Proyecto Gramalote
Por Juan Felipe Harman
Por Juan Felipe Harman
La tierra sigue siendo un factor central. La pobreza y la desigualdad van de la mano, en un matrimonio indivisible amparado por el despojo de millones de colombianos.
La restitución de tierras promovida por Santos, lejos de ser una nueva esperanza termina por ser una frustración más para los relatos de dolor de las víctimas. Las cifras lo demuestran.
El motor de la historia de Colombia ha sido sin duda alguna la lucha por la tierra, miles de relatos del despojo recorren las calles y caminos del país. Las familias colombianas han sido desplazadas generacionalmente más de tres veces en los últimos 100 años utilizando la violencia como método de poder.
En los últimos 20 años se produjo un desplazamiento de 5 millones de personas hacia la periferia de las ciudades por apoderarse de la tierra; es así como la mafia y grupos empresariales terminaron por reordenar el país a su conveniencia recrudeciendo las dinámicas del conflicto social y armado.
Según el informe del Pnud el 52 % de la gran propiedad está en manos del 1,15 % de la población, la concentración de la tierra termina siendo uno de los factores que explican que Colombia sea el tercer país más desigual en el mundo.
El Meta es el tercer departamento del país con mayor área de tierras despojadas. Desde 1997 y agosto del 2010 hay más de 125.000 personas en condición de desplazamiento.
Villavicencio, su capital ha sufrido un crecimiento vertiginoso en su superficie urbana con más de 240 barrios construidos por cuenta propia a partir de la llegada de 70.000 víctimas.
La apropiación de tierras se hizo por todo tipo de métodos; en donde la ilegalidad permeo notarias, alcaldías, y alto gobierno. Solo en la Notaria de San Martin se descubrió como legalizaron 185.000 hectáreas de algunas tierras en Mapiripán donde el Incoder coadyuvo a limpiar las tierras y generar títulos.
Este panorama cargado de violencia y dolor contrasta con un “nuevo despeje” que viene reproduciéndose en el Meta, este nuevo despeje no se sustenta en una negociación de paz entre actores armados, tiene su esencia frente a la hegemonía-
de los actores económicos que tienen presencia en el Meta, múltiples empresas agroindustriales y petroleras, nacionales y multinacionales tienen una fuerte presencia en todo el territorio departamental haciendo gala de traer desarrollo y progreso.
Es un desarrollo que solo se ve en sus bolsillos a costas de la apropiación de la tierra y el territorio de los metenses, donde hacen lo que quieren sin regulación ni mediación alguna;-
en donde la explotación marginante de los pobladores que no tienen otra alternativa que mendigar en competencia con sus vecinos para tener el simple derecho al trabajo, frente al desempleo y la pobreza creciente.
El despojo se reinventa de manera más sofisticada, manteniéndose y profundizándose. Es así como en estos días un promedio superior a las 1.200 familias del asentamiento de la Victoria fueron desalojadas sin alternativa alguna por parte de la Alcaldía.
Juan “sin miedo” destino recursos para su capricho del helicóptero pero no le intereso generar una salida negociada y digna para una comunidad que reclama un derecho.
En la Vereda las Leonas en Puerto López campesinos a quienes les adjudicaron unas tierras, hoy se encuentran en amenaza de perder su tierra ubicada en la codiciada altillanura por que el Incoder reverso la titulación y dejo a los campesinos en el aire.
El pueblo indígena Achagua termino con su cementerio sagrado destruido por un oleoducto cuyos propietarios son Pacific Rubiales y Ecopetrol. Múltiples son los conflictos que se desarrollan actualmente por el derecho al territorio de las comunidades.
En ese estricto contexto, hay que hacer referencia al discurso demagogo del Gobierno. Cuando se analizan las cifras concretas “la Reforma Agraria de Santos” terminaría siendo un mal chiste, sino fuera porque finaliza burlándose del dolor de miles de víctimas que perdieron sus familias, su tierra, su territorio y parte de su vida en un conflicto histórico en el país.
De las 160 mil restituciones, a realizarse según el Plan Nacional de Desarrollo durante los cuatro años de gobierno, sólo se harán efectivas 11 mil en el 2012.
Finalizado el "Plan de Choque", tan sólo 1.005 hectáreas fueron realmente restituidas, donde el Ministro de Agricultura viene sumando restituciones, con titulación de tierras y adjudicación de baldíos.
La esperanzada “restitución” no pude ser un discurso vacío mientras que se sigue concentrando la tierra dentro de una política agraria en donde priman los monopolios y grupos económicos del sector financiero.
En el ejercicio de una verdadera restitución el país se juega la oportunidad de reconstruir la dignidad humana fragmentada por la violencia, recuperando un país de tradición rural no solo por la soberanía alimentaria,-
sino por tejer las practicas solidarias y comunitarias que construyen verdadera paz, pero ante todo el derecho a mantener la memoria y la palabra de las victimas vigentes como la fuerza histórica para la construcción de justicia social.
Es por eso que los invito a la movilización del 6 de Marzo contra el despojo, organizada directamente por las víctimas para que cese la mentira y el engaño, para darle paso a la verdad y la justicia, en ese largo camino es que construye un país al tamaño de nuestros sueños.
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