Mapiripán 12 años
¡Que no se olvide, que no se repita!
En medio de amenazas de paramilitares y hostigamientos del ejército, 450 personas realizaron con éxito la Caravana de la Memoria por la Vida y la Paz hasta el sitio en que se perpetraron los demenciales crímenes
Por Camilo Raigozo. Voz
Momentos en que el monumento de homenaje a las víctimas de Mapiripán era colocado sobre el obelisco. Foto Camilo Raigozo.
Al cumplirse exactamente 12 años de la masacre de Mapiripán, Meta, perpetrada conjuntamente por paramilitares, el Ejército, la Policía y tropas estadounidenses que permanecían en la zona, una caravana de la que formaron parte familiares de víctimas, organizaciones sociales,
defensoras de derechos humanos nacionales y extranjeras, sindicatos, asociaciones de personas desplazadas, estudiantes y periodistas, entre otras, logró llegar hasta el sitio donde entre el 16 y el 20 de julio de 1997 fueron cruelmente torturadas y asesinadas al menos 49 personas y desaparecidas más de 20.
La Caravana, que contó con el acompañamiento de representantes del PNUD, Defensoría del Pueblo, Oficina de Paz de Villavicencio, Arquidiócesis de Villavicencio, Diócesis de Granada, Meta, Diócesis de San José del Guaviare,
Brigadas de Paz Internacional y del Observatorio Internacional de Paz, partió de Bogotá a las dos y media de la madrugada del 18 de julio pasado. A su paso por Villavicencio se adhirió otro buen número de personas.
Hostigamiento del ejército
En el puente Nowen sobre el río Guaviare que une a los departamentos de Meta y Guaviare, la Caravana fue recibida por un nutrido número de personas, y organizaciones sociales de esa localidad que presentaron varios actos culturales. Desde el puente fueron arrojados al río 49 claveles blancos en homenaje a cada una de las víctimas.
El arribo a San José del Guaviare tuvo lugar hacia las dos y media de la tarde y allí se realizó una marcha por las principales calles de la ciudad. En el recorrido, varios sujetos fotografiaron y filmaron a los marchantes.
Uno de los sujetos de forma descarada inquirió de una de las participantes que le indicara el itinerario completo de la Caravana pero fue abordado por personas del acompañamiento internacional y periodistas.
Resultó ser José Alirio Contreras Beltrán, miembro de inteligencia del Batallón Joaquín París, batallón que colaboró con los ‘paras’ en la masacre de Mapiripán, según el resultado que arrojan las investigaciones hasta hoy. El militar de civil fue entregado a la Policía y obligado a borrar las imágenes que poseía de personas de la Caravana.
En Mapiripán, luego de navegar durante cinco horas por el majestuoso río Guaviare, la Caravana realizó un desfile por su calle principal y visitó los sitios emblemáticos donde los paramilitares hicieron su festín macabro con personas indefensas.
En el parque principal se llevó a cabo una homilía y varios actos culturales ofrecidos a la memoria de las vícitmas. Tanto las organizaciones componentes de la mesa de trabajo, como los habitantes de Mapiripán y San José del Guaviare habían sido amenazados previamente por paramilitares del régimen, por organizar y participar en el evento.
Deuda pendiente
Cerca del potrero que sirve como aeropuerto de Mapiripán, en la esquina del centro educativo Jorge Eliécer Gaitán, fue erigido como homenaje a las víctimas un monumento de tres metros de altura denominado por su autor, el artista, Luís Alfredo Castañeda, 'La sangre de nuestros mártires renacerá la nueva patria'.
Es un puño de gran tamaño elaborado en fibra de vidrio. La Caravana pernoctó esa noche en la localidad y emprendió el regreso a sus sitios de origen a las tres de la madrugada del lunes 20 de julio.
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En 2005 la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado colombiano por colaboración entre la Fuerza Pública colombiana y los paramilitares en la masacre. Hasta el momento, de las 49 víctimas reconocidas por el jefe paramilitar Carlos Castaño, solo 11 han sido identificadas, de estas nueve han sido indemnizadas y el resto siguen desaparecidas.
Eduardo Carreño, del Colectivo José Alvear Restrepo, denunció que aún no han sido identificados y condenados todos los responsables del régimen cómplices de la masacre, como tampoco ha habido verdad, justicia y reparación. Es una deuda pendiente que el Estado debe pagar.
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