Alianza de Mujeres del Putumayo Tejedoras de Vida ganan premio de Paz y Derechos Humanos Antonio Nariño
Reconocimiento entregado por las embajadas de Francia y Alemania.
Por: Ruta Pacífica de las Mujeres
La Ruta Pacífica de las Mujeres felicita a la Alianza de Departamental de Mujeres del Putumayo - “Tejedoras de Vida, quienes recibieron el premio de Paz y Derechos Humanos “Antonio Nariño” que otorgan la Embajadas de Francia y Alemania.
“Recibir en este momento el premio es una oportunidad inmensa para las mujeres y la comunidad putumayense; este reconocimiento nos da fuerzas para continuar tejiendo la vida, apostándole a un Putumayo verde y sin violencia”, así lo señaló Amanda Lucía Camilo, secretaria técnica de la Alianza y Coordinadora Regional de la Ruta Pacífica, organización que hacer parte de “Tejedoras de Vida”.
Para Amanda Lucía, este premio representa la posibilidad de evidenciar a nivel nacional e internacional que en el Putumayo las mujeres le siguen apostando a un departamento libre de violencias, que a pesar de todo el dolor y la barbarie las mujeres siguen soñando.
“Obtener este premio es un reconocimiento, primero, al trabajo que venimos haciendo las mujeres en el departamento del Putumayo; y segundo, a las organizaciones sociales nacionales e internacionales y a las agencias de cooperación, que siempre nos han acompañado en esta tarea de evidenciar las violencias que sufren las mujeres en esta región del país y la exigibilidad de sus derechos” indicó Amanda Lucía.
En la Alianza Departamental de Mujeres del Putumayo –Tejedoras de vida- participan aproximadamente 30 organizaciones de mujeres del Putumayo; las que irradian sus actividades y acciones a cerca de 1.500 mujeres indígenas, afros, campesinas, víctimas y desplazadas.
Un pasado que es presente
En el 2003, la Ruta Pacífica de las Mujeres realizó una movilización al Putumayo “Fumigación = violencias”; el 25 de noviembre, durante la movilización, asesinaron a la lidereza Luz Marina Benavides en Villa Garzón - Putumayo, y unos días después asesinaron también a la lidereza indígena Martha Jamioy.
Esta situación conllevó a que las mujeres del departamento identificaran la necesidad de tener un espacio donde se pudieran seguir articulando; luego de varias reuniones, finalmente en el 2005 se conformó la Alianza Departamental de Mujeres del Putumayo.
En el trasegar de la Alianza se han realizado dos diagnósticos; el primero de ellos se realizó entre el 2005 y 2006, allí participaron 604 mujeres de 13 municipios, un corregimiento y dos inspecciones del Putumayo;-
una de las conclusiones a las que se llegó fue que el 95 % de las mujeres que participaron en el diagnóstico tenían algún grado de afectación por el conflicto armado. En respuesta a lo encontrado, se realizaron proyectos de formación para mujeres y visibilización de las violencias que ellas están sufriendo.
El segundo diagnóstico, realizado entre el 2007- 2008, consultó específicamente a las mujeres rurales y fue complementario del que se habían hecho con anterioridad; en él se identificó que las violencias contra las mujeres están más exacerbadas en la zona rural, en especial las violaciones sexuales, las desapariciones y los asesinatos.
En memoria a todas estas mujeres, en el 2010, se logró levantar un “Muro de la verdad” en donde aparece el nombre de más de 170 mujeres que han sido muertas violentamente o desaparecidas, el cual está ubicado en la plaza principal de Mocoa.
El año pasado, a través de la Alianza y en conjunto con otras organizaciones y agencias de cooperación, se hizo un homenaje a las Hermanas Galárraga Yenny Patricia, Mónica Liliana, Nelsy Milena y María Nelly, quienes el 1 de enero de 2001 fueron raptadas de su propia casa en el municipio de La Dorada – Putumayo, por paramilitares pertenecientes al Bloque Central Bolívar.
Después de 9 años los restos de las cuatro hermanas fueron encontrados, exhumados, identificados y entregados en julio de 2010.
Este es un caso emblemático, no sólo por la acumulación y gravedad de las violaciones perpetradas contra ellas (desaparición forzosa, tortura, violencia sexual y desplazamiento), sino porque fueron cometidas contra jóvenes y niñas indefensas y vulnerables.
Por eso, de acuerdo con Amanda Lucía, recibir el premio “Antonio Nariño” les da ánimo para continuar trabajando, para buscar espacios de acompañamiento y protección ya que seguirán visibilizando y haciendo denuncias sobre lo que les pasa.
¡Las mujeres no parimos hijas e hijos para la guerra!