Por Camilo Raigozo
La continuidad del Hernán Darío Gomez, más conocido como “El Bolillo Gómez”, es un irrespeto a la dignidad de la mujer, no solo en Colombia, sino en el mundo.
Bien vilipendiados que se encuentran los derechos de la mujer, no sólo por la cultura conservadora y machista persistente en Colombia, sino también por algunos miembros retardatarios de la Iglesia, políticos uribistas y hasta por el procurador general de la nación, para permitir que el director técnico de la selección redondee esa lamentable faena.
No basta con ofrecer disculpas, pues estas son lo mínimo que debía hacer el Bolillo frente a la cobarde agresión física a una dama.
La permanencia de Gómez en el cargo no sólo es un atropello a la dignidad de la mujer, sino que además sirve de mal ejemplo para que por cualquier circunstancia las mujeres sigan siendo agredidas y victimizadas.