miércoles, diciembre 14, 2011

Alianza de Mujeres del Putumayo Tejedoras de Vida ganan premio de Paz y Derechos Humanos Antonio Nariño
Reconocimiento entregado  por las embajadas de Francia y Alemania.
Por: Ruta Pacífica de las Mujeres

La Ruta Pacífica de las Mujeres felicita a la Alianza de Departamental de Mujeres del Putumayo - “Tejedoras de Vida, quienes recibieron el  premio de Paz y Derechos Humanos “Antonio Nariño” que otorgan la Embajadas de Francia y Alemania.

“Recibir en este momento el premio es una oportunidad inmensa para las mujeres y la  comunidad putumayense; este reconocimiento nos da  fuerzas para continuar tejiendo la vida, apostándole a un Putumayo verde y sin violencia”, así lo señaló Amanda Lucía Camilo, secretaria técnica de la Alianza y  Coordinadora Regional de la  Ruta Pacífica, organización que hacer parte de “Tejedoras de Vida”.

Para Amanda Lucía, este premio representa la posibilidad de evidenciar a nivel nacional e internacional que en el Putumayo las mujeres le siguen apostando a un departamento libre de violencias, que a pesar de todo el dolor y la barbarie las mujeres siguen soñando. 

“Obtener este premio es un reconocimiento, primero,  al trabajo que venimos haciendo las mujeres en el departamento del Putumayo; y segundo, a las organizaciones sociales nacionales e internacionales y a las agencias de cooperación, que siempre nos han acompañado en esta  tarea de evidenciar las violencias que sufren las mujeres en esta región del país y la exigibilidad  de sus derechos” indicó Amanda Lucía.

En la Alianza Departamental de Mujeres del Putumayo –Tejedoras de vida-  participan aproximadamente 30 organizaciones de mujeres del Putumayo; las que irradian sus actividades y acciones a  cerca de 1.500 mujeres indígenas, afros,  campesinas,  víctimas y  desplazadas.

Un pasado que es presente

En el 2003, la Ruta Pacífica de las Mujeres realizó una movilización al Putumayo “Fumigación = violencias”; el 25 de noviembre, durante la movilización,  asesinaron a la lidereza Luz Marina Benavides en Villa Garzón - Putumayo, y unos días después asesinaron también a la lidereza indígena Martha Jamioy.

Esta situación conllevó a que las mujeres del departamento identificaran la necesidad de tener un espacio donde se pudieran seguir articulando; luego de varias reuniones, finalmente en el 2005 se conformó la Alianza Departamental de Mujeres del Putumayo.

En el trasegar de la Alianza se han realizado dos diagnósticos; el primero de ellos se realizó entre el 2005 y 2006,  allí participaron 604 mujeres de 13 municipios, un corregimiento y dos inspecciones del Putumayo;-

una de las conclusiones a las que se llegó fue que el 95 % de las mujeres que participaron  en el diagnóstico tenían algún grado de afectación  por el conflicto armado. En respuesta a lo encontrado, se realizaron proyectos de formación para mujeres y visibilización de las violencias que ellas están sufriendo.

El segundo diagnóstico, realizado entre el 2007- 2008,  consultó específicamente a las mujeres rurales y fue complementario del que se habían hecho con anterioridad; en él se identificó que las violencias contra las mujeres están más exacerbadas en la zona rural, en especial las violaciones sexuales, las desapariciones y los asesinatos.

En memoria a todas estas  mujeres, en el 2010,  se logró levantar un “Muro de la verdad”  en donde aparece el nombre de más de 170 mujeres  que han sido muertas violentamente o desaparecidas, el cual está ubicado en la plaza principal de Mocoa.

El año pasado, a través de la Alianza y en conjunto con otras organizaciones y agencias de cooperación, se  hizo un homenaje a las Hermanas Galárraga Yenny Patricia, Mónica Liliana, Nelsy Milena y María Nelly, quienes el 1 de enero de 2001  fueron raptadas de su propia casa en el municipio de La Dorada – Putumayo,  por paramilitares pertenecientes al Bloque Central Bolívar.

Después de 9 años los restos de las cuatro hermanas fueron encontrados, exhumados, identificados y entregados en julio de 2010.

Este es un caso emblemático, no sólo por la acumulación y gravedad de las violaciones perpetradas contra ellas (desaparición forzosa, tortura, violencia sexual y desplazamiento), sino porque fueron cometidas contra jóvenes y niñas indefensas y vulnerables.

Por eso, de acuerdo con Amanda Lucía, recibir el premio “Antonio Nariño” les da ánimo para continuar trabajando, para buscar espacios de acompañamiento y protección ya que seguirán visibilizando y haciendo denuncias sobre lo que les pasa.

¡Las mujeres no parimos hijas e hijos para la guerra!


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