Valle del Suaza, Huila, dignidad de exportación
Por: Red de Medios Alternativos Populares del Oriente Colombiano
Por: Red de Medios Alternativos Populares del Oriente Colombiano
Paro cívico nacional cafetero
El Río Suaza forma un extenso valle que cubre no solo una
tradicional tierra cafetera sino que de sus proximidades emerge un inmenso
bosque de niebla.
Ciento treinta y cinco comunidades de donde provienen
caficultores, dueños de fincas y cultivadores de productos de pan coger que se
han sumado al Paro Cívico Nacional Cafetero; han tomado la carretera y armado un anillo de seguridad
que cumbre más de seis kilómetros.
Dentro de dicho anillo, no pasa ningún vehículo y ninguno
se encuentra atrapado por el bloqueo, ya que aquellos que han debido circular
por la zona y que pertenecen a misiones de derechos humanos, medios de
comunicación o ambulancias, tienen vía libre.
Miles de campesinos, con sus machetes, bastones de mando
al mejor estilo indígena y sombreros tejidos en la región, atraviesan la
extensa carretera. A paso ligero, están en plena actividad, unos vienen con
leña en sus hombros, otros conducen alimentos, organizan, hablan y esperan.
Son aproximadamente quince mil campesinos, hombres,
mujeres y niños que se han sumado al gran paro cafetero en esta región del
Huila, que inicia cerca de Campo Hermoso (Huila) a una hora de Florencia -
Caquetá y que se extiende cuatro kilómetros más allá del Puente del Avispero
sobre el río Suaza, kilómetros en paro altivo y poco reseñados por los medios.
Todo el transporte del sur de Colombia está paralizado,
kilómetros de pavimento ardiente que denotan la resistencia del campesinado
cafetero, barricadas improvisadas, inmensos troncos y rocas que parecen inamovibles,
llantas quemadas y otras listas para arder cuando sea necesario, esperan, ¿qué
perder?
Si los costos de producción para los pequeños y medianos
productores son más altos que lo generado por la venta del producto? ¿Qué
perder? Si el campo colombiano muere de abandono productivo y el gobierno
impone la dictadura parasitaria de la especulación financiera y el modelo
foráneo de los proyectos minero - energéticos?¡
Mientras las comunidades realizan reuniones informativas
y propone dialogo, el gobierno nacional bombardea con gas pimienta, golpea,
mutila, acosa, sobrevuela, incendia y encarcela.
En Garzón por ejemplo desde helicópteros arrojan
artefactos a los marchantes, uno de ellos,- narra uno de los líderes de Suaza-
cayó sobre una guardería de la comunidad Najo, próxima a Garzón.
El espíritu del paro es pacífico pero: "La gente
está muy indignada por lo ocurrido en Garzón y en todo el país y está decidida
a defender su derecho constitucional a la protesta".
Llegamos al Puente del Avispero sobre el rio Suaza y una
multitud latente ríe, habla y pregona consignas, impresiona la gran cantidad de
pueblo reunido en más de dos kilómetros sobre la carretera y en su
periferia donde se encuentran los
innumerables cambuches de gigantes plásticos de color negro, las cocinas y
donde pernoctan los manifestantes que no están de guardia.
El Valle de Suaza se encuentra agitado como pocas veces,
los únicos vehículos que se ven pasar constantemente son las camionetas
cargadas de personas y leña que llegan de las más de ciento sesenta veredas a
sumarse al más que justo paro cívico nacional cafetero.
Y por supuesto los típicos y ya memorables Wiillys
abarrotados de alimentos para la gran multitud. Otros pasan en moto megáfono en
mano dando instrucciones, convocando por ejemplo a delegados de las Juntas para
que recojan el agua en un punto de abastecimiento específico y otras
orientaciones.
El 26 de febrero en horas de la noche, todos están
pendientes de las noticias, quieren convencerse que en las pantallas de los
televisores su lucha será reconocida y observada por millones de colombianos.
Se sienten orgullosos, no solamente porque en las
noticias del 26 salieron reportes e imágenes de bloqueos y marchas cafeteras en
todo el país incluido el Huila pero no del Valle de Suaza, ni de sus quince mil
marchantes.
Tampoco se había hecho mención en los medios masivos de
los otros aproximadamente quince mil manifestantes que mantienen el bloqueo de
la vía en el punto del cruce de Acevedo, y Guadalupe, en el cual se encuentran
concentradas más de cinco mil personas, tampoco se habla de Altamira, todos
estos puntos de bloqueos y movilización suman más de treinta mil personas.
El martes 26 por
la mañana un medio masivo de televisión hizo presencia por fin en Suaza y
Acevedo, grabaron y realizaron algunas entrevistas, por eso a las 7 de la
noche, en el sitio conocido como la "Y" un poblado de quince casas y
quince tiendas,-
estas últimas fueron copadas por la multitud y en efecto
un potente aplauso y una risa de orgullosa alegría, brotó de los comercios en
el momento en que el noticiero le dedicó diez segundos de informe acompañado
de imágenes de los varios kilómetros
bloqueados en el Valle de Suaza, hablaron de quince mil marchantes. ¿Cómo no
sentirse orgulloso?
El que RCN y Caracol, elaboraran una reseña así fuera con
ultrajante brevedad es ya una batalla ganada. Porque a pesar de las imágenes
editadas y entrevistas censuradas, al cerco mediático le fue imposible ocultar
la contundente movilización.
Las pancartas que identifican a algunas de las veredas
vienen, van y se agitan "por acuerdo justo a las políticas cafeteras"
se lee en una de ellas, ¡viva el paro cafetero! dice en otra.
En ciertos momentos del día y la noche, una gran multitud
se agolpa y los discursos afloran, se llama a la resistencia se reconoce el éxito del paro, pero se
advierte que esto apenas inicia y que hay que contar con mucha fortaleza, ya
que; ¡si es necesario permanecer en paro durante semanas, se hará!
Estos colombianos están peleando contra los bajos precios
del café, en contra de la quiebra de este sector, exigen al gobierno la
disminución de los precios de los abonos y herbicidas desnudan la falacia de lo que llama el
gobierno subsidio y plan de estímulos, saben que están trabajando a perdida y
exigen restructuración de la deuda de los cafeteros con los bancos, cancelación
de las exploraciones en el Páramo de Miraflores y desmonte de la Federación Nacional de
Cafeteros.
Hablan incluso de estar preparados para marchar hacia
Bogotá si es necesario y hacer retumbar con su paso digno la cordillera y la
fría capital del país.
Queda claro que la participación del pueblo en la lucha
por la paz digna y con justicia social, que ha sido puesta en los términos de
una paz que pretende ser silencio y otra con vivienda, trabajo digno, salud y
soberanía está debatiéndose realmente en las calles de Colombia, así como
acontece por estos días en este apartado valle de la permanencia el Valle del Río Suaza, donde el pueblo es el
que habla y está decidido a imponer la paz.
Hoy el aroma del café colombiano está servido en la
espina dorsal misma de la circulación económica del país. El café está servido,
el pueblo cada vez teme menos, es más digno y enérgico, porque como lo afirmó
un líder campesino del Eje Cafetero "No tememos nada, ni a la muerte, porque
muriendo estamos ya" en el abandono y la miseria.
El gobierno nacional ha autorizado la retoma de las vías
del sur de Colombia. Se inventó un encuentro, una negociación, unos acuerdos y
unas noticias, es la vieja táctica que busca desmovilizar, desmotivar y
reprimir violentamente, sin embargo el pueblo continúa en las calles.
Los oportunistas quedarán a la intemperie los comités veredales saldrán fortalecidos
o serán creados en medio de la
movilización misma y no cuando las vías estén desbloqueadas y los campesinos en
sus viviendas masticando el tiempo.
Las organizaciones populares deben ser las últimas en
abandonar el escenario, deben permanecer, deben aprender de la digna base popular,
que enseña a su estilo -con las tan repudiadas por el Estado- Vías de Hecho,
resiste y acusa a quienes como el ministro de agricultura,-
el gerente general de la Federación de cafeteros y el
presidente de la república son de los pocos beneficiados con la entrega indigna
del país a los apetitos multinacionales, por eso resisten a la violenta
embestida gubernamental que por estos días ha colmado de brutalidad policial
los caminos desde donde hombres y mujeres del café brotan y desafían a los
artífices del oscuro sueño minero - energético.