miércoles, diciembre 03, 2008

La componenda
Por: Cecilia Orozco Tascón

Constitución Nacional. Artículo 13: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, (y) recibirán la misma protección y trato de las autoridades (…) sin discriminación por razones de (...) religión, opinión política o filosófica...”. Artículo 18: “…

Nadie será molestado por razón de sus convicciones o creencias…”. Artículo 19: “Se garantiza la libertad de cultos…”. Artículo 277: “El Procurador General de la Nación (deberá) proteger los derechos humanos (y) defender los intereses colectivos”.

Más que ninguno otro, el jefe del Ministerio Público es el funcionario que asegura que los ciudadanos estemos amparados de las injusticias y de los excesos en que suelen incurrir quienes tienen el poder en sus manos.

Pues bien, el Senado de la República está dispuesto a ponerle conejo a su electorado, sentando en ese cargo a alguien que —según sus ejecutorias pasadas— no posee los requisitos indispensables: equilibrio en sus juicios e independencia de criterio.


Los votantes nos quedamos sin el fiel de la balanza, pero eso poco le incumbe a nadie en el Estado.

En efecto, además de los congresistas, otros han participado en esta puesta en escena para burlarse de nosotros, los tontos espectadores, porque lo cierto es que el señor Ordóñez está elegido hace rato.

La parodia ha contado con la asistencia del Presidente, que completó la terna con el nombre del profesor Bustillo, más que por ser un respetable jurista, porque no tenía un voto; con la de la Corte Suprema, que se demoró en escoger su candidato porque unos magistrados le estaban haciendo el juego al ungido. Con la del Consejo de Estado, al que sólo le importó poner ahí a uno de los suyos.

Y con la de los partidos de oposición, en particular el Liberal, cuya bancada se comprometió mayoritariamente con ese personaje a cambio de cupos en la Procuraduría y de presunción de inmunidad.

Entre paréntesis, en el regalado liberalismo nadie se acuerda —ni siquiera César Gaviria que ha pasado de agache— que en 1982 Luis Carlos Galán les dio la orden a los suyos de apoyar a Alfonso Reyes Echandía para el Ministerio Público, a sabiendas de que éste iba a perder.

Era una constancia en defensa de la libertad de pensamiento, a favor de la decencia y contra las componendas de entonces para seleccionar a Carlos Jiménez Gómez. Pero las preocupaciones por Ordóñez no se centran únicamente en su afiebrado sesgo.

Hay otras muy graves: ¿Será cierto que este católico extremista ya tiene en su agenda una lista de prioridades? Como no tengo bola de cristal, me permito formularle las siguientes preguntas:

1.– ¿Le revocará los fallos de destitución e inhabilidad de 12 y 15 años a Fernando Londoño Hoyos? O ¿les ayudará en este propósito a sus ex colegas del Consejo de Estado?

2.– ¿Clausurará el capítulo de la yidispolítica para que no afecte a ministros y secretarios de la Casa de Nariño?

3.– ¿Les dictará preclusión en el proceso por obstrucción a la justicia a los mismos funcionarios?

4.– ¿Nombrará como Viceprocurador al amigo de una magistrada que hizo “campaña” por él en la Corte?

5.– ¿Echará para atrás la destitución del director de Invías?

Señores congresistas, señor Gobierno y señor futuro Procurador: ojo con el delito de cohecho. Si dan papaya, siempre habrá quien nos haga el favor de denunciarlos penalmente.


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