miércoles, septiembre 25, 2013

Diálogos de paz
“Señor procurador, no se le atraviese a la paz”: Gloria Inés Ramírez
Por Camilo Raigozo. Notimundo

La senadora Gloria Inés Ramírez dejó una constancia en la plenaria del Senado mediante la cual rechaza la actitud del procurador Alejandro Ordoñez de querer sancionar disciplinariamente y satanizar a los servidores públicos que han ido a La Habana a conversar con los voceros de paz de la guerrilla.

“A la habana no viajan los guerreristas. A La Habana vamos los partidarios de la paz. Pedimos no satanizar a los que trabajan por la paz”, dijo Ramírez en la constancia.

A continuación el texto íntegro de la constancia radicada por la senadora Ramírez Ríos en el Congreso:




Pedimos no satanizar a los que trabajan por la paz

Constancia

En mi condición de Senadora de la República elegida por el Polo Democrático Alternativo, en relación con los anuncios del Procurador General de la Nación en el sentido de que ha iniciado investigaciones disciplinarias contra los funcionarios públicos que se han entrevistado en La Habana sin permiso del gobierno con guerrilleros de las FARC, me permito dejar la siguiente

Constancia

1.    El proceso de conversaciones que se desarrolla en la ciudad de La Habana (Cuba) entre representantes del Gobierno Nacional y de las FARC-EP, con miras a lograr un acuerdo final para la terminación del conflicto interno del país y la construcción de una paz estable y duradera, no es un hecho clandestino ni ilegal,

obedece a la decisión del gobierno de Colombia y cuenta con el apoyo de los demás poderes públicos, el judicial, que suspendió las órdenes de captura contra los guerrilleros que hacen parte de la delegación de las FARC, y el legislativo, que ha expresado de diversas maneras su compromiso con el proceso.

Además, tiene el respaldo de las Naciones Unidas, la OEA, UNASUR, la CELAC, la Unión Europea, Estados Unidos y numerosos países y organizaciones que así lo han decidido porque comprenden claramente la importancia de ponerle fin por la vía del diálogo a un conflicto que lleva medio siglo y que ha tenido un costo social, político, económico y humano inmenso para los colombianos.

2.    El Acuerdo General suscrito entre el Gobierno y las FARC el 26 de agosto de 2012 en La Habana le da especial importancia a la participación de los colombianos en el proceso y consigna en el preámbulo que:

“La construcción de la paz es asunto de la sociedad en su conjunto que requiere la participación de todos, sin distinción, incluidas otras organizaciones guerrilleras a las que invitamos a unirse a este propósito”.

En el punto VI de la Agenda, correspondiente a las reglas de funcionamiento, se establece que la Mesa de Conversaciones podrá realizar consultas a expertos sobre los temas de la Agenda y recibir propuestas de ciudadanos y organizaciones, todo ello, desde luego, de común acuerdo entre las partes.

Nada se dice en relación con las consultas de cada una de las partes por separado con personas y organizaciones, pero es apenas lógico que así como la delegación del gobierno se reúne con los gremios económicos, con dirigentes políticos, con representantes de los demás poderes,-

con delegaciones de otros gobiernos y con quien considere importante hacerlo, también la otra parte tiene la misma autonomía, porque no puede estar condenada al ostracismo y porque las necesidades y la importancia del proceso así lo demandan.

3.    La Constitución Política del país, en el capítulo de los derechos fundamentales, Artículo 22, establece que “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”, y en el Artículo 95 incluye entre los deberes de la persona y del ciudadano “6. Propender al logro y mantenimiento de la paz”.

Estos mandatos constitucionales son claros y contundentes y no deben ser escamoteados con argucias legales que contradicen su espíritu, porque la propia Constitución define en el Artículo 4 que “La Constitución es norma de normas.

En todo caso de incompatibilidad entre la Constitución y la ley u otra norma jurídica, se aplicarán las disposiciones constitucionales”.

4.    Con base en los hechos y normas anteriormente citadas, considero que la apertura de investigaciones anunciada por el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez Maldonado, contra los funcionarios públicos que, sin permiso del gobierno, se ha reunido en La Habana con la delegación de las FARC que hace parte de la Mesa de Conversaciones de paz, es contraria al espíritu de la Constitución Política.

5.    Más allá de las interpretaciones jurídicas, el asunto de fondo es político.

El Procurador afirma que quienes se reunieron con los guerrilleros sin permiso del gobierno “estarían incurriendo en iguales conductas que quienes están en la cárcel por entrevistarse con los paramilitares”, porque para él “no existe ninguna diferencia” entre los dos casos.

Si el señor Procurador no ve ninguna diferencia, para nosotros las diferencias son abismales. 

No es lo mismo reunirse clandestinamente en Colombia para hacer acuerdos políticos con los paramilitares, recibir dinero y otros apoyos para las campañas electorales,-

planear actos delictivos y un largo etcétera que tiene en las cárceles, condenados o procesados, a numerosos dirigentes políticos y exfuncionarios del Estado, que viajar a La Habana a contribuir al desarrollo exitoso de las conversaciones.

A La Habana no viajan los guerreristas; a La Habana vamos los partidarios de la paz.

Los guerrilleros que permanecen en La Habana no están en la clandestinidad, tienen las órdenes de captura suspendidas por la Fiscalía General de la Nación, son interlocutores del gobierno y sus actuaciones son de público conocimiento.

También en la época de los diálogos del Caguán o de Santafé de Ralito, para citar dos casos diametralmente distintos, muchos colombianos hicieron presencia en esos lugares y a nadie se le ocurrió abrirles procesos penales o disciplinarios por ese motivo.

Más aún, los paramilitares se dieron el lujo de asistir a un acto especial en la sede del Congreso de la República.

De otra parte, Cuba es un país soberano que decide libre y autónomamente quién ingresa y quién no a su territorio. No es el gobierno colombiano el que tiene esta atribución, y resulta absurdo, por decir lo menos, que ahora todo el que viaje a La Habana sea sospechoso de haberse reunido con las FARC.

Semejante cacería de brujas es una atentado contra los derechos humanos y un atropello a la legalidad internacional.

Según el Artículo 277 de la Constitución Política, el Procurador tiene entre sus funciones “Defender los intereses de la sociedad”, y es evidente que la paz es un interés supremo para la inmensa mayoría de los colombianos.

Las víctimas reclaman con toda razón que se les reconozcan los derechos a la verdad, la justicia, la reparación integral y las garantías de no repetición de la tragedia que ha vivido, pero es inmoral que su noble causa sea utilizada para sustentar posiciones políticas contrarias a la paz, porque quienes se empeñan en torpedear la salida negociada en realidad están es por la continuación de la guerra, es decir, por la multiplicación de las víctimas.

A pesar de que los mandatos constitucionales son inequívocos en materia de paz, podemos reconocerle al doctor Alejandro Ordóñez el derecho a oponerse a las conversaciones de La Habana.

Lo que es inaceptable es que pretenda imponer sus posiciones particulares como institucionales y, menos aún, que los procesos disciplinarios que ha anunciado puedan terminar en la criminalización del apoyo al proceso de paz. 

Este sería un hecho inaudito que causaría asombro en el mundo y nos llenaría de vergüenza.

6.    En lo que a mí respecta, le he dedicado muchos años de mi vida a la lucha por una sociedad justa y en paz en una patria libre.

He sentido en carne propia las persecuciones, los montajes judiciales, el exilio y el dolor de los crímenes contra muchos de mis compañeros y compañeras; soy sobreviviente de la Unión Patriótica y ahora mismo figuro en la lista de amenazados de muerte por el paramilitarismo.

Ninguno de estos hechos ha podido ni podrá disuadirme del empeño de trabajar para que, por fin, sea posible la paz para Colombia.

Como Copresidenta de la Comisión de Paz del Senado de la República, le he hecho mi aporte, modesto pero firme y sincero, al desarrollo de las Mesas de Trabajo Regionales para Contribuir al fin del Conflicto, a los foros convocados por la Mesa de Conversaciones de La Habana y a múltiples actividades orientadas a rodear y fortalecer el proceso de paz.

Esa es una línea de conducta inalterable en la que voy a persistir porque hago parte de los millones de colombianos que somos fieles al mandato constitucional de “propender al logro y mantenimiento de la paz” y que no nos resignamos a que se prolonguen indefinidamente los sufrimientos de nuestro pueblo para que unos pocos sigan cosechando los dividendos ilegítimos e inmorales que produce la guerra.

 GLORIA INÉS RAMÍREZ RÍOS
Senadora de la República elegida por el PDA
Bogotá, D.C., 25 de septiembre de 2013


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