El parto de los montes con el que se pretende destruir al Polo
Por Jorge Gómez Gallego*
Con varios ademanes horrorosos
los montes de parir dieron señales;
consintieron los hombres temerosos
ver nacer los abortos más fatales.
Después que con bramidos espantosos
infundieron pavor a los mortales,
estos montes, que al mundo estremecieron,
un ratoncillo fue lo que parieron.
Félix María Samaniego
Al presentar el informe de la Comisión de Seguimiento a la Contratación del Distrito, el pasado miércoles asistimos a un auténtico parto de los montes. Gustavo Petro había anunciado y aplazado varias veces la presentación de las conclusiones de la comisión cuyo nombre es más largo que sus resultados, y lo había hecho preocupándose de generar una gran expectativa y hacer el mayor ruido posible. Como una especie de novelón por entregas.
Debo confesar que leí con detenimiento el resultado de tan pomposa comisión, pues tenía una gran molestia por el daño que denuncias de este tipo le hacen al proyecto político más importante de la izquierda colombiana de todos los tiempos. Y el daño se causa tanto si las denuncias son ciertas, o si no lo son como en este caso, en el que hay mucho tilín tilín y nada de paletas.
Por eso también albergaba algún temor en el sentido de que la investigación hubiera encontrado en nuestras filas alguna manzana podrida, ya que siendo los militantes del partido ciudadanos expuestos a las peores influencias de una sociedad asolada por la corrupción, algunos de ellos pudieran resultar involucrados en algún acto indebido.
La verdad es que el informe no aporta una sola prueba o indicio grave que conduzca a abrir una investigación penal o disciplinaria contra militante alguno del POLO en Bogotá. En realidad solamente ha servido para armar un gran escándalo mediático, pero no para destapar una olla podrida como nos habían anunciado con bombos y platillos.
¿Y todo porqué o para qué? Hasta la gran prensa, tan interesada en acabar con el POLO, ha pillado a Petro en sus pretensiones. Dice la misma Revista Semana que publicó el informe, en su edición escrita: En el caso de Petro, la agenda era política. Quería sacarse un clavo con el Polo, que no lo aceptó como presidente, y quedar posicionado como un gladiador contra la corrupción para una posible candidatura a la Alcaldía.
Esta estrategia le funcionó ante el grueso de la opinión pública que ve televisión, pero no tanto ante los conocedores del tema. Porque más que aportar pruebas reales lo que hizo fue recopilar y ensamblar todo lo que estaba en forma dispersa sobre la mesa. En esta había muchos indicios, especulaciones y coincidencias que daban para sospechas y suspicacias.
Sin embargo, no había ninguna evidencia contundente y era por eso que el escándalo no había explotado públicamente. Como la mayoría de las denuncias de Petro siempre han contenido carne de verdad, se pensó que en este caso sería lo mismo. No fue así.
Una vez terminado el proceso electoral que culminó con la elección de Juan Manuel Santos como Presidente, Gustavo Petro trazó dos objetivos claros en su agenda política, una asumir el control de la dirección del POLO y otra, tender puentes que lo llevaran a colaborar con el gobierno de unidad nacional. Para lo primero pretextaba que había obtenido como candidato del POLO una respetable votación, y para lo segundo, que el nuevo gobierno estaba rectificando el rumbo del anterior.
No tiene razón ni en lo uno ni en lo otro. Tener una buena votación no es condición para ejercer la Presidencia del POLO, para ello están establecidos unos mecanismos estatutarios claros, y la verdad es que Petro no consiguió los apoyos suficientes, con la anotación de que al primero que solicitó respaldo para lograr su cometido, fue al senador Iván Moreno.
Pero de otro lado, el POLO, al analizar el programa de gobierno, los proyectos anunciados en materia legislativa y los nombres de los funcionarios seleccionados para las principales dignidades, identificó sin dificultad que la Administración Santos será una versión maquillada de las dos anteriores, y en consecuencia, ratificó su decisión de encabezar la oposición parlamentaria y de impulsar y ponerse a la cabeza de las lucha de masas contra la profundización del modelo económico, político y social.
La actitud de Petro ha sido la de colocarse al margen de la institucionalidad y la normatividad del partido, pero más grave aún, adelantar una campaña para destruirlo figurando formalmente aún como afiliado.
Los polistas debemos rechazar tan detestable procedimiento, exigir a Petro que si se va a quedar, lo haga respetando nuestros acuerdos fundacionales, programáticos y estatutarios, de lo contrario que se vaya a materializar los acuerdos que dice haber logrado con el gobierno, que son incompatibles con nuestra política.
Bogotá es el epicentro de esta batalla. Es evidente que desde el gobierno anterior existe un complot de la derecha, fríamente calculado para quitarle al POLO la Alcaldía de esa ciudad, considerada la segunda posición más importante del país después de la Presidencia de la República.
Por ello es imperativo que la administración que preside Samuel Moreno obre con toda claridad, que los ciudadanos y los órganos de control tengan acceso a toda la información para establecer que es cierto y que no en medio de tantas conjeturas y consejas.
Es obligatorio que en el POLO se haga un examen detallado, que permita mostrar a la opinión pública la actuación de todos y cada uno de los funcionarios que a su nombre actúan en la Alcaldía.
Si de ese examen resultase que algún afiliado o afiliada, ha incurrido en conductas indebidas, debe ser sancionado con todo el rigor de nuestros estatutos, sin perjuicio de las sanciones legales a que haya lugar. En eso no tengo la menor duda.
Pero al mismo tiempo, en esta batalla es inaceptable, que para lograr objetivos políticos, legítimos o no, se recurra al expediente rastrero de destruir lo que no se puede controlar. Ese es, por antonomasia, un acto de alta corrupción.
*Diputado Asamblea Departamental de Antioquia Polo Democrático Alternativo
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