lunes, septiembre 10, 2012

Policía agredió brutalmente a joven estudiante en el centro de Bogotá
Por Corporación Claretiana

Dos auxiliares y un Patrullero de la Policía Nacional que se ubican en la entrada de la estación Av. Jiménez de Transmilenio en-
 
Bogotá, detuvieron arbitrariamente al joven misionero claretiano, estudiante de teología, Faiver Medina Robayo.

Los policías sometieron a tratos crueles, inhumanos y denigrantes, en hechos ocurridos a la 7 de la noche del  miércoles 5 de septiembre de 2012.

Medicina legal después del diagnóstico realizado el día 6 concluyó: la agresión se dio en términos contundentes, abrasivo, por golpes, heridas en la piel y hematomas y otros dando incapacidad médico legal por 12 días y remitirse en un mes para ver posibles secuelas.

Denunciamos que el abuso de autoridad y tratos crueles  por parte de la Policía Metropolitana y por miembros del Ejército Nacional en este lugar son una práctica sistemática que-
 
no es denunciada ya que la mayoría de víctimas, humildes y temerosas, no encuentran garantías y mecanismos que contribuyan a hacer justicia y no repetición en estos casos.

La detención inició con una requisa, a la cual el joven  religioso accedió sin reparos. Sin embargo, el proceder de las autoridades policiales fue: obligarle a  abrir las piernas, subir las manos,-
 
después de esto un auxiliar procedió a la requisa,  apretó sus partes íntimas (los genitales) ocasionándole dolor, en un acto de evidente abuso de autoridad,- 
sobrepasando los límites y agrediendo la dignidad del joven religioso, seguidamente el uniformado paso su mano por entre la ropa hasta el recto.

Luego hicieron sacar todo lo que llevaba en los bolsillos de sus prendas, pantalón y chaqueta.

En ese instante se acercó un Oficial de Policía (Patrullero) hablando por el equipo de comunicación donde recibía la orden de llevarlo al CAI, sin sindicarle ningún  cargo,-
 
o manifestarle algún requerimiento de un ente judicial de manera verbal o escrita o hallarse en un acto de flagrancia o generando algún desorden público.

Todo lo contrario  el joven religioso iba a sacar unas copias para su jornada de estudios en la universidad.

Sin oponer resistencia fue conducido a la fuerza, a empujones y sujetado fuertemente por el cuello con su chaqueta, mientras hacía esfuerzos para que lo escucharan identificándose una y otra vez como religioso y exigiendo se le respetaran sus derechos.

En el CAI lo obligaron a desnudarse: una vez en ropa interior lo querían obligar a desnudarse totalmente, realizar cunclillas y a saltar tres veces;-
 
al negarse le propinaron una paliza, tirándolo al piso, dándole patadas, y golpes, dejando huellas de aruñones en su cuerpo. Luego lo amenazaron con llevarlo a la UPJ.

Seguidamente propio de una detención arbitraria, lo confinaron en un calabozo en esta dependencia (CAI San Victorino).

Más tarde le quitaron su identificación y lo llevaron en un camión de la Policía supuestamente para la UPJ, llegaron a un lugar frente a la Universidad de los Andes y él les pregunta por la UPJ, le respondían que más tarde…, quién sabe… Luego lo cambiaron a otro camión.

El sacerdote Carlos Julio Rozo llego para acompañarlo en este lugar y para garantizar que lo liberaran y no le agredieran más; al llegar los abogados defensores de derechos humanos de la-
 
Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, se convino con los agentes de policía que el Padre acompañante, hermano de comunidad religiosa, firmara un acta de buen trato como-
 
requisito para la entrega del Joven estudiante, aclarando que esta corresponde al trato brindado en ese último lugar, y no de los hechos ocurridos en el CAI de San Victorino.


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