Dolores, Tolima
Alarma en los campesinos por atropellos y amenazas del Ejército
Por Camilo Raigozo. Voz
En las zonas campesinas es donde más se ha sentido la aplicación de la “seguridad democrática”. Foto Camilo Raigozo.
La Asociación de Trabajadores Campesinos del Tolima, Astracatol y las juntas de acción comunal de las veredas El Piñal, Palmira, Vegas del Café y Café las Pavas, del municipio de Dolores, denunciaron ante la opinión pública nacional e internacional que-
recientemente las comunidades de las zonas rurales han vuelto a ser víctimas de los atropellos de tropas de la Brigada Móvil 21 del Ejército Nacional, la cual hace presencia en el municipio desde hace dos años.
Los habitantes de las veredas antes mencionadas denunciaron las “consecuencias dañinas y peligrosas para la población civil la presencia de los uniformados y los operativos militares que realizan en áreas civiles”.
Los labriegos acusan a los militares de dañar los acueductos que suministran agua a las comunidades; causar daños irreparables en los bosques que protegen los nacimientos de agua que surten los acueductos veredales y de caseríos.
Igualmente, los uniformados son acusados de contaminar las quebradas y ríos con desechos como bolsas, latas de alimentos consumidos en los campamentos, así como de excrementos humanos en o muy cerca de las fuentes hídricas usadas para el consumo por las comunidades.
Según el sindicato agrario, la situación es muy delicada ya que la población no puede hacer reclamo alguno, pues de inmediato, las personas son agredidas por los soldados, amenazadas con paramilitares y señaladas de ser guerrilleras o milicianos de la insurgencia.
“Durante los dos años que lleva allí el ejército los campesinos han denunciado en varias oportunidades los abusos pero hasta la fecha esta situación continúa”, aducen los voceros del sindicato.
Cabe recordar que la población tuvo que desplazarse en dos ocasiones debido a los atropellos y asesinatos cometidos por las tropas regulares. En ambas oportunidades los campesinos retornaron tras negociar previamente acuerdos con las autoridades civiles y militares.
Sin embargo a pesar de los compromisos firmados, las violaciones a los derechos humanos y las infracciones al Derecho Internacional Humanitario por parte del ejército siguen siendo el pan de cada día de los lugareños, según afirma el documento de denuncias.
“Dichos acuerdos no se han cumplido y teniendo en cuenta los últimos hechos ocurridos, la situación se ha tornado mucho más peligrosa, debido a las amenazas realizadas por parte de la fuerza pública hacia los pobladores, con la pronta llegada de los paramilitares y su presencia en la zona, lo cual tiene atemorizada a la comunidad por el riesgo inminente al que se encuentran enfrentados”, afirman los campesinos.
Algunos casos
Los siguientes son algunos de los últimos atropellos a los pobladores por parte de miembros del ejército: El pasado 26 de marzo, unidades de la brigada 21 arribaron a la finca de Luís Torres ubicada en la vereda Vegas del Café y agredieron a Marilín Ramírez y a su esposo señalándolos de guerrilleros.
Según la denuncia, el cabo Salazar les dijo a la pareja que ya venían los ‘paras’. Tres días después, un grupo de entre 15 a 20 soldados a mando del mismo cabo Salazar, asaltaron a las cinco de la madrugada la casa de los hermanos Albeiro y José Yesid Ramírez,-
los cuales se encontraban dormidos, siendo sorprendidos por las patadas que le dieron a la puerta y los culatazos a la ventana, la cual destrozaron. También hicieron disparos contra la casa y les gritaron a los hermanos que salieran para llenarles el cuerpo de plomo.
Desúés cuando el joven José Yesid Ramírez se dirigía a trabajar en la finca de Darío Conde, se encontró con los soldados agresores los cuales lo detuvieron y le dijeron, “un día de estos lo cogemos y le llenamos el cuerpo de plomo”.
Ese mismo día en la vereda Piñal, a las dos de la tarde cuatro unidades del ejército se encontraban disponiendo de los baños y la cocina de la escuela Sede 6 de la Institución San Pedro.
A las seis de la tarde, en la vereda Palmira del mismo día, unidades de la Móvil 21, al mando del cabo Ríos, detuvieron a Darío Ortigoza Mayorga, de 16 años de edad, el cual fue amarrado de los brazos con un lazo y amenazado de muerte, siendo acusado de ser guerrillero.
Lo torturaron sicológicamente por espacio de una hora y le decomisaron la tarjeta de identidad.
El día siguiente, Nelson Ortigoza, encontró en un potrero la tarjeta de Darío acompañado de una nota que dice: “Hola hifueputa se salbo de la muerte porque sé que uste es guerrillero, hifueputa hay le dejamos los papeles oyó hifueputa que en la otra no se salva. ATT Ejercito Nacional” (sic), firmado por un Cabo.
En 2005 y 2006 tropas de la Sexta Brigada realizaron una persecución implacable contra los jóvenes de la región resultando asesinados Mario Guerrero y Héctor Yate a manos de las tropas al mando del teniente Porras.
“De continuar esta situación, la comunidad se verá en la necesidad de declararse en desobediencia civil, antes que tener más muertos por parte de la tropa los cuales declararon persecución a la población civil”, advierte el documento.
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