Por: Camilo Raigozo
El pasado10 de marzo, la Asociación Nacional de Zonas de
Reserva Campesina, Anzorc, le envió una carta abierta a la Mesa de Diálogos de
La Habana, pidiéndoles al Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia, FARC-EP, que le permita su participación directa
en la mesa de conversaciones, por ser los campesinos las principales víctimas
del conflicto y potenciales
beneficiarios de la paz.
Además, Anzorc invitó a las dos partes sentadas en la
mesa para que asistan e intercambien criterios con el campesinado en el marco
del Tercer Encuentro Nacional de Zonas de Reserva Campesina que se va a
realizar los próximos 22 y 23 de marzo en el municipio de San Vicente del
Caguán, Caquetá.
Las Zonas de Reserva Campesina, ZRC, están consagradas en
la ley 160 de 1994, como figura de ordenamiento territorial y tienen la
finalidad de: contener la extensión de la frontera agrícola; evitar la
concentración de la propiedad de la tierra; garantizar la soberanía alimentaria
del país; regular la ocupación de la tierra;-
aprovechar las tierras baldías; desarrollar y ejecutar
propuestas integrales de desarrollo rural; crear las condiciones para la
consolidación de la economía campesina; facilitar la ejecución integral de las
políticas de desarrollo rural; fortalecer los espacios de concertación social,
política, económica, ambiental y cultural, entre el Estado y las comunidades
rurales, entre otros beneficios.
En la actualidad hay seis ZRC constituidas: Cabrera
(Cundinamarca), Calamar (Guaviare), El Pato (Caquetá), el sur de Bolívar
(Bolívar), el valle del Río Cimitarra (Antioquia y Bolívar) y en el alto Cuembí
y Comandante (Putumayo).
Sin embargo las comunidades campesinas de todo el país
han venido organizándose y están construyendo al menos otras cincuenta ZRC en
9.5 millones de hectáreas de tierra. Sobresalen de estos proyectos: Catatumbo,
Lozada- Guayabero, las cuencas de los ríos Güejar y Cafre en San Juan de
Sumapaz, Montes de María y el Cesar, entre otras.
El tema sobre las ZRC ha sido incluido como aspecto
central de la agenda sobre desarrollo rural y acceso y uso de la tierra, en el
marco del Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción
de una Paz Estable y Duradera, suscrito entre el Gobierno Nacional y las
FARC-EP.
En su respuesta a la carta de Anzorc, las FARC EP no solo
apoyan la iniciativa de los campesinos de querer participar directamente en los
diálogos de paz, sino que también defienden las iniciativas populares de exigir
que la sustracción territorial a las Zonas de Reserva Forestal sean destinados a dar acceso gratuito a la tierra
a quienes no la tienen o poseen muy poca.
Al mismo tiempo las FARC- EP coinciden con el campesinado
en que las Zonas de Reserva Campesina son una iniciativa agraria de paz y por
ende merecen todo el respeto y apoyo institucional y el compromiso inmediato
del Gobierno Nacional de formalizar el total de las 9.5 millones de hectáreas
de tierra que hoy comprenden los procesos organizativos a nivel nacional.
Por su parte el Gobierno por intermedio del ministro de
Agricultura, Juan Camilo Restrepo, en contestación a la misiva de Anzorc dijo
que, “las Zonas de Reserva Campesina no son para crear republiquetas
independientes” y rechazó de plano el anhelo del campesinado de crear nuevas
Zonas de Reserva Campesina en 9.5 millones de hectáreas de tierra.
“El Gobierno no comparte, de ninguna manera, la opinión presentada desde La Habana, por
algún vocero de Las FARC, de
instalar zonas de reserva campesina en 9 millones de hectáreas. Esto no solo
sería un disparate, sino que de ninguna manera se le podría dar autonomía o
soberanía a dichas zonas.
"Esto iría contra la Ley, contra Constitución misma de
Colombia y contra el espíritu con el que fueron creadas”, dijo entre otras
apreciaciones Restrepo en el marco de un foro realizado por El Tiempo y la
Universidad El Rosario.
Según algunos medios, el ministro también señaló que al
Gobierno del presidente Juan Manuel Santos
no se le ha pasado por la cabeza ni aceptará lo sugerido en La Habana
porque, entre otras consecuencias, supondría fraccionar el país como si fuera un mosaico.
Igualmente mencionó que aunque hay muchas solicitudes no
ha autorizado nuevas ZRC y agregó que sólo se consideraría la creación de otras cuando estén dadas a satisfacción
todas las condiciones de seguridad requeridas.
En cuanto a la invitación de los campesinos para que el
Gobierno esté presente en el Tercer Encuentro de Zonas de Reserva Campesina que
se realizará el 22 y 23 de marzo en San Vicente del Caguán, Juan Camilo
Restrepo dijo que Gobierno no asistirá.
Resulta contradictorio que el Gobierno por intermedio del
ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, continúe atacando y
estigmatizando a las comunidades campesinas que conforman las Zonas de Reserva Campesina existentes, así
como a las organizaciones campesinas que las están construyendo, y al mismo
tiempo sostenga ante la opinión pública que sus deseos de alcanzar la paz con
la insurgencia son sinceros.
Es mentira que hayan sido las FARC EP quienes pidieron la
creación de ZRC en 9.5 millones de hectáreas de tierra. Esta iniciativa
proviene directamente del campesinado en diferentes regiones del país, que de
hecho las han venido construyendo, amparados en la Ley 160 de 1994, la cual se
puede perfeccionar de común acuerdo entre las partes.
Tampoco es comprensible que mientras por un lado el
Gobierno se niega a escuchar a las comunidades, a debatir con ellas, a
intercambiar ideas y llegar a acuerdos, ya sea en la Mesa de Diálogos de La
Habana, en el foro de San Vicente del Caguán o en otros escenarios, continúe satanizando a las ZRC de manera
caprichosa y perversa.
Eso en el fondo no es otra cosa que falta de voluntad
política para construir la paz con justicia social perdurable.
Dado que la implementación de las ZRC subsanan en gran
medida las causa que generaron el conflicto social y armado, el Gobierno por
intermedio de sus voceros, en este caso el ministro de Agricultura, no debería
atacarlas, sino por el contrario, concertarlas, apoyarlas, agilizarlas,
fortalecerlas, extenderlas por todo el país, para garantizar la tan anhelada
paz con justicia social estable y duradera.