martes, marzo 23, 2010

Denuncian arbitrariedades del Inpec en la cárcel de Quibdó, Chocó
“¿cuánto se puede resistir ante la humillación de un vigilante carcelario, que golpea físicamente y escupe el rostro de uno de los reclusos, mientras le tira a la cara con desprecio su condición de reo impotente?”

Como un servicio a nuestros lectores, a continuación transcribimos en su integridad una carta pública de una periodista cuyo hijo ha sufrido violaciones a sus derechos humanos fundamentales por parte de agentes del Inpec:

Quibdó, marzo 3 de 2.010
Apreciados periodistas, comunidad del Chocó y del Resto del País.

Atento saludo:

Tratando de mantenerme siempre fiel a mi convicción de que no se puede ser juez y parte de un problema, cualquiera que sea la naturaleza del mismo, traté desde hace algunos meses y hasta hoy de mantenerme al margen de la grave problemática que-

viene enfrentando un grupo de internos de la Cárcel Anayancy de esta ciudad, en manos de uno o dos guardianes de la penitenciaria, quienes prepagados, por alguien, vienen cumpliendo la macabra misión de complicarle la vida al mencionado grupo de desafortunados jóvenes.

Por mi condición de Periodista y madre de uno de los internos hoy vejados, golpeados y amenazados con ser trasladados a otras cárceles, quiero preguntarle al Director de la Cárcel de Quibdó, a la Procuradora Regional, doctora, Luzmila Trujillo Chaverra, al Defensor del Pueblo, doctor, Víctor Raúl Mosquera-

y al Personero de la ciudad, doctor, Francis Abadía, ¿cuánto se puede resistir ante la humillación de un vigilante carcelario, que golpea físicamente y escupe el rostro de uno de los reclusos, mientras le tira a la cara con desprecio su condición de reo impotente?


Todo indica que el vigilante en mención, carece de ética, y desconoce totalmente que a los centros de reclusión ingresa el hombre, No el delito.

Es hora de que el pueblo conozca que entre el personal de seguridad de la Anayancy, hay elementos que no son fiables. Que hay guardianes que cumplen órdenes que se les imparte desde afuera para propiciar el caos dentro-

y que incluso provocan la muerte de jóvenes sin esperanza como el que hace algunos días fue obligado a decapitarse por huirle a las balas asesinas de un dúo de sicarios, cuando ya casi recuperaba su anhelada libertad.

No quiero finalizar este escrito sin pedirle al Inpec y al director de la Cárcel de Quibdó, analizar profundamente los informes presentados por los guardianes protagonistas de la revuelta del martes 15 de marzo, pues todas mis investigaciones dan fe que entre ellos-

se camufla un deshonesto, que viene aceptando honorarios extras por participar en el complot que tiene como fin agravar la situación jurídica de mi hijo, quien sin ser perfecto, por inexperto, viene siendo desde afuera, víctima de persecuciones, de las que incluso participó su inicial defensor de oficio.

Sólo me resta decir, que como madre no puedo luchar contra tanta corrupción, y que como periodista, con Dios, siempre tendré fuerzas para repudiar escenas infames, donde quien acciona un arma para exterminar la vida de un hombre es liberado de-

toda culpa, mientras quien por accidente conducía la motocicleta es condenado a toda clase de vejámenes y enviado a prisión donde su vida y su estabilidad emocional, siguen expuestas al peligro, por parte de uno o dos guardianes deshonestos.

No puede ser justicia, la que permite que hombres inflados de soberbia viertan al piso los alimentos de un grupo de internos, impidiéndoles alimentarse, mientras tiran a la calle sus ropas y cobijas, al tiempo que con burla y sorna, les preguntan… ¿Quién es quién aquí?

Cordialmente
Sally Mena Lemos

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