Por Camilo Raigozo
El pasado miércoles en la rueda de prensa que los voceros
de las FARC dieron al periodismo internacional en la Habana, Cuba, reafirmaron
una vez más que ese grupo insurgente-
nada tiene que ver con el atentado contra
la vida del exministro Fernando Londoño Hoyos, alias “El héroe de Invercolsa”,
ocurrido el anterior 15 de mayo en Bogotá.
Sin embargo, en el marco de la degradación del conflicto,
en la guerra sucia mediática contra ese grupo insurgente, desde el mismo
instante del atentado, sin que mediara investigación alguna,-
el mismo Londoño,
el ministro de Defensa, altos mandos castrenses, el fiscal general y la
dictadura mediática, entre otros, siguen sosteniendo que detrás del
atentado criminal están las FARC.
La Fiscalía capturo inicialmente a Ulises Castellanos
Beltrán, alias “Apú”, César Augusto Ramírez Gómez alias “Bigotes”, Nelson
Eduardo Aguirre Castañeda alias “Chapulín”, Fernando Collazos Aguirre alias
“Fifí” y a un menor de edad, quienes no aceptaron los cargos de los que se les acusa.
Además de los anteriores, existen otras dos órdenes de
captura contra los hermanos Wílmer y Diego Tabares Marín, vinculados al mismo
atentado.
Según informó la Fiscalía los anteriores personajes
pertenecen a una banda de delincuencia común de Cali llamada ‘banda de
Bigotes', que hacía parte de la 'oficina de cobro el Parche de Zuley'.
Estas organizaciones criminales son semejantes a la banda
La Terraza de Medellín, la cual presta servicios delictivos a
narcoparamilitares y a otras organizaciones mafiosas.
El pasado 7 de septiembre, el CTI capturó en Montería a
Mario Arturo Ramos, quien supuestamente sería el ‘cerebro’ de la banda que
atentó contra Londoño en el que resultaron dos personas muertas y numerosos
heridos.
Ramos es un exagente de la Policía inmerso en otro
proceso penal por sus vínculos con paramilitares.
Con este último la Fiscalía ha capturado a seis personas,
supuestamente relacionadas con el atentado al exministro Fernando Londoño.
Sin embargo el órgano investigador no ha exhibido ninguna
prueba que vincule a estos sujetos con las FARC. Al respecto solo hay “hipótesis”
y especulaciones.
En la degradación del conflicto armado que padece
Colombia, enmarcada en la guerra sucia mediática contra los grupos insurgentes,
desde el mismo instante del atentado, sin que mediara-
investigación alguna, el
mismo Londoño, el ministro de Defensa, el fiscal general, altos mandos
castrenses y de policía, el sector uribista y la dictadura mediática, entre
otros, culpan a las FARC.
El pasado 28 de agosto, sin exhibir ninguna prueba, el
fiscal general Eduardo Montealegre, le dijo a los medios que los principales
indicios que hay para señalar a las FARC
es que estas en el pasado habían amenazado y ordenado seguimientos al
exministro Fernando Londoño.
Además, señaló que las FARC usaron bombas Lapa en
atentados que ocurrieron en el pasado.
Ante la ausencia de pruebas que vinculen a los capturados
con las FARC, Montealegre se inventó otra “hipótesis”: señaló que el atentado
fue perpetrado por una banda criminal a quién las FARC le habrían pagado más de
1.000 millones de pesos.
“Al parecer, la Columna Teófilo Forero de las FARC fue la que ordenó el atentado a una banda de delincuentes comunes”, dijo el fiscal.
“Al parecer, la Columna Teófilo Forero de las FARC fue la que ordenó el atentado a una banda de delincuentes comunes”, dijo el fiscal.
Bajo la perversa estrategia, el general José Roberto León
Riaño, director de la Policía Nacional, aseveró a una cadena radial que “las
Farc están contratando organizaciones delincuenciales para adelantar acciones
terroristas y de narcotráfico.
"No es la primera vez que las Farc contran a
bandas criminales para adelantar acciones ilegales, pues informes de
inteligencia revelan que la guerrilla ha contratado esta clase de servicios en
otros sectores del país”.
La dictadura mediática cumple con eficiencia
su papel en la demencial estrategia de la guerra sucia, que oculta, distorsiona,
y degrada aún más el conflicto, contribuyendo a la impunidad de los verdaderos
autores de estos actos criminales.