Ex diputada de la UP Beatriz Gómez rechaza acusación del presidente Uribe
Señor
Álvaro Uribe Vélez
Presidente de Colombia
Señor Presidente,
Beatriz Gómez Pereañez, ex-diputada a la Asamblea de Antioquia por la Unión Patriótica, le demando en ejercicio de mis derechos constitucionales una rectificación pública de la grave y falsa imputación que me ha hecho en su condición de Presidente de la República.
Con perplejidad e indignación escuché que en la reciente cumbre presidencial del Grupo de Río, celebrada en República Dominicana, usted mencionó mi nombre y apellidos para ejemplarizar conmigo un supuesto otorgamiento de protección bajo su mandato a quienes usted llamó los « diputados de las FARC», agregando que merced a tal garantía me encuentro con vida.
Ni lo uno ni lo otro, señor Uribe, falta usted doblemente a la verdad: ni yo fui diputada de las FARC ni usted me dio la protección debida y mucho menos las garantías que estaba obligado a darme.
Fui diputada en representación de la Unión Patriótica, movimiento político con personería jurídica concedida por el Consejo Nacional Electoral conforme a la Constitución y la Ley.
Cuando apenas transcurría la mitad del periodo constitucional para el cual fui elegida, debí abandonar el cargo y si aún estoy viva es por haber salido del país tras las graves amenazas contra mi vida, proferidas a raíz de los debates políticos que contra su administración promoví en la Asamblea de Antioquia y, en particular, contra la creación de los grupos Convivir, tan frenéticamente fomentados por usted y su secretario de Gobierno Pedro Juan Moreno Villa.
A nadie escapa la magnitud de las consecuencias que para un ciudadano implica el hecho de ser señalado falsamente de pertenencia a un movimiento insurgente, nada menos que por el propio Presidente de la República.
Esa mendaz afirmación, en la cual ofició de consueta su asesor de cabecera José Obdulio Gaviria, primo del extinto narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, fue ampliamente difundida por los canales de radio y televisión y por vía interne de múltiples países que transmitían el evento, y recepcionada por las agencias de la CIA, la DEA, la Interpol y, claro está, de la cual tomaron nota los grupos paramilitares que apoyan su gobierno.
Dicho por una persona del común lo que usted temerariamente dijo sobre mí sería una falsa imputación y una mentira. Pero dicho por usted, prevalido de la investidura de Presidente de la República, entraña, además, colocarme una diana en el pecho para que apunten los sicarios.
Después de tan grave sindicación, ¿puedo acaso regresar al país sin el riesgo evidente de ser víctima del terrorismo de Estado? De lo que pueda ocurrirme lo responsabilizo a usted como determinador.
El hecho objetivo es que durante su mandato en Antioquia no tuve garantías como dirigente política de la oposición y ferviente luchadora por la paz, como no las tengo ahora como simple ciudadana siendo usted presidente del país.
Tampoco las tuvieron entonces los concejales, alcaldes, dirigentes y militantes de la Unión Patriótica perseguidos y asesinados, ni los defensores de derechos humanos y abogados de presos políticos ejecutados sumariamente , ni los sindicalistas y centenares y centenares de obreros y campesinos masacrados o desaparecidos en Antioquia, muchos más que en el resto del país, cuando usted fue gobernador y propició la creación de las cooperativas de seguridad Convivir, verdaderas formas encubiertas de paramilitarismo, de una de las cuales fue presidente el jefe paramilitar Salvatore Mancuso.
Lo emplazo públicamente, Señor Presidente, a que presente las pruebas que respalden su aseveración y a dar explicaciones del silencio que guardó sobre tan grave asunto durante más de once años desde que fui diputada de la UP.
Como está usted en la imposibilidad absoluta de presentar prueba alguna, por tratarse de una falsa imputación, le pido que se retracte públicamente de su dicho.
De no hacerlo, me veré determinada a interponer una acción de tutela en defensa de mis derechos fundamentales, para que sea la administración de justicia quien lo obligue a retractarse, como obligó en histórica sentencia la Corte Constitucional a retirar de su campaña presidencial la oprobiosa « cuña de la muerte », enarbolada contra la memoria honrosa de los miles de mártires de la Unión Patriótica y la dignidad de los familiares y sobrevivientes del genocidio.
Su actitud enfilada contra una opositora en el exilio forzado ha estado desprovista de toda razón. Ha faltado usted presidente Uribe a la verdad, ha vulnerado usted mis derechos y ha ofendido usted el decoro y la majestad que implican el ejercicio de la investidura presidencial.
Beatriz Gómez Pereañez
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