martes, mayo 28, 2013

Avances históricos de las conversaciones de paz en La Habana
Gloria Inés Ramírez Ríos
Senadora de la República elegida por el PDA

El domingo 26 de mayo de 2013, los equipos que representan al Gobierno Nacional y las FARC-EP en las conversaciones de paz, dieron a conocer en La Habana el acuerdo suscrito bajo el título “Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma rural integral”, que sintetiza el trabajo realizado durante los últimos seis meses sobre el primer punto de la Agenda de discusiones.

Se trata de un hecho histórico, no sólo porque en los diversos intentos de negociación es la primera vez que se firma un acuerdo de esta naturaleza, sino porque es bien sabido que los problemas del campo colombiano están en la raíz misma del conflicto que ha vivido el país durante medio siglo y su solución es requisito indispensable para alcanzar la paz.

Aunque los compromisos de confidencialidad no permiten conocer, por ahora, el texto íntegro del documento, las partes aseguran que “Lo que hemos convenido en este acuerdo será el inicio de transformaciones radicales de la realidad rural y agraria, con equidad y democracia”.

Según lo dicho por las partes, quedan algunos puntos pendientes que podrán ser retomados posteriormente, entre ellos, el latifundio, la minería y las empresas transnacionales y algunos aspectos relacionados con las zonas de reserva campesina, lo que no obsta para reconocer la importancia histórica de los avances logrados.

El próximo 11 de junio, las partes abordarán el tema de la participación política, sobre el cual se realizó recientemente un foro nacional que produjo abundantes iniciativas, por lo que esperamos que sobre este asunto, que también está en la base del conflicto, se logren acuerdos para hacer de Colombia un país con democracia real y para garantizar la posibilidad de que la insurgencia pueda hacer política desde la vida civil.

Como era de esperarse, los únicos descontentos con el acuerdo son los guerreristas empedernidos que se agrupan bajo las banderas del uribismo, cuya pretensión es prolongar indefinidamente la guerra sin que les importe la tragedia del pueblo colombiano.

De ahí la importancia de continuar movilizando a las masas para defender el proceso y para demandar de las partes que no se levanten de la mesa de conversaciones hasta tanto no logren un acuerdo final para resolver el conflicto social y armado de nuestro país.

De ahí también la necesidad de que los acuerdos sean refrendados por una asamblea nacional constituyente, que es la mejor manera de ponerlos a salvo de eventuales burlas por parte de quienes pretender seguir monopolizando el poder para ponerlo al servicio exclusivo de sus intereses.

No congratulamos de los avances logrados y reafirmamos nuestro compromiso con la lucha por la paz con democracia, justicia social y soberanía nacional, para construir una Colombia en la que todos sus habitantes puedan vivir en verdadera libertad y con dignidad.

Bogotá, D.C., 28 de mayo de 2013



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