miércoles, mayo 13, 2009

Florencia, Caquetá
Audiencia Pública por la verdad
Desde el 2006 ha habido de forma arbitraria e ilegal, 190 detenciones masivas, más de 700 personas sindicadas, al menos 350 órdenes de captura, contra líderes sociales y 140 ejecuciones extrajudiciales perpetradas por la fuerza pública
Por Camilo Raigozo. Enviado especial. Voz


De izquierda a derecha, Camilo Álvarez Leiva, delegado de la Contraloría, Alfonso Decolsa, delegado de la ONU, Oscar Prieto, de la Defensoría, Iván Cepeda, del Movice, Gloria Inés Ramírez, senadora y María del Pilar Silva, del Colectivo Alvear Restrepo. Foto Lina Martínez.

El pasado 9 de mayo, en el auditorio de la Universidad del Amazonas, en Florencia, Caquetá, se realizó la Primera Audiencia Ciudadana por la Verdad, Departamento de Caquetá, convocada por las comunidades del departamento, principalmente del medio y bajo Caguán, el Movimiento Nacional de Victimas de Crímenes de Estado (Movice).

También las Comisiones de Paz y Derechos Humanos del Senado de la República, las Comisiones de Audiencias Públicas y Paz de la Cámara de Representantes, y múltiples organizaciones defensoras de derechos humanos locales, nacionales e internacionales.

La senadora de la República Gloria Inés Ramírez, integrante de la mesa directiva del acto, afirmó que se recibieron testimonios sobre el desplazamiento forzado de más de 800 familias, unas 3.000 personas, del medio y bajo Caguán, que ahora forman parte de las 145 mil 650 personas desplazadas en el departamento del Caquetá desde el año 2006.

Enfatizó la senadora, que la dramática cifra es el 32 por ciento de la población del departamento, estimada en 450 mil habitantes. “Esto nos muestra la magnitud y la gravedad del estado de los derechos humanos en esta región del país”, dijo.

Militarización y violación a los derechos humanos

La senadora Ramírez, después de escuchar los dramáticos testimonios y denuncias, reclamó del Estado, que no sea solamente la Defensoría, la única de sus instituciones que esté haciendo monitoreo sobre el estado de los derechos humanos en la zona.

Le pidió al sistema de Naciones Unidas a que vigile con más atención el fenómeno, que por su magnitud y gravedad amerita que ya no sea solamente a través de misiones la vigilancia al respeto a los derechos humanos de las comunidades, sino que establezca una oficina en la zona para que le permita monitorear y seguir más de cerca los aberrantes atropellos que se están cometiendo.

La senadora prometió también, hacer un debate en el Congreso de la República sobre los males que aquejan a la población del Caquetá.

“El Caquetá es un departamento estratégico en este proceso que se está dando en Colombia. Hay una gran resistencia por parte de las organizaciones campesinas, hay una alta militarización, con más de 35.000 hombres del ejército que hacen presencia y en ese contexto se presentan violaciones de derechos humanos de gran magnitud”, indicó a VOZ Iván Cepeda Castro, director del Movimiento Nacional de Victimas de Crímenes de Estado.

Cepeda agregó que, “los principales líderes están siendo perseguidos y asesinados, como es el caso de Joel Pérez, fundador del Movice en Caquetá, quien fue atrozmente torturado antes de ser asesinado y cuyo cadáver fue encontrado hace pocos meses incinerado en una carretera entre Florencia y una de las poblaciones.

Los líderes que estuvieron en las poblaciones que fueron parte de la zona de despeje han sido especialmente perseguidos. En San Vicente del Caguán, las violaciones son supremamente graves”.

“El caso mío ocurrió el 29 de junio del 2007”

La comunidad denunció que desde al año 2006 ha habido de forma arbitraria e ilegal, 190 detenciones masivas, más de 700 personas sindicadas, al menos 350 órdenes de captura, contra líderes sociales, comunales, de derechos humanos y sindicalistas, de la región, y 140 ejecuciones extrajudiciales perpetradas por la fuerza pública, bajo la aberrante practica denominada “falsos positivos”.

Así mismo, casi toda la dirigencia del Polo Democrático Alternativo, se encuentra en condición de amenaza, lo mismo que la dirigencia y militancia del Partido Comunista Colombiano y las personas que aún sobreviven al genocidio de la Unión Patriótica.

“El caso mío ocurrió el 29 de junio del 2007, cuando mi hijo salió con un amigo a trabajar y se encontraron con el ejército antes de las 10 de la mañana. Los uniformados les disparó y mi hijo cayó herido al recibir un tiro en la columna.

"Cuando los militares se dieron cuenta de que no eran guerrilleros se asustaron mucho y luego de tenerlo un rato, amedrentarlo y amenazarlo si denunciaba, soltaron al amigo de mi hijo. Después mi hijo resultó muerto y el ejército lo señaló de ser guerrillero dado de baja en combate”, dijo con voz ahogada por el llanto, Mariela Alves*.

Como el anterior, fueron presentados otros 22 testimonios, también se documentaron 78 denuncias más y se recibieron cinco informes por municipio.

* Nombre cambiado para proteger la fuente.
Vea tambien:
Audiencia por los derechos humanos y la verdad en el Caquetá (1). Video
Audiencia por los derechos humanos y la verdad en el Caquetá (2). Video
Terror del Plan Colombia en el Bajo Caguán, Caquetá. Video

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martes, mayo 12, 2009

Murió niño herido por el Ejército en el Cauca
Por comunidades

En un comunicado que transmitimos el 5 de mayo de 2009, se les informó que el domingo 3 de mayo a las 1:40 pm, dos helicópteros del ejército Nacional había ametrallado a las comunidades negras del Consejo Comunitario de Mamuncia, regional Cococauca, municipio de López de Micay, Cauca, específicamente en la comunidad de Rotura.

De igual se les había manifestado que el atentado oficial contra las comunidades negras tuvo como consecuencia nueve casas afectadas con techos destrozados por los disparos, la caseta comunal y la escuela de la Comunidad de la “Rotura”.

Se les dijo que en este hecho habían herido por sus disparos a 2 personas civiles, a un niño, y que además otro adulto resultó herido ya que le cayeron las tejas de su casa como consecuencia de la balacera del ejercito por tierra y aire.

A los heridos los militares no les prestaron atención y por el contrario se iban del lugar dejando el pánico y una comunidad herida, asustada y atemorizada; pero la comunidad reaccionó de inmediato y les exigió atención a sus heridos.

Por esta razón recogieron al niño en uno de los helicópteros y lo trasladaron a Tumaco (Nariño) y luego a Pasto (Nariño), pero lo adecuado sería la Ciudad de Cali que cuenta con una completa Red de atención para estos casos y esta relativamente cerca al lugar del hecho.

A los 3 días del terrible insuceso, el 6 de mayo de 2009 murió Aureliano Tovar Tovar de 13 años por las balas del ejército nacional.

El ejercito justifica el brutal ataque a nuestra étnia de comunidad negra del pacifico en el departamento del Cauca, diciendo que estaban buscando a un cabecilla guerrillero de la Farc.

El hecho es que no hubo enfrentamientos con ningún actor armado, y le informamos a la comunidad nacional e internacional que el ejército es responsable de los hechos.

Las comunidades y los líderes en estos momentos están asustados y atemorizados por la ola de amenazas que se ha desatado como consecuencia de este operativo del ejército.


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La marcha al olvido
Como no se plegó al discurso oficial, Moncayo se volvió sospechoso. Su sacrificio ya no era la aflicción de un padre sino una maniobra de la guerrilla
Por Daniel Coronell

Dejó Sandoná para impedir que el secuestro de su hijo se ahogara en el olvido. Gustavo Moncayo, de 56 años, ha caminado 2.510 kilómetros para mantener vivo el recuerdo de Pablo Emilio y la esperanza de la libertad.

Al cabo Pablo Emilio Moncayo lo secuestraron las Farc mientras cuidaba unas antenas en la mitad de ninguna parte, en un cerro llamado Patascoy, el domingo 21 de diciembre de 1997. Tenía 19 años cuando se lo llevaron, hoy tiene 31 cumplidos.


Pablo Emilio no es un dirigente político, ni tiene nacionalidad de un país del Primer Mundo. Tal vez por eso, su padre no encontró mejor forma de llamar la atención sobre su caso que arrancar a caminar.

Para desafiar la indiferencia, el profesor Gustavo Moncayo bajó de las montañas de Nariño y se lanzó a pie a recorrer el país que enseñaba en sus clases de geografía. De pueblo en pueblo y de boca a boca, su caminata se hizo popular.

Algunos espontáneos se le sumaron. Lo acompañaban por tramos y oían sus cuitas y llamados a favor de los secuestrados. Cuando las palabras se le acababan, Moncayo rasgaba su charango y cantaba las melodías tristes de los Andes.

Por esa época los noticieros de televisión se interesaron en él. La epopeya local del profesor Moncayo empezó a ser conocida nacionalmente. A medida que se aproximaba a la capital, crecía la cola detrás del caminante.

Había muchas personas solidarias, también simples curiosos, y decenas de avivatos que querían sacar provecho económico o político del sacrificio del padre desesperado.Cuando llegó a la Plaza de Bolívar de Bogotá ya era toda una celebridad. El símbolo de las familias más necesitadas de Colombia golpeadas por el crimen del secuestro.

Le armaron una carpa blanca en las escaleras del Capitolio y allí -rodeado por los edificios del poder político, judicial y eclesiástico- empezó a recibir a los personajes más importantes del país.
Un buen día se apareció el Presidente de la República. Antes de que llegara le habían montado un atril para dirigirse a la multitud.

Acompañado por cinco ministros, numerosos asesores y edecanes, el Jefe de Estado se dedicó a elogiar su gobierno usando micrófono y amplificación mientras, 40 centímetros más abajo, el maestro de Sandoná sollozaba y pedía la libertad de su hijo.

Como no se plegó al discurso oficial, el profesor Moncayo se volvió sospechoso. Su sacrificio ya no era la manifestación de la legítima aflicción del padre de un secuestrado, sino una malévola maniobra para fortalecer políticamente a la guerrilla.

La respuesta de Moncayo fue elocuente y silenciosa, desde ese día, cada tarde, lavaba la bandera en la plaza y cuando estaba limpiecita la ponía a secar. No fue necesario que explicara lo que quería decir.

Así pasó unas semanas más y luego, juntando limosnas y donaciones, se fue a Europa a buscar a alguien a quien le importara su sufrimiento. Consiguió, incluso, que el Papa lo oyera por unos segundos. Sin embargo, a los oídos duros de las Farc nunca llegó su súplica.

Moncayo estuvo en Francia, en Alemania, fue a Venezuela para que Chávez intercediera ante los secuestradores y siguió caminando las carreteras y caminos de Colombia, implorando la liberación de su hijo y de los otros secuestrados.

La desesperanza había empezado a pesarle más que las cadenas que carga al cuello, cuando las Farc anunciaron que iban a liberar a Pablo Emilio.

La guerrilla dice que se lo entregará al profesor Moncayo y a la senadora Piedad Córdoba. No pone otra condición. Pueden ir la Iglesia, la Cruz Roja o cualquier institución que el gobierno escoja.

Pero ahora, es el Presidente quien no quiere.

La única luz de esperanza que ha tenido esta familia en 11 años, cuatro meses y 19 días, se está apagando porque el señor Presidente no permite shows… a menos que sean suyos.

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PD: Claro que hay más.


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