martes, enero 15, 2008

Colombia en el espejo de Comala
El Tiempo, enero 2 de 2008

En Colombia la clase baja quiere ser mexicana, la clase media ser gringa y la clase alta ser inglesa. Pero todas, sin duda, se emborrachan con mariachis y corridos mexicanos. El problema no sólo es de música, también la élite colombiana quiere tener un tratado de libre comercio con los EEUU, como lo tiene México.

México, para los predicadores del libre comercio, es el ejemplo que se debe seguir porque demuestra lo que los TLC pueden hacer por el crecimiento. Hay una ley de gravedad entre exportaciones y crecimiento, entre más se exporta más crece la economía. Y de aquí se deduce que la pobreza disminuye, el bienestar de la gente mejora, etc.

Sin embargo, resulta que no, aunque le dé coraje a más de uno. México sí exporta e importa más con el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), del cual es socio con EEUU y Canadá, que antes; pero, su crecimiento ha sido más que mediocre, y los pobres no han tenido otra opción que emigrar a su vecino del norte.


Desde enero de 1994, cuando el TLCAN entró en vigor, la economía mexicana ha crecido de forma muy deficiente. Entre 1994 y 2005, el crecimiento del producto interno bruto real per cápita sólo fue en promedio de 1.3 por ciento al año.

Por otro lado, el ingreso per capita de México respecto al de Canadá era 36% en el 1994, ahora en el 2007 es 32%. Igualmente, el ingreso per cápita de México respecto al de EEUU era 28%, y ahora es 25%, para los mismos años.

Incluso la tasa de crecimiento de México durante el TLCAN ha sido 54% más lenta de lo que fue entre 1950-1980, con 2.8 puntos porcentuales anuales por debajo. México creció más cuando fue proteccionista, un resultado que se pasa por alto.

En cuanto al mejoramiento de la situación de la pobreza en México, Gerardo Esquivel, del Colegio de México, de acuerdo con La Jornada, afirmó que sólo el 1% logró superar la pobreza en los 14 años de vigencia del TLCAN, sobre un total de 50% de la población en extrema pobreza. Sin embargo, en México los ricos son más ricos, de acuerdo con el BM:

"En 1996, la base de datos de Forbes registraba a diez multimillonarios mexicanos, con una riqueza total neta de US$ 24 mil millones contra US$ 51 mil millones en 2000 (...). Los multimillonarios tienen un ingreso potencial de casi (...) 14.000 veces el del promedio de la población".


Además, y lo que es más que sorprendente: El ingreso permanente del mexicano Carlos Slim, el hombre más rico del mundo con 60.000 millones de dólares, calculado por Martin Wolf del Financial Times, equivalente a unos 3.600 millones de dólares, es igual al ingreso corriente de los 10 millones de mexicanos más pobres. Y no fue el mercado y la innovación, a través de la competencia, lo que hizo a Slim el hombre más rico del mundo.

No, fueron sus conexiones políticas y el control casi monopólico de las comunicaciones de Telmex en México, de la que se apoderó a través de las relaciones políticas con Salinas de Gortari, lo que convirtieron a un exitoso hombre de negocios en un súper-rico.

La vía de México para hacerse rico es la misma en todo Latinoamérica: El capitalismo de amiguetes, y es la respuesta a la pregunta de Juan Rulfo: "¿Dónde está la fuerza que causa nuestra miseria? Y hablo de miseria en todas sus implicaciones".

Sobre los efectos negativos del TLCAN sobre el México rural se pueden enumerar los siguientes: 1. Se perdieron 2 millones de empleos agropecuarios. 2. Cada año 300 mil mexicanos rurales emigran a EEUU.

Entre 1980-2002, la emigración rural a EEUU creció 500%. 3. La producción de alimentos se estancó, y la dependencia alimentaria es cada vez mayor. Las importaciones mexicanas de alimentos desde EEUU están cerca de los 10.000 millones de dólares anuales.

El costo de las importaciones de maíz son 30% menores a los costos de producción, pues es vendido a precios de dumpimg, gracias a los elevados subsidios agrícolas de EEUU. Estos bajos costos han hecho, que amplios sectores campesinos abandonen el cultivo. 4. Los campesinos, con un acceso cada vez más limitado al crédito a tasas de interés elevadas, están perdiendo sus tierras, mientras estas quedan en manos de grandes empresas comerciales.


Ahora, a partir del primero de enero de 2008, cuando entró en vigor del desmonte arancelario agropecuario del TLCAN, los aranceles protectores para el maíz, el fríjol, la leche en polvo, y el azúcar fueron eliminados, dejando el campo mexicano a merced de la competencia de los productos estadounidenses, producidos con altas productividades y que reciben subsidios del gobierno. Numerosos analistas, así como numerosos sectores políticos presagian la continuidad de los malos tiempos, como hasta ahora, para los campesinos mexicanos.

Sí el gobierno colombiano quiere saber qué pasará con la economía, y con el campo colombiano, en particular, en las próximas décadas, después de que se apruebe el TLC con Estados Unidos, por parte del congreso estadounidense, sólo tiene que mirar hacia nuestros hermanos de Comala, que viven en un pueblo desolado, y sin esperanzas. Bueno, también está la tentación de ser superricos.


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