¡Filantropicapitalismo!
Por Renán Vega Cantor
“Así como los peores dueños de esclavos fueron los que trataron con
bondad a sus esclavos, evitando así que los que sufrían el sistema tomaran
conciencia del horror del mismo, y los que observaban lo comprendiesen (…) la
caridad degrada y desmoraliza. (…) Es inmoral usar la propiedad privada a fin
de aliviar los terribles males que resultan de la misma institución de la
propiedad privada. Es a la vez inmoral e injusto".
Shakira aparte de entonar con voz destemplada y en forma
equivocada el himno nacional de Colombia, fue la encargada de presentar en la
Cumbre de las Américas la “novedosa” idea del filantropicapitalismo, aplicado a
la educación.
Por Renán Vega Cantor
“En el capitalismo cultural, la caridad es parte del sistema económico,
antes existía una división entre la caridad y el capital, se ganaba dinero y
luego este se regresaba como caridad, pero ahora se han borrado las fronteras y
son parte del mismo acto, se fusiona la caridad con el consumo”.
Ante centenares de capitalistas de América, la cantante
recitó una perorata neoliberal que duró veinte minutos. (Puede consultarse la
intervención en: http://www.youtube.com/watch?v=bA-f6L8UmtM).
Sostuvo que la inversión en educación temprana es un
prometedor negocio en el cual se obtienen ganancias inesperadas.
Incluso, cuantificó esas ganancias, señalando que por
cada dólar invertido se pueden obtener 17 dólares de beneficios en su edad
adulta, lo que indica la rentabilidad de dedicarse a obras sociales, la esencia
de lo que se denomina filantropicapitalismo, en lo cual ella misma se presenta
como un ejemplo a imitar.
Con seguridad, sabe por qué lo dice, por la exención de
impuestos y los privilegios tributarios de que ha gozado en Colombia y en otros
países.
Repitió las formulas consabidas que la educación es un
instrumento que termina con la pobreza y que ella desde hace 17 años viene
realizando un proyecto filantrópico en educación que le ha permitido redimir a
unos 6 mil niños.
Les pidió a los empresarios que invirtieran en educación
y criticó por obsoleta y anticuada la idea que el Estado es el que debe
proporcionar educación.
Consideró que la educación no sólo ayuda a la gente a
salir de la pobreza, sino que tiene la virtud de convertir a las personas en
clientes potenciales, con lo que las empresas que invierten salen ganando por
partida doble: al obtener réditos directos en la educación y al asegurar
compradores futuros de sus productos.
Esto, sostuvo, no es la vieja caridad, que consistía en
regalar algo a cambio de nada, sino un negocio en el cual se invierte para
obtener ganancias como empresarios y fama mundial como filántropos, muy al
estilo de Bill Gates o de Georges Soros.
Shakira anunció, además, que está adelantando vastos
proyectos educativos en distintos países de América Latina con la fabulosa
cobertura de 6.200 niños, de un total, léase bien, de 35 millones de niños que
en toda América Latina no tienen acceso a ningún tipo ni nivel educativo.
Es decir, que su proyecto educativo de tipo filantrópico,
y con el que obtiene grandes dividendos económicos, le ha resuelto los
problemas de educación a un extraordinario 0.018 por ciento de los niños del
continente
¡Como quien dice que se necesitarían 5.385 empresarios
filantrópicos para atender las necesidades de todos los niños sin educación en
America Latina y solucionar ese problema social, que sólo ha sido resuelto en
Cuba!
Este sermón neoliberal sobre educación no es ninguna
novedad, porque es el mismo que repiten como una salmodia los tecnócratas y
economistas Made in USA, los rectores de las universidades, los voceros del
Ministerio de Educación, el Banco Mundial y los pedagogos neoliberales.
La novedad estriba en que haya sido una desafinada
cantante la que haya asumido la vocería de ese proyecto y la haya acompañado
con la idea, que no es ni mucho menos de su cosecha,-
que el
filantropicapitalismo es el mejor medio para salir de la pobreza y el atraso y
para lograr construir la América Latina “prospera, fuerte y segura que nos
merecemos y que siempre hemos soñado”.
¡Como se sabe, los sueños del capitalismo son la
pesadilla de los pueblos!
Pero el objetivo central de esta nota no es comentar las
“originales” ideas de Shakira sobre la educación, con las cuales algún día
podrá ser designada Directora General de la Unesco o de instancias parecidas.
Mencionamos al filantropicapitalismo porque ella lo
nombró de manera explícita, y tenemos la intención de mostrar que el
laboratorio primigenio de experimentación del filantropicapitalismo fue la VI
Cumbre de las Américas, realizada en Cartagena.
Miremos por qué en esa cumbre se dieron varias lecciones
de desprendimiento empresarial y corporativo, propias del Manual del Perfecto
Filantropicapitalismo Latinoamericano
Primera Lección: Filantropicapitalismo tropical invertido
Lo que sucedió con la orgía que los agentes secretos de
Barack Obama organizaron en la ciudad de Cartagena, ahora si entendemos porque
la llaman la Ciudad Heroica, es el más claro ejemplo de lo que Estados Unidos
entiende por filantropicapitalismo.
Lo es porque los truhanes gringos que se desempeñan como
embajadores, agentes secretos, consejeros militares, mercenarios, tienen la
inveterada costumbre, propia de lo que puede llamarse sin exageración
imperialismo sexual,-
de convertir a los lugares donde llegan en burdeles y a
prostituir a las jóvenes nativas, con el agravante que eso se hace a bajo
precio o gratis, como si fuera un honor para las mujeres de estas tierras que
sean mancilladas por los yanquis.
El filantropicapitalismo invertido en este caso reside en
que luego de satisfacer sus bajos instintos, los guardaespaldas de Obama se
negaron a pagar el precio acordado con las trabajadoras sexuales,-
exigiendo
filantropía de las damas, que deberían ser comprensivas con el sacrificio que
los matones gringos realizan al venir a estas tierras tropicales y
subdesarrolladas.
Ellos, aseguran, que están poniendo en peligro su
seguridad al atreverse a invertir su capital sexual de altísimo riesgo en estos
lares, a cambio de lo cual es normal que, luego de su sacrificio, las
trabajadoras sexuales los recompensen no cobrándoles por sus servicios y antes
por el contrario les agradezcan por fijarse en ellas.
Por lo demás, este es un típico ejemplo de la forma como
Estados Unidos ve a los países latinoamericanos y a sus pueblos, como burdeles
habitados por meretrices baratas, y a sus gobernantes como proxenetas
incondicionales, como lo acaban de mostrar con lujo de detalles los gobernantes
del protectorado yanqui, que todavía se sigue llamando Colombia.
Segunda Lección: Empezó a funcionar el TLC entre Colombia
y los Estados Unidos, o el filantropicapitalismo a vasta escala.
Aunque con bombos y platillos y con la risa traidora de
los que saben que han entregado por un plato de lentejas las riquezas del país
al imperialismo estadounidense, diversos voceros del gobierno colombiano
anunciaron que a partir del 15 de mayo próximo entra en vigor el Tratado de
Libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia.
En realidad, éste empezó a funcionar en la cumbre de
Cartagena, y se inició con un intercambio económico y sexual de tipo desigual:
los guardaespaldas de Barack Obama disfrutaron de lo
lindo con unas trabajadoras sexuales de Cartagena, pero se negaron a pagarles
el precio de sus servicios. Una clara muestra del filantropicapitalismo
tropical que el Sur le ofrece al Norte.
Este es un botón de muestra por adelantado de todo lo que
nos espera con respecto al filantropicapitalismo de los Estados Unidos, en
donde se va a repetir a vasta escala lo acontecido en un hotel cartagenero.
En efecto, en pocas semanas se va a generalizar el saqueo
de los recursos y del territorio colombiano y ya se dice que esto es para el
progreso y el beneficio del país y que debemos estar-
agradecidos con los
Estados Unidos por todos los sacrificios que han hecho por los colombianos y
por haber tenido la amabilidad de aprobar, por fin, el Tratado de Libre Comercio.
Con la llegada de productos de los Estados Unidos va a
aumentar aún más el desempleo y la informalidad, pero los propagandistas
oficiales y sus medios de desinformación aseguran que se van a crear nuevos
empleos como nunca antes.
Con el TLC aumenta el acoso y asesinato a sindicalistas y
dirigentes populares en Colombia, pero tanto los círculos gubernamentales de
los Estados Unidos como los de aquí aseguran que ese acuerdo es una bendición
para los sindicatos.
Se van a arrasar los ecosistemas, los mares, los ríos,
los bosques del país, como resultado de la búsqueda insaciable de riquezas
naturales y la creación de obras de infraestructura de fuga,-
para sacar
productos del país y llevarlos a Estados Unidos, pero los periodistas nos dicen
que todo esto va a significar una mayor protección ambiental y aprovechamiento
de nuestras riquezas.
Se va a privatizar lo que queda de educación y de
cualquier sector público, pero nos aseguran que tales medidas van a significar
un mejoramiento de los servicios y un ingreso de los-
empresarios privados que
van a ayudarnos a salir de la pobreza y el subdesarrollo, como Shakira, pero lo
único que hacen es generalizar el analfabetismo, la ignorancia y la estupidez.
Se van a destruir los endebles cimientos de la producción
agraria nacional, con la importación brutal de comida basura procedente de los
Estados Unidos, pero se nos quiere convencer que vamos a mejorar nuestra dieta
y nuestra seguridad alimenticia al consumir esa chatarra.
Por si hubieran dudas de lo que estamos diciendo, sólo
baste mencionar dos hechos que muestran el nivel de abyección al que puede
llegarse en estas tierras de filantropicapitalismo:
de una parte, las posturas del gobierno colombiano,
encabezado por Juan Manuel Santos, en la Cumbre de Cartagena ante la exclusión
de Cuba y el reclamo argentino de las Islas Malvinas, sobre los que guardó un
silencio cómplice y se plegó a los dictados del amo imperialista de los Estados
Unidos; -
de otra parte, la actitud antilatinoamericana asumida
ante la visita de Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España, a quien
Santos le dijo, en referencia a la política de nacionalización de YPF en
Argentina, que “a diferencia de otros países aquí no expropiamos”.
Una forma descarada de afirmar: vengan y llevasen lo que
quieran, como en los tiempos de la colonia, cuando venían los virreyes y otros
enviados de la monarquía ibérica.
Este es el verdadero filantropicapitalismo transnacional
en funcionamiento, con el cual, como siempre, nos queda la miseria y el horror,
mientras otros se quedan con nuestras riquezas y las ganancias.
Aparte de todo, no sobran los arrodillados, como Shakira,
que digan que todo lo que hacen los empresarios nos produce muchos beneficios.
Tercera Lección: El filantropicapitalismo del Estado
colombiano
El discurso filantropicapitalista recalca la importancia
de que los capitalistas inviertan en obras sociales para obtener ganancias y
que ojala esa inversión se haga al margen del Estado o, cuando mucho, en una
relación en la que el Estado se limita a secundar al capital privado.
Pero en la Cumbre de Cartagena nada de eso sucedió,
porque fue el Estado colombiano el que invirtió a manos llenas para agasajar a
todos los invitados, entre ellos a cientos de empresarios que se hicieron
presentes en la Cumbre.
En una clara muestra de filantropicapitalismo estatista,
el Estado colombiano y sus fuerzas represivas se dieron a la tarea, y el
término militar nunca fue tan preciso, de peinar la ciudad de-
Cartagena, calle
por calle, casa por casa, para sacar los pobres del centro de la ciudad, porque
la afeaban y eran una mala vitrina para la venta del país al capital
transnacional.
Se sacaron de la zona histórica de la ciudad hasta los
perros, junto con mendigos, vendedores ambulantes, cocineras populares y todos
los que estorbaban.
Se remodelaron avenidas para que la caravana de Barack
Obama compuesta de una veintena de limosinas y coches lujosos no tuviera que
hacer ninguna parada en su camino.
La ciudad se militarizó como nunca antes se había visto,
puesto que se emplearon miles de policías, militares, agentes secretos, buzos y
pilotos para custodiarla.
Todo este dispositivo de seguridad, control y
embellecimiento artificial de Cartagena, junto con los gastos de la cumbre, han
significado un elevado costo para el erario público de Colombia, que puede
haber llegado a los 50 millones de dólares-
(unos 100 mil millones de pesos
colombianos), una cifra que bien se hubiera podido invertir en escuelas,
hospitales, parques o universidades, a los que buena falta les hacen los recursos
estatales, en gran medida destinados al pago de la deuda externa y a financiar
la guerra contra los pobres de este país.
Por supuesto, que nada de esto importa, porque de lo que
se trata es de vender la idea que Colombia es un seguro destino para la
inversión extranjera, y que como buenos esclavos de los Estados Unidos, los
gobernantes de este país están dispuestos a postrarse todo el tiempo y hacer
hasta lo imposible por mostrar su carácter incondicionalmente servil.
En estas condiciones, en la cruda realidad la filantropía
funciona en un sentido contrario al anunciado por los voceros del capitalismo.
Eventos tan rimbombantes e inútiles, como la Cumbre de
las Américas, no son patrocinados por el capital privado y sus empresas, sino
por el Estado colombiano, el cual empleó el patrimonio público-
para acoger al
capital privado y permitir que Barack Obama roncara durante dos noches en
Cartagena, un privilegio que no tienen todos los esclavos del mundo, pero que
le ha resultado muy costoso al pueblo colombiano.
(*) Renán Vega Cantor es historiador. Profesor titular de
la Universidad Pedagógica Nacional, de Bogotá, Colombia.
Autor y compilador de los libros Marx y el siglo XXI (2
volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 1998-1999; Gente muy Rebelde,
(4 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 2002;
Neoliberalismo: mito y realidad; El Caos Planetario,
Ediciones Herramienta, 1999; entre otros. Premio Libertador, Venezuela, 2008.