martes, marzo 05, 2013

Crónica
Valle del Suaza, Huila, dignidad de exportación
Por: Red de Medios Alternativos Populares del Oriente Colombiano

Paro cívico nacional cafetero

El Río Suaza forma un extenso valle que cubre no solo una tradicional tierra cafetera sino que de sus proximidades emerge un inmenso bosque de niebla.

Ciento treinta y cinco comunidades de donde provienen caficultores, dueños de fincas y cultivadores de productos de pan coger que se han sumado al Paro Cívico Nacional Cafetero; han tomado  la carretera y armado un anillo de seguridad que cumbre más de seis kilómetros.

Dentro de dicho anillo, no pasa ningún vehículo y ninguno se encuentra atrapado por el bloqueo, ya que aquellos que han debido circular por la zona y que pertenecen a misiones de derechos humanos, medios de comunicación o ambulancias, tienen vía libre.

Miles de campesinos, con sus machetes, bastones de mando al mejor estilo indígena y sombreros tejidos en la región, atraviesan la extensa carretera. A paso ligero, están en plena actividad, unos vienen con leña en sus hombros, otros conducen alimentos, organizan, hablan y esperan.

Son aproximadamente quince mil campesinos, hombres, mujeres y niños que se han sumado al gran paro cafetero en esta región del Huila, que inicia cerca de Campo Hermoso (Huila) a una hora de Florencia - Caquetá y que se extiende cuatro kilómetros más allá del Puente del Avispero sobre el río Suaza, kilómetros en paro altivo y poco reseñados por los medios.

Todo el transporte del sur de Colombia está paralizado, kilómetros de pavimento ardiente que denotan la resistencia del campesinado cafetero, barricadas improvisadas, inmensos troncos y rocas que parecen inamovibles, llantas quemadas y otras listas para arder cuando sea necesario, esperan, ¿qué perder?

Si los costos de producción para los pequeños y medianos productores son más altos que lo generado por la venta del producto? ¿Qué perder? Si el campo colombiano muere de abandono productivo y el gobierno impone la dictadura parasitaria de la especulación financiera y el modelo foráneo de los proyectos minero - energéticos?¡

Mientras las comunidades realizan reuniones informativas y propone dialogo, el gobierno nacional bombardea con gas pimienta, golpea, mutila, acosa, sobrevuela, incendia y encarcela.

En Garzón por ejemplo desde helicópteros arrojan artefactos a los marchantes, uno de ellos,- narra uno de los líderes de Suaza- cayó sobre una guardería de la comunidad Najo, próxima a Garzón.

El espíritu del paro es pacífico pero: "La gente está muy indignada por lo ocurrido en Garzón y en todo el país y está decidida a defender su derecho constitucional a la protesta".

Llegamos al Puente del Avispero sobre el rio Suaza y una multitud latente ríe, habla y pregona consignas, impresiona la gran cantidad de pueblo reunido en más de dos kilómetros sobre la carretera y en su periferia  donde se encuentran los innumerables cambuches de gigantes plásticos de color negro, las cocinas y donde pernoctan los manifestantes que no están de guardia.

El Valle de Suaza se encuentra agitado como pocas veces, los únicos vehículos que se ven pasar constantemente son las camionetas cargadas de personas y leña que llegan de las más de ciento sesenta veredas a sumarse al más que justo paro cívico nacional cafetero.

Y por supuesto los típicos y ya memorables Wiillys abarrotados de alimentos para la gran multitud. Otros pasan en moto megáfono en mano dando instrucciones, convocando por ejemplo a delegados de las Juntas para que recojan el agua en un punto de abastecimiento específico y otras orientaciones.

El 26 de febrero en horas de la noche, todos están pendientes de las noticias, quieren convencerse que en las pantallas de los televisores su lucha será reconocida y observada por millones de colombianos.

Se sienten orgullosos, no solamente porque en las noticias del 26 salieron reportes e imágenes de bloqueos y marchas cafeteras en todo el país incluido el Huila pero no del Valle de Suaza, ni de sus quince mil marchantes.

Tampoco se había hecho mención en los medios masivos de los otros aproximadamente quince mil manifestantes que mantienen el bloqueo de la vía en el punto del cruce de Acevedo, y Guadalupe, en el cual se encuentran concentradas más de cinco mil personas, tampoco se habla de Altamira, todos estos puntos de bloqueos y movilización suman más de treinta mil personas.

El martes  26 por la mañana un medio masivo de televisión hizo presencia por fin en Suaza y Acevedo, grabaron y realizaron algunas entrevistas, por eso a las 7 de la noche, en el sitio conocido como la "Y" un poblado de quince casas y quince tiendas,-

estas últimas fueron copadas por la multitud y en efecto un potente aplauso y una risa de orgullosa alegría, brotó de los comercios en el momento en que el noticiero le dedicó diez segundos de informe acompañado de  imágenes de los varios kilómetros bloqueados en el Valle de Suaza, hablaron de quince mil marchantes. ¿Cómo no sentirse orgulloso?

El que RCN y Caracol, elaboraran una reseña así fuera con ultrajante brevedad es ya una batalla ganada. Porque a pesar de las imágenes editadas y entrevistas censuradas, al cerco mediático le fue imposible ocultar la contundente movilización.

Las pancartas que identifican a algunas de las veredas vienen, van y se agitan "por acuerdo justo a las políticas cafeteras" se lee en una de ellas, ¡viva el paro cafetero! dice en otra.

En ciertos momentos del día y la noche, una gran multitud se agolpa y los discursos afloran, se llama a la resistencia  se reconoce el éxito del paro, pero se advierte que esto apenas inicia y que hay que contar con mucha fortaleza, ya que; ¡si es necesario permanecer en paro durante semanas, se hará!

Estos colombianos están peleando contra los bajos precios del café, en contra de la quiebra de este sector, exigen al gobierno la disminución de los precios de los abonos y herbicidas  desnudan la falacia de lo que llama el gobierno subsidio y plan de estímulos, saben que están trabajando a perdida y exigen restructuración de la deuda de los cafeteros con los bancos, cancelación de las exploraciones en el Páramo de Miraflores y  desmonte de la Federación Nacional de Cafeteros.

Hablan incluso de estar preparados para marchar hacia Bogotá si es necesario y hacer retumbar con su paso digno la cordillera y la fría capital del país.

Queda claro que la participación del pueblo en la lucha por la paz digna y con justicia social, que ha sido puesta en los términos de una paz que pretende ser silencio y otra con vivienda, trabajo digno, salud y soberanía está debatiéndose realmente en las calles de Colombia, así como acontece por estos días en este apartado valle de la permanencia  el Valle del Río Suaza, donde el pueblo es el que habla y está decidido a imponer la paz.

Hoy el aroma del café colombiano está servido en la espina dorsal misma de la circulación económica del país. El café está servido, el pueblo cada vez teme menos, es más digno y enérgico, porque como lo afirmó un líder campesino del Eje Cafetero "No tememos nada, ni a la muerte, porque muriendo estamos ya" en el abandono y la miseria.

El gobierno nacional ha autorizado la retoma de las vías del sur de Colombia. Se inventó un encuentro, una negociación, unos acuerdos y unas noticias, es la vieja táctica que busca desmovilizar, desmotivar y reprimir violentamente, sin embargo el pueblo continúa en las calles.

Los oportunistas quedarán a la intemperie  los comités veredales saldrán fortalecidos o   serán creados en medio de la movilización misma y no cuando las vías estén desbloqueadas y los campesinos en sus viviendas masticando el tiempo.

Las organizaciones populares deben ser las últimas en abandonar el escenario, deben permanecer, deben aprender de la digna base popular, que enseña a su estilo -con las tan repudiadas por el Estado- Vías de Hecho, resiste y acusa a quienes como el ministro de agricultura,-

el gerente general de la Federación de cafeteros y el presidente de la república son de los pocos beneficiados con la entrega indigna del país a los apetitos multinacionales, por eso resisten a la violenta embestida gubernamental que por estos días ha colmado de brutalidad policial los caminos desde donde hombres y mujeres del café brotan y desafían a los artífices del oscuro sueño minero - energético.


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