Terrorismo de Estado
Fuerzas oscuras del régimen asesinaron otro hijo de Ana
Fabricia Córdoba, reclamante de tierras
Por Camilo Raigozo. Notimundo
El Estado terrorista que padece Colombia acabó con la
vida de otro de los hijos de la activista social, reclamante de tierras y exsobreviviente
del terror de la estrategia paramilitar en Urabá, Ana Fabricia Córdoba.
La saña del régimen no ha claudicado en el objetivo de
exterminar por completo a la familia Ospina Córdoba, utilizando para ese
trabajo sucio a paramilitares y todo tipo de sicarios.
El ataque a la familia empezó por la época en que nació
la Unión Patriótica y un hermano de Ana Fabricia fue militante activo de ese
partido político en Urabá, al punto que fue elegido concejal en Apartadó.
En el año 2000 utilizando la estrategia paramilitar, el
régimen asesinó al esposo de Córdoba y a uno de sus hijos. Ante las amenazas de
exterminio y para proteger lo que le quedaba de familia Fabricia se desplazó
forzadamente a Medellín un año después.
Allí organizó a las comunidades del barrio La Cruz al nororiente
de Medellín, con las que denunció la vergonzosa complicidad existente entre la
Policía y los paramilitares, lo que sin duda no le perdonaron.
Fue así como en uno de los atentados, paramilitares
llegaron a su casa para asesinarla pero logró evadir la muerte. Sin embargo su
segundo esposo no corrió con la misma suerte y lo mataron. En el 2004 fue
detenida, arbitrariamente por los cuerpos represores del régimen y encarcelada
durante dos meses acusada de pertenecer a las FARC EP.
Después los criminales violaron sexualmente a una de sus
hijas y asesinaron a su hijo Carlos Mario Ospina de 13 años. Ana Fabricia responsabilizó
del crimen a la Policía del barrio La Cruz, cuyos miembros perseguían y
torturaban a los jóvenes en complicidad con paramilitares.
Por las denuncias su casa fue allanada en varias
ocasiones de manera ilegal y arbitraria, así como también fue amenazada y
acusada de ser guerrillera.
La saña del régimen siguió su camino de exterminio y fue
así como el 7 de julio de 2010 su hijo Jonatan Arley Ospina de 19 años de edad
fue asesinado. Como en el caso anterior y con fundamento, Ana Fabricia culpó
del crimen a la Policía lo que generó el recrudecimiento de las amenazas contra
su vida y la de su familia.
Ella había denunciado decenas de veces ante el Estado las
amenazas y atentados de las que eran
víctimas. Igual número de veces pidió la protección del régimen, sin embargo su
voz nunca fue escuchada.
Por el contrario, el 7 de junio de 2011 Ana Fabricia
Córdoba, de 57 años de edad, fue asesinada por un sicario que le disparó en la
cabeza cuando viajaba en el interior de un bus de servicio público.
Sin embargo su muerte no le dio fin a la perversa
estrategia de aniquilamiento de la familia. Este sábado 1 de febrero de 2014,
al filo del mediodía, las fuerzas sicariales del régimen criminal y violento que
padece Colombia asesinaron en su sitio de trabajo, un lavadero de carros, a Carlos
Arturo Ospina Córdoba, de 22 años de edad. Desde luego, su muerte también quedará en la impunidad.