Diálogos de paz
"El gobierno venezolano propició el acercamiento
entre Santos y el ELN": comandante Antonio García
Por Marcha Noticias de Argentina
En la primera entrevista exclusiva después de la
realización del V Congreso del Ejército de Liberación Nacional -eln- de
Colombia, el histórico integrante del Comando Central de esta fuerza insurgente
revela detalles hasta ahora no conocidos del proceso de negociaciones que
llevan a cabo hace dos años con el gobierno de Juan Manuel Santos.
La clandestinidad en la que la totalidad de los mandos y
miembros del eln siguen forzados a mantenerse, impone que una entrevista de
este calibre deba desarrollarse por medios intrincados, también clandestinos.
En este caso, el intercambio se dio vía internet. Un
diálogo entrecortado pero de ida y vuelta, aunque para ello hubiera que esperar
horas o días para recibir las respuestas. Una conversación mediada por
mecanismos básicos de encriptación, condiciones que impone la fuerza
guerrillera como parte de una cadena de "postas" informáticas que
garanticen la seguridad del entrevistado.
El medio obliga a suponer el tono de voz, los gestos;
pero a la vez deja constancia directa de las respuestas del jefe militar del
eln, que aquí se vuelcan tal cual él las escribió sin mayor necesidad de
edición periodística.
¿Cómo, en qué circunstancia, se dio el primer encuentro
con el gobierno del presidente Santos?
Santos nos buscó. Sucedió hace dos años, a finales de
agosto de 2012, justo cuando oficializaron el acuerdo de La Habana con las
farc. Fue el gobierno venezolano quien propició la ocasión: aprovechó una cita
que nos brindó para escuchar nuestra lectura sobre la realidad vivida en
Colombia y nuestra visión sobre la paz en el momento.
¿Cuál fue la reacción de ustedes?
El gobierno colombiano conoce de sobra nuestra
disposición para el diálogo, pero nosotros no queríamos apostarle a la incertidumbre,
pues Santos tiene un discurso ambiguo, habla de paz y de guerra al tiempo. Pero
ante la sugerencia del presiente Chávez aceptamos escuchar a los emisarios del
gobierno de Santos.
¿Qué resultó de ese cara a cara?
Escuchamos sus puntos de vista, que no eran nuevos y que
tienen que ver con lo que ellos llaman criterios para establecer un diálogo con
la insurgencia: confidencialidad, diálogo directo y en el exterior. Varios de
esos criterios no los compartimos, pero de todas formas acordamos que en un mes
nos veríamos de nuevo.
¿Cómo se inició ese diálogo, qué tema trataron en primer
orden?
Como sucedió en otras ocasiones, esta tampoco fue
distinta. El mes de plazo se transformó por obra de ellos en siete, y la
siguiente jornada de trabajo acordada para dentro de cuatro semanas se pudo
realizar con 8 meses de retraso. El inicio de la exploración tuvo un alargue o
incumplimiento de treinta y dos semanas.
Es decir, en total hubo una pérdida de 15 meses, que no
es culpa nuestra. Pese a eso, el gobierno en ocasiones dice que este proceso
"marcha lento" o "con retardo" por culpa nuestra. Para
nosotros la lección quedó aprendida: el gobierno no tiene prisa ni urgencias
por la paz, así diga lo contrario.
¿Cuántas reuniones directas entre las partes se han
realizado hasta ahora?
Van cerca de 15 reuniones y tres largos ciclos de
intercambio durante un año. Cada ciclo toma, en promedio, dos o tres semanas de
trabajo continuo. Las reuniones son citas algo operativas. Son útiles para
desatrancar asuntos de la agenda y detalles operativos.
¿De los que ya mencionó como parte de la agenda común,
cuáles han sido los temas más empantanados?
Todos. Aunque suene raro, esto es así como resultado de
una lógica de imposición con la cual el gobierno llega a cada cita. El Gobierno
veda, impide acercarnos a temas como son: Fuerzas Armadas, economía, Estado,
soberanía nacional, cuestiones todas vinculadas a la génesis del conflicto.
Son tantas las prohibiciones, que surge una pregunta: ¿de
qué vamos a dialogar? Es evidente que la pretensión del gobierno Santos es
someternos. Una intención sin preocupación por la solución de los problemas del
país. La única materia que les interesa, es la de las armas y la rendición.
Pretenden desconocer, como dijo Nelson Mandela, que el uso de las armas no es
un asunto moral sino un asunto estratégico.
Esta máxima del luchador sudafricano es aplicable a
Colombia, donde el uso de las armas por parte de la insurgencia impide el total
manejo y abuso del poder, mantiene vigente y garantiza la posibilidad de un
camino de solución y búsqueda diferente para la cotidianidad de millones de
connacionales.
Además de Venezuela, ¿qué otros países contribuyeron al
encuentro y al avance de la conversación?
Varios gobiernos sirvieron de conducto para que se
hiciera contacto, bajo la condición de cumplir una fase exploratoria, directa y
en el exterior. Ahora, luego de casi dos años de contactos, hay tres tipos de
países vinculados a este proceso: garantes permanentes, garantes rotativos, y
países acompañantes.
¿Puede precisar cuáles son los países en cada una de esas
instancias y funciones?
El acuerdo de confidencialidad establecido nos impide
hacer esa precisión. Muy pronto, este pormenor será público. Sí podemos
adelantar que para nosotros es fundamental que el continente esté vinculado a
la paz de Colombia, y por esta vía, reducir las posibilidades de conflictos
armados en la región.
Considerando la historia de Latinoamérica y las
insurgencias, ¿temen a la injerencia de los Estados Unidos?
No es descartable. La historia nos alerta sobre este
particular. Consideramos que el interés fundamental de los Estados Unidos por
la paz de Colombia recae en desmovilizar a la insurgencia y proyectar una
imagen de guardián contra el narcotráfico. Espera poder contar con la totalidad
de las Fuerzas Armadas colombianas para apuntalarlas en su avance en el
continente, tras los recursos naturales y el control del territorio.
Además, no puede olvidarse que al enfrentar una
posibilidad de diálogo y negociación como la que estamos sorteando, para saber
cómo actuar, tenemos que traer a colación la coyuntura mundial, y aún más allá,
preguntarnos por el futuro del mundo, del continente y por el futuro de nuestro
propio país y de las amenazas que ya son evidentes y los tipos de guerra que ya
se preparan. El esfuerzo por la paz de hoy debe ser por ponerle fin al actual
conflicto y evitar los futuros en el continente. En esto hay una relación que
debemos tener en cuenta.
Teniendo en cuenta los resultados negativos de anteriores
procesos de diálogo, ¿cree que este intento sí saldrá airoso? ¿Con qué certezas
se presentan a este nuevo intento?
Sólo el tiempo dará su veredicto. Son las
transformaciones con las que proceda el establecimiento las que hablarán de su
real voluntad de cambio. Por nuestra parte, sabemos, podemos enumerar cinco
certezas:
La insurgencia no va a negociar por la sociedad, ni la
llegada al acuerdo de paz garantizará que la vida cotidiana sea menos
traumática que la vivida con el conflicto.
Una solución política del conflicto colombiano será
viable en la medida que el Estado reconozca la naturaleza política del
conflicto. De tal reconocimiento se desprende el carácter de las mismas medidas
o reformas que es necesario cumplir para remover las causas del conflicto,
entre las cuales hay entre otras, una importante: el cambio de la doctrina
militar que orienta el accionar de las Fuerzas Armadas.
Para que la negociación que apenas estamos redondeando en
su estructura formal gane dinámica, es fundamental que el Estado deje a un lado
su insuperable lógica de que la contraparte va a incumplir.
La paz no es un problema de simulacro político y manejo
mediático, con una dosificación que el establecimiento va entregando a la
sociedad de acuerdo a los intereses del Estado o del mismo Ejecutivo. No puede
ser así. Es necesario un manejo abierto de las Mesas de paz, que motive y haga
partícipe en estos procesos al conjunto nacional.
Es fundamental una democratización de la sociedad
colombiana. Es indispensable que el estado y que la clase política reconozcan
el carácter político del conflicto. Un sine quanom para nosotros, para poder
arrancar y ganar confianza en las posibilidades de un diálogo.
El eln es una fuerza alzada en armas, ¿por qué esa
insistencia en remarcar la naturaleza política del conflicto?
Mientras no acepten esta premisa, las soluciones que
definan serán erróneas. Aceptar esa definición "como político"
determina un diagnóstico que no es el que usa y favorece el poder y la clase
política. Diagnóstico que desprende un tipo de medidas e impone al conjunto
social las reformas que el país necesita para superar la situación de
conflicto. No podemos aceptar que el carácter del conflicto es ideológico, como
sucedió en la Guerra Fría, porque no lo es.
Tampoco que tiene por motivación el enriquecimiento
ilícito, y por tanto, que su motor es el narcotráfico, porque esta no es la
realidad ni es nuestro quehacer. Menos, que su naturaleza descansa en el
terrorismo. No, su naturaleza es política pues así permite afirmarlo el
contexto en medio del cual surgió y en el cual se prolonga por cincuenta años.
Hay una diferencia de caracterización del conflicto entre
el Estado colombiano y el eln de mucho tamaño. ¿Puede obviarse eso en favor de
la paz?
En la distancia como adversarios, en la conversación y su
transcurso, este tema no encuentra solución. Pero es una necesidad buscarle una
solución, por eso la sabiduría de la sociedad podrá contribuir en superar esta
dificultad, pues ahí radica la génesis del conflicto armado y por tanto el
nacimiento de la insurgencia hace más de cinco décadas.
¿Cuál considera que es el resultado, el acumulado
histórico, tras cincuenta años de existencia insurgente del eln? ¿Si mira hacia
atrás qué ve?
Lo hecho por nosotros no lo ha realizado ningún Estado
del mundo: 50 años sosteniendo una fuerza peleando, creando mecanismos para
construir una economía propia, unas formas de convivir con la sociedad en
distintas partes del país.
Recuerde que todo Estado tiene ingresos propios vía
impuestos que garantizan su funcionamiento. En nuestro caso, nosotros no
tenemos tales pagos garantizados, sin embargo nos hemos sostenido y aquí
seguimos.
Al volver la vista atrás y mirar nuestra continuidad y
realidad actual, veo una comunidad, un proyecto de vida donde están conectadas
varias generaciones. Aquí hay valores, principios. Hemos construido una forma
de ver y luchar por la vida, la nuestra y la de nuestro pueblo, con un sueño de
país que no es local sino continental y mundial.
Por esta causa decimos que a la hora de una posible
negociación, no nos pueden tratar con el rasero del Derecho normativo sino que
tienen que recurrir al Derecho consuetudinario. Recuerden que tenemos nuestras
propias leyes, nuestros centros de atención para todas las personas que hacen
parte de nuestras estructuras o están cercanas a las mismas, así como nuestra
política educativa.
Con nuestra visión sobre la vida, con los principios y
ética que la sustentan, formamos a nuestros hijos y a la comunidad cercana;
esos mismos niños y jóvenes que nos acusan de reclutar en contra de la
normativa internacional, pero que en la vida cotidiana el Estado persigue y
acosa.
Segunda parte de la entrevista realizada por Brecha de
Argentina
"Con el acuerdo de paz pretenden institucionalizar
todo lo que es funcional al modelo neoliberal"
¿Cuál es la agenda concreta que ya está acordada entre el
eln y el gobierno?
Hasta ahora, los puntos que se han ido trabajando y aún
faltan concluirse son: 1. Participación de la sociedad. 2. Democracia para la
paz. 3. Transformaciones necesarias para la paz (aún sin tratar). 4. Víctimas.
5. Fin del conflicto armado (aún sin tratar). 6. Implementación del acuerdo y
refrendación de los mismos.
Aún con dos aspectos decisivos pendientes, ¿cuál es el
margen de avance en cada punto?
En el primero, participación de la sociedad, el objetivo
es que el proceso de paz incida o modifique el curso mismo de la dinámica
política que el país conoce y ve. Del segundo, democracia para la paz, la
discusión y definición de qué debe hacerse para darle vida a una democracia
plena, real, aspecto que le corresponde asumirlo a la sociedad en pleno.
En el tercero, transformaciones necesarias para la paz,
los aspectos por transformar los debe identificar la misma gente, tomando en
cuenta que la paz no tomará forma y contenido un día después de firmar los
acuerdos. Para el cuarto, víctimas, es fundamental superar en conjunto: el
desplazamiento y sus causas, verdad, justicia, reparación, no repetición,
perdón y no olvido.
¿"No olvido" refiere al punto de las víctimas?
Es preciso mirar el conjunto. El desplazamiento (qué lo
originó, sus causas), identificar por qué la Justicia no actuó y por qué existe
y persiste el inmenso porcentaje de impunidad que reina en Colombia; la Corte
Penal Internacional -CPI- como evidencia de la inoperancia de la Justicia
nacional, reparación (más allá de lo económico y de lo punitivo, pues lo
esencial es cómo darle cabida a las víctimas dentro de la sociedad, y que tal
realidad no se repita), no repetición, perdón...
Y sí, no olvido, pues es la única manera de proceder para
que el cúmulo de violaciones a los derechos humanos que los más pobres del país
han vivido, no llegue a repetirse: son temas, enfoques y reivindicaciones que
deben abordarse de manera directa con las víctimas, no con nosotros.
¿El tema del narcotráfico no está entre los puntos hasta
ahora tratados?
Cuando el eln tuvo el interés para trabajar por la
superación de este fenómeno pocos se interesaron. Nosotros hemos sido claros y
explícitos en que nada tenemos que ver con el narcotráfico, no tenemos ni hemos
tenido cultivos, ni laboratorios, menos rutas o negocios, tampoco distribución
de ningún tipo.
Entendemos que es un fenómeno que ha permeado a la
sociedad y al Estado, y el eln estará dispuesto a hablar sobre el tema cuando
la sociedad pueda tratarlo en su conjunto. Por otro lado el Estado le dio la
franquicia de ese negocio a los paramilitares y usarán sus utilidades para
agredir a las comunidades y hacer contrainsurgencia. El Estado fue un aliado de
los paramilitares.
Pero hubo ensayos de otros caminos para alcanzar
acuerdos, por parte de grupos guerrilleros que se desmovilizaron...
Por qué no preguntar mejor, ¿qué habría pasado en el
país, como efecto del paramilitarismo, si toda la insurgencia hubiera firmado
acuerdos de paz hacia los años 90 del siglo XX? Tras veinte años de los
acuerdos de paz firmados por el M-19 y otras guerrillas, está demostrado que no
eran la solución para las demandas de justicia y vida digna, y que tales
acuerdos no resolvieron las demandas de justicia reinantes en Colombia.
¿Cómo calificaría al gobierno de Santos y su interés por
la paz?
La política de paz de Santos es de pacificación, de
sometimiento. El poder quiere aumentar tranquilo las ganancias; resalta que con
el acuerdo de paz pretenden institucionalizar todo lo que es funcional al
modelo neoliberal. Asumen convencidos que cuentan con una ventaja militar y que
la pueden aprovechar políticamente.
El Gobierno anda con el afán de mostrar resultados ante
el mundo, y de tapar que tienen una incertidumbre estratégica: la guerra cuesta
mucho, no tienen con qué sostenerla en el largo plazo, y su mismo desarrollo
bloquea o desestimula la llegada de nuevos capitales a invertir en el
territorio nacional.
¿Esa incertidumbre rompió la estrategia de no negociar y
la luna de miel entre el expresidente Uribe y el presidente Santos?
El diseño de la negociación que impulsa el Gobierno parte
del hecho de abrirle un nicho (así lo llaman) a la insurgencia para su
reintegración social, sin considerar al conjunto social. No entienden que la
negociación no es con la insurgencia sino que ésta debe ser con la sociedad en
su conjunto.
Es un diseño sin una pedagogía de paz que considere a
toda la nación sin partidismos, que aclare el origen y la responsabilidad histórica
de la confrontación, que cree y consolide un ambiente para el diálogo y que
estimule el interés y la participación del conjunto nacional por el tema de la
paz. Además, el Gobierno quiere actuar como arte y parte, pues ante la demanda
de reformas inmediatas y evidentes pretende fungir como garante.
Entonces, ¿qué pretende el eln de estas negociaciones?
Establecer una agenda que abra y permita a la sociedad
colombiana, por si misma (nosotros no podemos negociar en su nombre),
identificar y definir el país que sueña y que es posible hacer realidad. Un mal
acuerdo puede ser más perjudicial que el mismo conflicto que vivimos. Nosotros
no tenemos afán de firmar cualquier acuerdo.
Pues, dada su trascendencia puede perjudicar al país.
Hacer un correcto uso del tiempo en la construcción de una agenda y su diseño
para una solución es esencial en cualquier diálogo. Con la previsión de un
acuerdo que precise las reformas necesarias por definir y reglamentar y por
hacer realidad ahora mismo, no después de firmada la paz. Esto es importante
anotarlo y diferenciar. Mientras el gobierno ofrece confianza, nosotros
demandamos certezas.
Los delegados del gobierno insisten en que todo será
cumplido. Nosotros demandamos realizaciones inmediatas, medibles. Que la
sociedad pueda gozar de inmediato transformaciones en su vida cotidiana, como
garantía de que sí hay un cambio en el establecimiento. No solo repetir
promesas.
¿Qué ejemplo puede mencionar de eso que define como
indefinición gubernamental?
Ante demandas nuestras referidas a la ausencia de
democracia real, ellos ofrecen garantías que ya están en la Constitución pero
que no se cumplen. Lo correcto sería evaluar por qué no se cumple el mandato de
la Constitución.
Es decir, para el gobierno en Colombia hay democracia y
para nosotros no es así. ¿Cómo nos pueden ofrecer como garantía una Carta de
Derechos que ellos mismos violan constantemente? ¿De qué democracia hablan
cuando el activismo social y la oposición es perseguida y asesinada?
¿El eln considera que no hay democracia en Colombia?
Cuál democracia, cuando la política ha sido privatizada
por el capital particular y cuando los derechos básicos son negados en las
puertas de los hospitales. Cuando la gente continúa muriendo por falta de
alimento y al desempleo lo quiebran en las cifras oficiales, pero, la realidad
reafirma su drama cada día. El Gobierno parte del supuesto de que está es una
sociedad democrática. Esto es un claro error.
¿No es contradictorio afirmar esto ante la inminencia de
una Mesa de negociación?
No hacerlo sería un error y una indisposición para la paz
de fondo. No alcanzan a reconocer, pese a todas las evidencias, que este es un
Estado de minorías que no representa a la sociedad en su conjunto. Un Estado
sin legitimidad que tiene que acudir al autoritarismo para poder someter el
descontento social.
No aceptan o no quieren reconocer que aquí no hay
espacios para una vida plena de participación ciudadana. Los niveles de
injusticia que reinan son inocultables. No entienden que la ausencia de
democracia es lo que da pie a la insurgencia y que sin democracia será muy
difícil aclimatar la paz.
¿La posibilidad de conformar un nuevo partido político, o
el acuerdo para una participación en política de quienes se alzaron en armas,
no sería una solución?
Está a ojos vista que la política ha sido privatizada por
lo grupos de poder. En especial, por los económicos. Los partidos
tradicionales, supuestas correas de transmisión de los deseos sociales ante el
Estado, son simples operadores del poder y de los grupos económicos. La
sociedad debe tener la palabra.
¿Por qué a pesar de los intentos por dialogar, el
conflicto no mengua?
El Gobierno de manera constante amenaza. No es posible la
paz cuando se pretende golpear y asesinar cada día a la insurgencia. Podría decirse
que a diferencia de otros países, no existe aquí una política de Estado frente
a la paz.
Este gobierno, así como los anteriores, no tiene una
política de paz propiamente. Están parados en los manuales de negociación, por
eso apenas repiten la premisa de que la insurgencia está derrotada. Una postura
que supuestamente les permitiría un acuerdo rápido, en tanto la insurgencia
estaría urgida de firmar y salvarse.
¿El eln considera válido comenzar a hablar de
posconflicto?
No aceptamos esa denominación traída con acomodo. Dicha
posibilidad es un ilusionismo, eso no es posible. Ninguna sociedad vive sin
conflictos, su necesidad es aprender a vivirlos y saber resolverlos sin
necesidad de matarnos.
¿Cómo cree que va a afectar este proceso la coyuntura
electoral 2015?
Ya lo afectó. El gobierno utilizó la paz para polarizar
al país con propósitos partidistas. Pero hay que resaltar que la paz no puede
ser objeto de los intereses privados, la paz debe ser un proyecto colectivo.
Por eso, en las elecciones que vienen sería muy importante que la paz sea
bandera de todos los movimientos y partidos, constituyéndose en una manera de
vincular a todas las regiones a esta coyuntura de solución política del
conflicto.
¿Qué tiempo le dan a esta negociación?
Nadie puede determinarlo pues las variables son muchas.
Para nosotros, ojalá fuera mañana el momento de firmar los acuerdos. Como hemos
dicho, basados en hechos reales no en supuestos; para facilitar el desarrollo
de cualquier agenda estamos dispuestos a trabajar con la intensidad y
dedicación que sea requerida.