“No creo que el problema se resuelva con la represión”: Fabio Duque Jaramillo, Obispo de Garzón,Huila
Obispo de Garzón
Comunicado Público Diócesis de Garzón
El Obispo de Garzón, pastor del pueblo de Dios que le ha
sido confiado, comprometido con el auténtico desarrollo humano y consciente del
enorme aporte que la caficultura ha dado a esta región y al país,-
ha estado
atento a las situaciones que se presentan a raíz de la crisis económica que
viven los cafeteros que ha generado graves problemas sociales y de su decisión
de convocar un paro.
Después de:
- escuchar a miembros del gremio cafetero de total
confianza y equilibrio en su manera de pensar,
- ver el sufrimiento de los campesinos cafeteros de la
región,
- haber pedido a algunos de mis colaboradores más
directos y dilectos: los sacerdotes, que acompañen y estén cerca a los
campesinos en paro.
- conocer que es un derecho amparado por la constitución:
la protesta pacífica para manifestar la inconformidad y pedir soluciones a los
problemas.
Solicité expresamente a mis hermanos sacerdotes para que
exhorten a los campesinos en paro a reivindicar sus legítimos derechos sin
acudir a actitudes violentas.
Los sacerdotes han colaborado con estos hermanos nuestros
en la recolección y suministro de alimentación, y en la medida de lo posible
han buscado prestarles los servicios necesarios.
El contacto con ellos me ha permitido tener un
conocimiento cercano de la situación tan compleja que se está viviendo.
Ante el rumbo que han tomado los acontecimientos, me veo
en la obligación de hacer la siguiente declaración.
1.- La Iglesia Particular de Garzón, consciente del
deterioro económico progresivo que están viviendo los campesinos que tienen el
café, como ingreso fundamental para vivir, ha creído conveniente acompañar a
estos hermanos nuestros en este justo derecho de manifestar de manera pacífica
su inconformismo y desacuerdo.
2.- Invito tanto a las autoridades como a los dirigentes
del paro para que se sienten a dialogar, sin poner condiciones. La situación es
grave y podría traer consecuencias funestas para el país. No creo que el
problema se resuelva con la represión.
Pido no encerrarse de manera absoluta, en los propios
puntos de vista. Dialogar significa estar dispuesto a ceder, pero no es posible
ceder de un solo lado y sobre todo esgrimir el argumento de autoridad para
cerrarse en las posiciones.
3.- Rechazo todas las intervenciones violentas vengan de
donde vengan. Como Iglesia no apoyo, ni acepto que mis hermanos sacerdotes
estén presentes cuando se dan brotes de violencia. No puedo aceptar que por
parte de la fuerza pública se destruyan los alimentos y los utensilios propios
para prepararlos.
Tampoco acepto el saqueo de la propiedad privada, que
evidencia la presencia de fuerzas extrañas, a los campesinos. La violencia, venga de donde
venga engendra violencia. El valor principal de toda sociedad es la vida y la
violencia es un atentado contra ella.
Por eso la rechazo e invito a todos los manifestantes, al
gobierno y a las fuerzas del orden, a no recurrir a ella, porque no soluciona
los problemas, por el contrario los agrava y engendra más miseria y hambre.
4.- He tenido informaciones fidedignas que a algunos de
nuestros campesinos los han obligado a participar. Me parece una falta grave,
por parte de los autores de estas exigencias, a la conciencia de nuestros campesinos.
Toda presión a la conciencia es una de las formas más
deplorables de violencia, porque termina destruyendo el don sagrado de la
libertad. Mientras nuestras acciones no nos lleven al respeto de la libertad
del otro, no contribuimos al progreso auténtico de los pueblos.
Por tanto vengan de donde vinieren, rechazo enérgicamente
estas conductas que no construyen y si destruyen.
5.- Los sacerdotes me han indicado que conocen
personalmente a la mayoría de los campesinos que se han lanzado al paro por su asfixiante
situación económica y a los cuales no se les puede tildar irresponsable e
irrespetuosamente de pertenecer a movimientos subversivos.
El Obispo y el clero de Garzón instan a cualquier grupo
que quiera manipular la protesta, en particular a los grupos ilegales, a que se
respete la autonomía de los campesinos y su derecho a manifestarse
pacíficamente, de otra manera se deslegitimarían los fines que se buscan en
bien de la región.
6-. Crece mi preocupación cuando constato que las medidas
oficiales no han logrado dar respuesta a las aspiraciones y necesidades
urgentes de los cafeteros y como conclusión muchos jóvenes por su situación
económica desesperada y la falta de colaboración de las autoridades, puedan
terminar perdiendo la credibilidad en las instituciones y en la democracia y
opten por caminos errados.
7.- Reitero mi invitación a un diálogo responsable y a
actitudes pacíficas de todas las partes que nos permitan mirar con alguna
esperanza el futuro de nuestros caficultores que a través de ya tantos años
tanto bien le han traído al país.
Es necesario ser conscientes de los aportes
que al progreso de muchas de nuestras regiones, ha dado el gremio cafetero.
8.- Con grande esperanza, de que pronto, en mesa de
diálogo, podamos encontrar soluciones para el bien de nuestra región y de
Colombia y de que no tengamos que lamentar crisis peores ante la situación
injusta que viven nuestros campesinos, ofrezco a todos estos hermanos mi
cercanía y apoyo, junto con la de mis sacerdotes, siempre que se mantengan en
actitud de paz.
Oro por todos ante el Señor para que nos fortalezca con
su Espíritu, nos conceda el don de La Paz y en su nombre les bendigo.
Garzón, 28 de febrero de 2013
+ Fray Fabio Duque Jaramillo, ofmObispo de Garzón