Visita del fiscal Moreno Ocampo de la CPI
Luz de esperanza contra la impunidad maquinada por el régimen
Movimientos de víctimas y de defensa de derechos humanos le solicitaron al ilustre huésped abrir pronto un proceso ejemplar contra alguno de los máximos responsables de crímenes de lesa humanidad en Colombia, para lo cual mencionaron dos candidatos: el ex fiscal Luís Camilo Osorio y el general (r) Rito Alejo Del Río, ambos consentidos de Uribe
Por Camilo Raigozo. Voz
El Fiscal de la CPI, Luis Moreno Ocampo y el juez de la Audiencia Nacional Española, Baltasar Garzón presenciaron la exhumación de 25 cadáveres de víctimas de paramilitares en Turbo, Antioquia. Foto Semana
Durante la visita a Colombia del fiscal de la Corte Penal Internacional, el argentino Luis Moreno Ocampo, los pasados días 25, 26 y 27 de agosto, representantes de las organizaciones de víctimas y de derechos humanos con los que se reunió, le solicitaron que abriera pronto un primer proceso ejemplarizante que también sirviera de apoyo a los jueces colombianos, proponiendo para ello los nombres del ex fiscal Luís Camilo Osorio y del general (r) Rito Alejo Del Río, a quienes se les imputa estar entre los máximos responsables de crímenes de lesa humanidad, ambos consentidos del régimen que preside Uribe Vélez.
“Luís Camilo Osorio fue quién garantizó desde la dirección de la Fiscalía la impunidad de los crímenes de lesa humanidad y con ello contribuyó decididamente a abrir las puertas para que los políticos mafiosos y paramilitares gobernaran el país”, advierte Iván Cepeda Castro, director del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado. El ex fiscal es hoy embajador del gobierno de Uribe en México.
Contra el general (r) Rito Alejo Del Río Rojas, quién fue comandante de la brigada 17 del ejército en Carepa, Antioquia, desde diciembre de 1995 hasta diciembre de 1997, hay acusaciones inclusive de Mancuso, “HH” y otros temibles jefes paramilitares ante la Fiscalía, de ser responsable junto con sus tropas, por omisión y por acción, de centenares de crímenes de lesa humanidad contra las comunidades más vulnerables de la zona.
Decenas de miles de campesinos, afrodescendientes e indígenas fueron desplazados violentamente de sus aldeas y el paramilitarismo tomó el dominio completo de la región. Sin embargo, el fiscal Luís Camilo Osorio, precluyó el proceso contra el general en marzo de 2004 y el doctor Álvaro Uribe Vélez le rindió un sentido homenaje de desagravio.
Extradición de ‘paras’ en la mira de la CPI
Los representantes de las víctimas y defensores de derechos humanos le hicieron entrega al fiscal Moreno Ocampo valiosa documentación con el contenido de estadísticas, cifras y testimonios que prueban la realidad de la mal llamada Ley de Justicia y Paz, la cual, afirman, “fue concebida desde un principio para que los criminales y sus cómplices gozaran de impunidad”.
Añaden que, “aunque ese esperpento fue corregido parcialmente por la Corte Constitucional a través de unas sentencias el peligro de impunidad continúa vigente”.
Otro punto álgido que observó el fiscal de la CPI fue la extradición por parte de Uribe a los Estados Unidos de 14 de los cabecillas paramilitares más importantes, en un acto propicio para entorpecer el esclarecimiento de la verdad, las investigaciones por parapolítica, la reparación a las víctimas y la garantía plena de aplicación de justicia.
Fue puesta en consideración del funcionario internacional la posibilidad de que los políticos que fueran encontrados culpables de haber tenido vínculos con el paramilitarismo sean enjuiciados por delitos de lesa humanidad.
Hasta ahora han sido encontradas al menos 1.300 fosas comunes con unos 1.600 cadáveres, de acuerdo al informe anual de la Fiscalía General, pero de 35.000 paramilitares desmovilizados, solo han confesado delitos 245 y ni siquiera el uno por ciento se ha acogido a la Ley de Justicia y Paz inventada por Uribe.
Finalmente le fueron pormenorizados al fiscal Moreno los persistentes ataques del presidente Uribe contra la rama judicial, más exactamente contra la Corte Suprema de Justicia, de lo cual él mismo pudo ser testigo ocular, al presenciar el escándalo de los complots que se tejen inclusive desde la misma Casa de Nariño, entre jefes paramilitares y personas del círculo más cercano al Presidente, lo cual trae consigo la posibilidad de debilitar las investigaciones y los procesos del ‘parauribismo’.
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