Cuarta Acción Humanitaria por el Nordeste Antioqueño
Puerto Nuevo Ite sigue siendo escenario de la resistencia campesina
Por Yeny Pino. Socióloga. Especial para Notimundo
Los espacios son construcciones sociales que reflejan las dinámicas y situaciones que viven día a día los hombres y mujeres que lo habitan. Narrar la historia de un espacio implica desentrañar las situaciones que le han dado vida a su lenguaje, su mentalidad, sus momentos.
La historia de Puerto Nuevo Ité, se desarrolla a partir de situaciones propias de un conflicto político que se expresa en lo armado, escenario donde se construye la cotidianidad de los olvidados, los subordinados y los rebeldes.
Puerto Nuevo Ité, es una vereda del municipio de Remedios, Nordeste Antioqueño, su asentamiento principal es un caserío de 15 familias aproximadamente, ubicado al margen derecho del río Ité, la economía de la región está basada en la extracción de madera y del oro, artesanalmente.
Todo comenzó cuando un espacio natural se convirtió en un espacio social, donde se creó comunidad. Esta vereda tuvo su origen en el desplazamiento forzado que vivió nuestro país en los años cincuenta, donde las élites de colores liberales y conservadores se disputaban las tierras de los desteñidos, pobres y campesinos; para ese entonces, cualquier territorio de Colombia era una trinchera afortunada.
En este espacio se consolidaron, durante cuatro décadas, cotidianidades alrededor de la exclusión y la invisibilizacion por parte del Estado.
A partir de 1994 empezaron los hostigamientos a los habitantes de Puerto Nuevo Ité, con bombardeos, quemas del caserío y asesinatos, por parte del ejército y los paramilitares, que llevaron a reaccionar de diferentes maneras, pues ante todo había que sobrevivir.
La guerra obligo a estas poblaciones a estar listos para correr, unirse o morir, aunque “nada se deba”. En la unión se lograron consolidar tácticas de resistencia como las redes de solidaridad, los refugios humanitarios, las acciones humanitarias, las marchas y los éxodos campesino, que hasta el día de hoy se mantienen.
A pesar de estos logros, los líderes, aquellos hombres y mujeres que el miedo les da el valor para resistir han sido judicializados en el mejor de los casos, otros han sido asesinados dentro de las ejecuciones extrajudiciales.
Los que quedan, vitalizan la lucha campesina como la única opción que se tiene frente a la arremetida paramilitar y militar, que buscan apropiarse de este territorio minero, maderero y rico en biodiversidad, para entrar en la lógica del capital, con sus representantes en la tierra, las multinacionales.
Hoy en día hacen presencia en la zona empresas como la Kedhada, filial de la Anglo Gold Ashanti Mines, segunda productora mundial de oro, a la cual el gobierno nacional le adjudicó 21.986 de hectáreas del territorio para el inicio de la prospección de minas de oro en el Nordeste Antioqueño, las cuales, además, en éstos momentos se encuentran en proceso de titulación, como si se trataran de terrenos baldíos, cuando en realidad están habitadas por comunidades que llevan varias décadas allí.
En Puerto Nuevo Ité, y en general en la región del nordeste Antioqueño, un grupo de campesinos se resisten a morir, a ser humillados a pesar que les han matado ocho lideres, han vivido detenciones masivas, les han detenido los lideres más comprometidos, los han hostigado, intimidado, desacreditado, señalado, torturado, militarizado, fumigado.
Ellos vienen desarrollando momentos de resistencias y visibilización de su situación a la comunidad nacional e internacional, a través de las acciones humanitarias.
“Porque nosotros como campesinos lo que queremos es estar en nuestras tierras, donde podamos subsistir, nosotros no queremos irnos a la ciudad a aguantar hambre, en la ciudad solamente se ve miseria, uno pa` comerse una libra de yuca tiene que comprarla, sin embargo nosotros la producimos acá en nuestras tierras y esa es la resistencia de nosotros como campesinos, no dejarnos desalojar de las tierras donde podemos subsistir”. Dijo un campesino al ser entrevistado.
La primera acción humanitaria se realizo los días 23 al 29 de febrero de 2004 en la vereda El Provenir del municipio de Remedios Antioquia con la cual se logro romper temporalmente el bloqueo, permitiendo la entrada de alimentos, brigadas de salud y relacionar las denuncias sobre las graves violaciones a los Derechos Humanos y al DIH.
A partir de esta acción humanitaria se logro consolidar una nueva organización campesina, la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño (Cahucopana) con el objetivo de luchar por los derechos humanos, desplegándose un trabajo integral por la convivencia y la vida digna de las comunidades campesinas, demostrando que aunque han sido victimizados durante tanto tiempo tienen una gran capacidad de organización y lucha en torno a las necesidades comunes de los campesinos.
Las acciones humanitarias, han sido una de las iniciativas más importantes porque se ha logrado romper con el bloqueo sobre la región y verificar las denuncias sobre las graves violaciones de los Derechos Humanos. (Revista La marcha, 2007: 50).
Así, del 8 al 12 de abril de 2005 en la vereda Cañaveral del municipio de Remedios Antioquia, se realizó la Segunda acción humanitaria al Nordeste Antioqueño y en el 2006 la III contra el bloqueo, por la vida y la paz en la vereda de Lejanías del mismo municipio.
Y celebramos la cuarta Acción Humanitaria desarrollada el pasado 15 al 19 de mayo de 2009, en la vereda de Puerto Nuevo Ité. Esta buscaba denunciar la situación que está viviendo la región en cuanto a ejecuciones extrajudiciales, hostigamiento, abandono estatal en general, declarándose nuevamente la organización campesina en resistencia.
Esto demuestra que es el pueblo quien está llamado a hacer la historia; asumir el papel de proponer y pensar cómo construir una sociedad donde la sangre no siga siendo derramada por el pueblo incauto, que le consolida los proyectos económicos a las multinacionales, mientras que los representantes de las élites son declarados como “héroes” de la patria por mantener, a través de la represión, las mismas condiciones de obediencia del pueblo hacia los futuros gobernantes.
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