martes, noviembre 19, 2013

Catatumbo, Norte de Santander
Ejército y Policía hostigan al dirigente Juan Carlos Quintero
Por Camilo Raigozo. Notimundo

El pasado 15 de noviembre el vicepresidente de la Asociación Campesina del Catatumbo, Ascmacat, Juan Carlos Quintero Sierra,  se dirigía en compañía de dos escoltas del esquema de seguridad asignado por la Unidad Nacional de Protección, al corregimiento de San Pablo municipio de Teorama.

La finalidad del viaje de Quintero Sierra era asistir a la Audiencia Popular con la comunidad y presidentes  de 27 juntas de acción comunal, para socializar los acuerdos alcanzados por Ascamcat y representantes del el gobierno departamental y nacional.

A las 6 de la tarde el automóvil en que se movilizaba Quintero fue detenido en un retén del Ejército en la base militar La Esmeralda en el municipio de Convención, denunció la asociación campesina.

El retén estaba integrado por unos 20 militares comandados por el capitán Robinsón Rincón Meza del Batallón Plan Energético y Vial 10.

Los militares les ordenaron que abandonaran el vehículo, lo que no fue atendido, ya que las indicaciones de seguridad emanadas de la Unidad Nacional de Protección recomiendan no bajarse del vehículo a menos que sea en una estación de la Policía Nacional.

Durante el tiempo de retención uno de los militares, quién no portaba identificación, fotografió el vehículo y las placas del mismo, ante lo cual se le hizo saber el atropello al capitán Rincón, el cual solo le llamó la atención al soldado.

La retención ilegal a Juan Carlos Quintero y sus dos escoltas duró unos 30 minutos, dejándolos proseguir su camino a las 6 media de la noche.

El hostigamiento contra Quintero Sierra y sus dos escoltas continuó el 19 de noviembre del 2013. A las 9 de la mañana,  cuando se realizó una audiencia con los presidentes de 18  juntas de acción comunal, el alcalde y el secretario de gobierno de San Calixto, los escoltas fueron retenidos y conducidos por el ejército, a la estación de policía.

A las 11:15 de la mañana, terminada la reunión, Juan Carlos Quintero y el personal de su seguridad emprendieron el regreso a Cúcuta. A los 10 minutos, a las afueras de San Calixto en una zona desolada unos 30 militares habían montado un retén.

Una vez detenido el vehículo se le exigió a los militares que se identificaran a lo que uno de los uniformados dijo que era el capitán, pero no se quiso revelar el nombre.

Ante la orden de bajar del vehículo, se le explicó nuevamente que por recomendaciones de la Unidad Nacional de Protección no debían abandonar el carro.

Los militares intimidaron a los ocupantes y los amenazaron con llamar a la Policía, como efectivamente sucedió.

Los efectivos de la Policía estaban comandados por el sargento Otálora y sometieron a quintero y sus escoltas a un interrogatorio ilegal.

“Una vez llegó la policía empezaron a indagaron sospechosamente sobre la Mesa, sobre cómo va el Paro y dónde está el doctor Jerez.  Además el Grupo de Operaciones Especiales, Goes, le indicaban al perro para que buscara coca en el carro”, dice un aparte de la denuncia.

Los militares hicieron señalamientos y husmearon abusivamente el interior del vehículo buscando supuestamente algo ilegal.

Hicieron bajar a los escoltas y verificaron el permiso de porte de armas a pesar que ya lo habían hecho horas atrás en la estación de Policía. Las dos personas fueron sometidas a interrogatorio donde los policías les hicieron preguntas tales como, “¿quién es el máximo líder de ustedes?”.

Quintero Sierra logró  comunicarse con los otros miembros de Ascamcat que precisamente estaban reunidos con representantes del gobierno en la Mesa Técnica de la Mesa de Interlocución y Acuerdo, MIA.

Quienes estaban en la reunión se comunicaron con el viceministro del Interior, la secretaria de gobierno departamental, Naciones Unidas, la Mesa de Garantías, Mariana Escobar, directora del Departamento para la Prosperidad Social e interlocutora del gobierno con Ascamcat, el alcalde de San Calixto, un representante de la Defensoría del Pueblo y Ministerio de Defensa.

En este último atendió el Capitán Ariza quién habló telefónicamente con el sargento Otálora y luego de más de una hora de retención arbitraria los militares permitieron que Quintero siguiera su marcha.



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