viernes, febrero 07, 2014

Terrorismo de Estado
El Ejército como el DAS son aparatos criminales
Por Camilo Raigozo. Notimundo

Sobre la historia criminal del que fue el tristemente célebre “cartel de las tres letras”, DAS, bajo el gobierno de Uribe, hay bastantes investigaciones, procesos judiciales y notas de prensa, entre otras pruebas de lo que aquí afirmamos.

No solo por los casi 4.000 asesinatos a sangre fría de jóvenes de estratos populares cometidos por tropas del Ejército, mal llamados falsos positivos, sino también por el apoyo, entrenamiento y complicidad con la estrategia paramilitar, para exterminar a la UP y cometer centenares de masacres y asesinatos selectivos, se puede afirmar que el Ejército, como el DAS, es un gran aparato criminal.

“El Ejército de Colombia, es uno de las más criminales del mundo”, afirmó hace algunos meses a este medio el abogado y defensor de derechos humanos Ramiro Orjuela.

A la connivencia perpetua con los grupos paramilitares, a quienes sus miembros llaman “primos”, al Ejército le siguen estallando escándalos. El último es el de las “chuzadas”, denunciado por la revista Semana recientemente.

El coronel Hernán Orozco, condenado junto al general Uscátegui por la masacre de Mapiripán, Meta, cometida por paramilitares y militares en julio de 1997, confesó ante los estrados judiciales que: “Los paramilitares son la amante del militar. No se puede llevar a la casa, pero hay que tenerla” (1).

Esta honesta aseveración del criminal del Ejército, minimizada y desapercibida por los medios, significa que toda unidad militar debe tener paramilitares a su servicio. “No puede saberlo la opinión pública, pero hay que tenerlos”, parafraseando a Orozco.

¿Y para que deben tener las unidades militares, escuadrones o sujetos paramilitares u otro tipo de sicarios? Pues para hacer el trabajo sucio: amenazar, matar o desaparecer y cubrir los crímenes con el manto de la impunidad.

Los paramilitares, con todo el poder que tienen, por sí solos no podrían tener acceso a la diversa y profunda información sobre las personas y organizaciones sociales blanco de sus amenazas y crímenes. Entonces ¿quién recaba la información con inteligencia y alta tecnología, planifica y traza las estrategias criminales que terminan ejecutando los sicarios, llamados paramilitares?

Alejandro Santos, director de la Revista Semana, medio que destapó el escándalo de las “chuzadas” del Ejército, aseveró a una estación radial que, "En esa fachada de legalidad se hacían trabajos ilegales, tenemos todos las pruebas, las fuentes, el acervo probatorio y testimonial de lo que ocurrió".

Santos también confirmó que tiene pruebas de que el Ejército espiaba de manera ilegal no solo a los negociadores del Gobierno en La Habana, sino también a otros sectores de la sociedad. Igualmente advirtió  que el Gobierno y los militares están tratando de minimizar el escándalo y de poner en cuestionamiento la credibilidad de Semana copiando el libreto de lo sucedido en el DAS.

El director de la revista también expresó que todavía falta mucho por contarle al país y que temía por la seguridad de las fuentes a quienes tratará de proteger con el anonimato. "Lo único que logran las investigaciones son las amenazas al tocar intereses muy profundos", dijo Santos.

¿A manos de quién van a parar esas informaciones producto de las “chuzadas ilegales” de las tropas que dirige Pinzón? ¿Son suministradas a sus “amantes” los paramilitares como lo describió el coronel Hernán Orozco? ¿Cuántas siniestras “fachadas” tiene la inteligencia militar en Bogotá y en el resto del país?

¿Tienen algo que ver con las recientes amenazas de los paramilitares “águilas negras”, “rastrojos”, “urabeños” y otros, contra los dirigentes de la Unión Patriótica, Marcha Patriótica, la MIA, políticos de izquierda, reclamantes de tierras, indígenas, campesinos, estudiantes, sindicalistas y otras víctimas y de los asesinatos que se han perpetrado?

El ministro de la guerra y la represión contra el pueblo, Juan Carlos Pinzón, con el cinismo y la arrogancia que lo caracteriza, dijo entre otras cosas que, “las operaciones de inteligencia con fachadas son totalmente legítimas y se van a seguir haciendo”.

Sí estas acciones criminales del Ejército son “legales” gracias a la nueva Ley de Inteligencia, entonces esta ley fue hecha para el crimen y su respectiva impunidad, hay que derogarla.

Pero el poderío del aparato militar quedó demostrado en la voltereta relámpago del presidente Juan Manuel Santos (en cuya permanencia al frente del Ministerio de Defensa los uniformados cometieron miles de crímenes), quién en menos de 24 horas pasó de la autoridad y dureza al acatamiento y sumisión.

El miércoles anterior JM Santos había afirmado que  fuerzas oscuras estaban detrás de las chuzadas del Ejército a los negociadores del Gobierno en La Habana. "Fuerzas oscuras que están tratando de sabotear procesos, como el proceso de paz", había afirmado el Presidente.

Sin embargo pocas horas después la volteada de Santos, el presidente, fue enorme. "Las fachadas de inteligencia, como la que se allanó, son totalmente lícitas. Son operaciones de inteligencia que están contempladas dentro de la ley de inteligencia, y eso no tiene nada de irregular", dijo el mandatario sin el más leve sonrojo. ¿De dónde lo tienen agarrado los militares?

Para amainar el escándalo el ministro Pinzón y los altos mandos procedieron a relevar a los cabecillas chuzadores Mauricio Ricardo Zúñiga, general, jefe de inteligencia y Óscar Zuluaga, general, director de la Central de Inteligencia Técnica del Ejército, quienes fueron enviados a chuzar en otras dependencias y en otros lugares. Para eso son intocables.


  • "



  • Publicidad
    Paute aquí
    Contáctenos


    Zona comercial