aro en 1997.

En efecto, el abogado y defensor de derechos humanos Jesús María Valle había denunciado desde 1996 la aparición de un grupo paramilitar en el municipio de Ituango y sus fuertes vínculos con la IV Brigada del Ejército nacional.

Así mismo, Jesús María Valle había anunciado y prevenido a diversas autoridades militares y civiles sobre la masacre que se perpetraría desde el 25 de octubre de 1997 en El Aro.

Fue así como, en julio de 1997, este defensor de derechos humanos declaró lo siguiente ante algunos medios de comunicación: “Desde el año pasado pedí al Gobernador, Álvaro Uribe, al comandante de la IV Brigada, en ese entonces el general Alfonso Manosalva, que protegieran a la población civil de mi pueblo, porque de septiembre (1996) a hoy (julio de 1997) han muerto más de 150 personas”15.

Las constantes denuncias sobre el grupo paramilitar que operaba en Ituango y sobre sus nexos con la Fuerza Pública nunca fueron escuchadas y, por el contrario, fueron utilizadas por la IV Brigada del Ejército para denunciar penalmente a Jesús María Valle por calumnia.

Al ser llamado a rendir declaración dentro del proceso que se seguía en su contra, Jesús María Valle aseguró que: “Yo siempre vi y así lo reflexioné, que había como un acuerdo tácito o como un ostensible comportamiento omisivo, hábilmente urdido entre el comandante de la Cuarta Brigada, el comandante de la Policía de Antioquia, el doctor Álvaro Uribe Vélez, el doctor Pedro Juan Moreno y Carlos Castaño.

Todo el poder de los grupos de autodefensa se ha consolidado por el apoyo que ese grupo ha tenido con personas vinculadas al Gobierno, al estamento castrense, al estamento policivo y a prestantes ganaderos y banqueros del departamento de Antioquia y el país”16.

Frente a la denuncia interpuesta por miembros de la Fuerza Pública en contra de este defensor de derechos humanos, el entonces Gobernador de Antioquia aseguró: “He dicho que los informes del doctor Jesús María Valle no coinciden con los que ha dado la Brigada ni con los que ha dado la Policía.
El general Carlos Alberto Ospina Ovalle ha dado una versión totalmente distinta. Como gobernador, tengo que apoyar a la fuerza pública, darle crédito, salvo que un juez de la República, con base en fundamento probatorio, diga lo contrario”17.

Jesús María Valle fue asesinado el 27 de febrero de 1998 en su oficina ubicada en Medellín, pero sus denuncias fueron escuchadas finalmente el 1 de julio de 2006 cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado colombiano por las masacres de La Granja y del Aro en el municipio de Ituango (Antioquia).

En la sentencia, el tribunal internacional reconoció que la masacre fue cometida por grupos paramilitares que contaron con la colaboración, no sólo por omisión sino también por acción directa, de miembros de la Fuerza Pública adscritos a la IV Brigada del Ejército nacional.

Adicionalmente, el 27 de noviembre de 2008 el mismo tribunal condenó nuevamente al Estado colombiano, esta vez por la muerte de este destacado defensor de 6 derechos humanos, en hechos que tuvieron relación directa con las denuncias que Jesús María Valle venía realizando sobre los evidentes nexos entre grupos paramilitares y miembros de la Fuerza Pública.

Además de la condena emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra el Estado colombiano por los hechos ocurridos en La Granja y El Aro en 1996 y 1997 respectivamente, ahora se cuenta con la versión de un paramilitar que participó en la última masacre y que comandó un grupo de 22 de los hombres que la ejecutaron, que afirma que el actual Presidente tiene responsabilidad directa en la planeación de la masacre.

Se cuenta además con la confesión del jefe paramilitar Salvatore Mancuso que afirma que un helicóptero de la Gobernación sobrevoló la zona en el momento en el que se estaba ejecutando la masacre, y que el Secretario de Gobierno del entonces Gobernador de Antioquia sabía del plan que tenían los paramilitares, pues había asistido a una reunión en el municipio de Tierralta (Córdoba) con Carlos Castaño.

En dicha reunión se enteró de lo que iba a ocurrir en el corregimiento de El Aro y no hizo nada para impedirlo, pues tenía fuertes nexos con reconocidos paramilitares como Salvatore Mancuso que lo llevaron a impulsar, junto con estos grupos, la creación de las “Convivir” en el departamento de Antioquia.

Según este paramilitar, Pedro Juan Moreno, “era un patriota, convencido de la lucha antisubversiva y apoyó las Convivir desde el comienzo”.

También se cuenta con las afirmaciones de este paramilitar que comprometen al entonces Comandante de la IV Brigada del Ejército Nacional, General Carlos Alberto Ospina, quien, según Salvatore Mancuso, habría prestado apoyo logístico a Carlos Castaño para la ejecución de la masacre.

Esto llevó a que, el pasado mes de febrero, la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía compulsara copias a la Procuraduría y a la Fiscalía para que se investigue al General Ospina por su presunta participación en la masacre de El Aro.

La necesidad de un pronunciamiento pronto de la justicia El Presidente Álvaro Uribe ha negado enfáticamente cualquier nexo o vínculo con grupos paramilitares, y también ha puesto en entredicho las acusaciones que hizo Villalba por las aparentes inconsistencias de las mismas.

Sin embargo, pese a que las afirmaciones de Villalba resulten ser falsas -lo cual debe ser determinado por la justicia-, aún quedan muchos interrogantes por resolver sobre la actuación de Álvaro Uribe durante el período en el que ejerció como Gobernador de Antioquia en el momento en el que se cometió la masacre de El Aro.

En concreto, es preciso que la justicia aclare si un helicóptero de la Gobernación de Antioquia hizo presencia en el momento de la ejecución de la masacre, tal como lo asevera Salvatore Mancuso y, de ser así, que se aclare por qué estaba presente un helicóptero de la Gobernación que no dio aviso oportuno a las autoridades para que se impidieran los crímenes que estaban cometiendo los grupos paramilitares en conjunto con miembros de la IV Brigada del Ejército Nacional.

Así mismo, es necesario que se aclaren los vínculos que Mancuso afirma que existieron entre los grupos paramilitares y Pedro Juan Moreno, uno de los amigos más cercanos del actual Presidente, quien además se desempeñó como Secretario de Gobierno de la Gobernación de Antioquia en el período en el que Álvaro Uribe ejerció como Gobernador.

Todos los anteriores son interrogantes que deberán ser resueltos por la justicia, así como deberá establecerse la veracidad o falsedad de las afirmaciones de Villalba y de Mancuso, pues el hecho de que quienes las estén haciendo sean paramilitares no necesariamente las invalida.

Esto lo deberá 7 determinar con claridad y prontitud la justicia en aras de que se conozca la verdad sobre lo sucedido en El Aro y sobre los apoyos políticos y militares con los que contaron los grupos paramilitares que perpetraron la masacre.

Por ello, y por tratarse de crímenes de lesa humanidad que comprometen directamente al Presidente de la República, el esclarecimiento de las acusaciones es de interés no sólo de las víctimas de la masacre de El Aro sino de la sociedad en su conjunto.

En este sentido, el esclarecimiento de la verdad, aun si con ello se devela la responsabilidad de altos funcionarios del Estado, resulta de vital importancia para el desmantelamiento efectivo de los grupos paramilitares y para garantizar que no se volverán a cometer este tipo de crímenes ni a pasar por alto los evidentes nexos que desde siempre han mantenido los grupos paramilitares con empresarios, militares y políticos colombianos.

Bogotá, 27 de abril de 2009 Para mayor información, contactar a: Gustavo Gallón Giraldo, Director CCJ (Tel. 376 8200, ext. 115). La ilustración es de Notimundo

Rechazamos el traslado de la Base de Manta a Colombia
Por Luis Jairo Ramirez H.

Desde 1999 cuandoEstados Unidos tuvo que devolver la Base Howard en el canal de Panamá, escudriñó la manera de sustituir esa posición estratégica extendiendo la repercusión y el radio de acción desde tres nuevos puntos que establecieron un triángulo alrededor de Panamá: Centroamérica, Sudamérica y el Caribe.

Rápidamente consiguió ubicar nuevas instalaciones, con convenios de diez años, en El Salvador, en Aruba y Curaçao, y en Ecuador, en la costera ciudad de Manta.

Las bases instaladas en estos tres puntos corresponden a la idea de instalaciones más pequeñas, menos costosas y más sencillas de manejar, y con un radio de alcance suficiente, a una distancia que le evite los riesgos pero le permita actuar con agilidad.
.
A éstas se les llama Foreign Operating Locations –FOL- (Centros Operativos de Avanzada).

Así pues, la base de Manta, fue cedida por 10 años, hasta agosto del 2009, a la Fuerza Aérea de Estados Unidos para sobrevolar el territorio del país “en actividades contra el narcotráfico”, aceptando el establecimiento de una estación satelital para la recepción y emisión de todo tipo de telecomunicaciones de gran alcance, exentas de inspecciones, licencias, regulaciones y derechos.

Asimismo, estableció una condición jurídica de excepción al personal que opere en el convenio y a sus familiares, otorgándoles inmunidad y la misma condición legal del personal técnico y administrativo de la embajada de Estados Unidos.

La base, convertida en un enclave ilegítimo de militares estadounidenses, fue causa de repudio por importantes sectores de la sociedad ecuatoriana por la pérdida de soberanía, por la presencia militar foránea en su territorio; el rechazo general a las fuerzas armadas de Estados Unidos; y por el uso de la base para apoyar operaciones del Plan Colombia.

De hecho esta instalación se encuentra a solo 20 minutos en avión de la frontera colombiana, donde se implementa el Plan Colombia de lucha contra el narcotráfico y la insurgencia.

Con el Plan Colombia, acordado entre los gobiernos de Clinton en Estados Unidos y Pastrana en Colombia, que convirtió a nuestro país en el tercer mayor receptor de ayuda militar estadounidense después de Israel y Egipto, se consolidó una alianza estratégica, primero para combatir a la insurgencia y luego para involucrar a los países vecinos en esa guerra.

Una fuente militar ecuatoriana aseguró que: “los pilotos que condujeron el bombardeo sobre el campamento de las Farc en la provincia ecuatoriana de Sucumbíos "eran estadounidenses, posiblemente de la empresa DynCorp", proveedora de equipamiento bélico y mercenarios, que tiene contratos en el marco del Plan Colombia; que se apoyaron en el sofisticado sistema integrado de inteligencia electrónica.

La base proporciona los datos de inteligencia en tiempo real sobre los movimientos de la guerrilla de las Farc para que sean utilizados por los batallones contrainsurgentes.

Como se observa, la base militar en manta ha servido para la ingerencia militar norteamericana no solo en la lucha contra el tráfico de drogas sino también en el conflicto interno colombiano.

El Presidente Correa decidió recuperar la soberanía nacional sobre la Base de Manta y negar la prórroga de la cesión; reunida la Asamblea Constituyente cumplió con la promesa y los norteamericanos tienen que desalojar las instalaciones.

Con la derrota de Bush en EU, el gobierno de Uribe Vélez ha optado por la aceptación dócil de todas las peticiones norteamericanas y ahora, en el mayor secreto, negocia entre el Ministerio de Defensa y la embajada estadounidense, la utilización de instalaciones militares colombianas para las operaciones militares que cumplía la Base de Manta, con el objetivo de continuar apoyando las maniobras militares del plan Colombia y proteger sus intereses e inversiones militares y comerciales.
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Todo esto se inscribe dentro de la estrategia de convertir, ya no una porción territorial, sino todo el territorio nacional en una gran base de operaciones militares norteamericanas.

Recordemos que adicionalmente ya operan en el país bases militares con presencia de mariners y última tecnología militar estadounidense en Tres Esquinas y Larandia (Caquetá), Arauca, Apiay y Tolemaida.

A esto se agrega que el año anterior hizo presencia intervencionista y amenazante en el caribe la IV flota, con portaviones y bombas nucleares, para intimidar los procesos democráticos de soberanía y cambio que se dan en Venezuela y el resto de América Latina.

Preocupa cierta indiferencia de la sociedad colombiana frente a estos hechos. Lo que está ocurriendo es de la mayor gravedad, no solo para Colombia, sino para sus países vecinos.

Es necesario desplegar la movilización y el rechazo a esta pretensión del pentágono de convertir toda la geografía en un gran enclave del guerrerismo norteamericano.

Por su parte, las Cortes Judiciales y el parlamento colombiano deben revisar esta situación y ejercer su papel de control.

domingo, abril 26, 2009

Jornada de solidaridad con el Nordeste Antioqueño
Por Camilo Raigozo

En horas de la tarde del pasado viernes 24 de abril se realizó con éxito en la facultad de derecho de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, el lanzamiento y el acto de solidaridad con las comunidades del Nordeste Antioqueño, duramente golpeadas por el narco-paramilitarismo, los abusos militares y las constantes tropelías del gobierno.

Al menos una veintena de jóvenes estudiantes y simpatizantes del movimiento campesino asistió al evento y con entusiasmo participaron en estampado de camisetas, entrega de literatura, revistas y en la pintura de un gran mural (Foto 1) alusivo a los territorios del Magdalena Medio y la heroica lucha de resistencia de sus pobladores.

Los líderes campesinos Gerardo Acero (foto 3) y Ramiro Ortega (foto2), en cortas intervenciones expusieron la problemática que padecen los pobladores del Nordeste Antioqueño, víctimas de la política de “seguridad democrática”, del presidente Uribe, que con intensidad inusitada a avocado a la región a una grave crisis humanitaria.

Tanto, Acero, como, Ortega, líderes de la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño (Cahucopana) y la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (Acvc), respectivamente, volvieron a hacer la invitación a las diferentes organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos nacionales y extranjeras a que se vinculen y apoyen sus luchas de resistencia y a la Cuarta Acción Humanitaria al Nordeste Antioqueño la cual se realizará del 14 al 19 de mayo próximo.


Al ocaso de la tarde las personas asistentes disfrutaron de un delicioso canelazo escuchando el rico y diverso repertorio de la música político-social. Fotos Camilo Raigozo/ Notimundo.
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