Los piratas del erario
Por: Felipe Zuleta Lleras. El Espectador
Leyendo esta semana en el Tiempo sobre los piratas somalíes que tienen asolados los mares de África, se me trastocó el diario y acabé leyendo una entrevista que María Isabel Rueda le hizo a uno de los hermanos Valencia Cossio y les confieso que no me di cuenta cuando pasé de un tema a otro.
Porque así insista Ramiro Valencia Cossio que los Zuleta Lleras han usado los puestos del Estado como lo han hecho los Valencia, conviene hacerle algunas precisiones para que en lo sucesivo no compare a su clan con la familia de quien escribe.
Ninguno de Zuleta Lleras ha ejercido cargo alguno en el sector público desde 1997. Yo fui director de Inravisión de 1986 a 1989 y luego consejero presidencial del presidente Barco y cónsul dos veces. Eso hace más de 10 años.
Es claro que siendo director de Inravisión no le metí la mano al presupuesto y, al contrario, recibí una entidad oficial quebrada y la entregué saneada, al cabo de una gestión que jamás originó una sola investigación; por el contrario, mereció artículos de los principales medios del país en sus comentarios editoriales.
Por supuesto, nunca en la dimensión de la información que leemos en estos días sobre el hermano menor de los Valencia, que llena páginas enteras de crónica roja.
En Inravisión me vi obligado a declararle la caducidad a una programadora que operaba con testaferros de Pablo Escobar, sí, el primo hermano del consejero presidencial que trabaja en la Casa de Nari.
¿Será por eso a que a los Zuleta Lleras y Vargas Lleras les dicen estadistas y a los Valencia Cossio clientelistas, como lo afirma don Ramiro?
Los Zuleta Lleras no paseábamos en “triciclos con placas oficiales”, como lo sostiene uno de los Valencia sin sonrojarse y por eso, entre otros factores, no desarrollamos ese voraz apetito por tener cuatrimotos regaladas por hampones a cambio de delinquir.
¿Será que don Guillermo León no alcanzó a ponerle placas oficiales a la cuatrimoto porque tuvo que desaparecer los documentos de propiedad, como lo sostiene la fiscal del caso?
Se sabe igualmente que don Ramiro se pensionó muy joven después de haber pasado sin ningún mérito por las empresas de Antioquia y el Ministerio de Minas y Energía. Dicen que de allí salió iluminado y por eso ahora se dedica a dar conferencias y a escribir libros sobre la actitud positiva.
¡Es una lástima que su hermanito menor no haya practicado las enseñanzas del gurú Valencia sobre sus técnicas para hacerle bien al prójimo. Salvo que el prójimo sea alias Don Mario, por supuesto.
Qué frágil memoria la del gurú, que curiosamente olvidó todos los cargos que sus familiares han tenido y dejó de lado a uno de sus sobrinos, casualmente el hijo del hoy Ministro de Justicia, quien se vio mencionado en un caso tan repugnante como el de Dragacol, en donde se robaron 26.000 millones de pesos de los colombianos. ¡Bonita familia!
Leyendo al gurú recordé a De Montaigne: “Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis”.