El Ejército secuestró a dos niños para extorsionar a sus
padres por información
Por: Camilo Raigozo
Por: Camilo Raigozo
El Sindicato de Trabajadores Agrícolas Independientes del
Meta, Sintragrim, denunció que el pasado
22 de febrero, a las 3 de la tarde, cuando una niña y un niño, de 5 y 6 años de
edad respectivamente, se dirigían de la escuela
La Esmeralda hacia su vivienda ubicada en la parte alta de la misma
vereda, fueron retenidos por miembros del Ejército Nacional adscritos a la
Cuarta División.
Ante esta situación la madre de los niños Gubiela Amparo, salió en búsqueda de sus hijos, encontrándolos
retenidos por el Ejército en una vivienda vecina.
La madre de los niños fue recibida por un soldado vestido con un saco de civil, color café, que
no permitía ver su identificación. Seguidamente llegó otro militar debidamente
uniformado pero tampoco tenía identificación alguna.
Cuando doña Gubiela Amparo rescató a sus hijos y se
dispuso a marcharse fue increpada por uno de los soldados quién la sometió a un
intenso interrogatorio.
“Desde su casa, su marido o alguien hizo una llamada a la
guerrilla avisando de la presencia del Ejército”, le dijo el agente del régimen
a la madre de los niños acabados de liberar.
Doña Gubiela Amparo desmintió las acusaciones del
uniformado mientras este insistía asegurando que la llamada se había realizado.
Al mismo tiempo otro soldado le tomó fotos y la filmó.
Cuando la madre le reclamó por esas acciones ilegales el
soldado le gritó que “Su esposo y usted son milicianos, auxiliadores e
informantes de la guerrilla”.
El día 27 de febrero de 2013 a las 3 de la madrugada, tropas
del ejército que patrullan por la vereda de El Retiro, municipio de El
Castillo, destruyeron un cultivo de plátano y además se apropiaron de 14
racimos, producto del trabajo del campesino Luis Ariel, el cual es
estigmatizado por los militares y perseguido por usar un sombrero de caña
grande.
Días antes las tropas regulares abordaron a la mamá de
Luis Ariel y le preguntaron: “Quien es ese tipo que anda para arriba y para abajo recorriendo la
vereda vigilándonos por donde pasamos”. La mamá les respondió que era su hijo y que
caminaba por la finca trabajando.
“Esta situación de abuso y violación a los Derechos
Humanos se repite de manera sistemática por la fuerza pública”, dice un aparte
de la denuncia del sindicato agrario, quien también le pide a la comunidad
internacional continuar con el
seguimiento y monitoreo permanente
frente a las violaciones a los derechos
humanos y del DIH por parte de la Fuerza
Pública contra las comunidades de la región del Alto Ariari y pie de monte
llanero.