El país fue sorprendido a las nueve de la mañana cuando una cadena radial nacional anunció la renuncia del Ministro de defensa doctor Rodrigo Rivera
Al ser entrevistados los directores de los partidos Liberal, Cambio Radical y de la U, coincidieron en desconocer la militancia de Rivera en alguna de estas colectividades, señalándolo como una cuota del ex presidente anterior en el actual gobierno.
Los mismos directores han expresado el trillado argumento de que su retiro se debe a que la percepción de seguridad nacional o lucha contrainsurgente venía deteriorándose, por la incorrecta conducción de parte del ministro de la seguridad pública.
Sin embargo, desde nuestra perspectiva, como vocero del Polo en la Cámara de Representantes, consideramos que la política de guerra implementada en Colombia desde el gobierno Pastrana, pasando por el señor Uribe, asesorada y en parte financiada por el gobierno norteamericano, esa política está fracasando.
Esto no sólo se debe a que la insurgencia ha comprendido y reestructurado su estrategia de guerra contra el Estado sino porque las causas generadoras del conflicto siguen aumentando.
Hoy vemos los resultados en el aumento en las brechas de miseria de las mayorías nacionales, en el sistemático empobrecimiento de la clase media, en el desplazamiento interno, en la concentración de tierras, en la entrega del patrimonio público, mientras que al mismo tiempo somos espectadores del desarrollo de unas locomotoras que benefician cada vez más a los más ricos de Colombia y a las multinacionales.
La locomotora minera es una muestra del deterioro de la vida de miles de colombianos, que se verán abocados a enfermedades, contaminación de las aguas, destrucción de los bosques y por ende la contribución al aumento del calentamiento global y la destrucción de la madre naturaleza.
La renuncia del ministro es una movida en el poder ejecutivo que, desde el Polo Democrático, podemos saludar como una posibilidad para que el Presidente Juan Manuel Santos utilice las llaves que permitan empezar a abrir la puerta de la paz.
Las actuales condiciones económicas internacionales que permiten que nuestro país se integre más al continente, según lo definido en Unasur, aunado a la profunda crisis de los Estados Unidos y la no aprobación del TLC, requiere que los sectores dominantes no sigan malgastando los más de doscientos billones de pesos en guerra utilizados en la década anterior.
La integración de la Patria Grande exige la superación del conflicto en Colombia. En buena ahora renuncia del Doctor Rivera, para que ojalá el presidente decida utilizar la llave de la paz.
El movimiento popular ya dio los primeros pasos. El reciente encuentro de Barrancabermeja es un gigantesco inicio y, el próximo Congreso de Tierras y Territorios es una iniciativa más en la perspectiva de la paz.
El ejecutivo tiene la palabra; la sociedad reivindica la paz como derecho. A usted señor presidente le corresponde despejar el camino de guerreristas y las fuerza armadas deben situarse del lado de la solución política del conflicto armado.