¿Cuál Procurador tendremos?
Por: Cecilia Orozco Tascón. El Espectador
El procurador que asuma en enero próximo tendrá una histórica responsabilidad con la semidemocracia que aún subsiste: si honra su cargo, no le dará miedo el desmedido poder que hoy ostenta el Ejecutivo y será un verdadero juez de la conducta de funcionarios y congresistas;
pero si opta por el camino fácil, será un vergonzoso dependiente de la Casa de Nariño y se confirmará que fue plantado en ese puesto con el fin de acomodar su gestión a los intereses del Gobierno.
Lastimosamente, y dadas las demostraciones de manipulación que nos han dado con la selección de magistrados, no hay lugar para muchas esperanzas. Lo más probable es que la Procuraduría caiga (también) en manos de un subalterno del Presidente.
Se ha dicho que la escogencia de Darío Martínez como candidato del Consejo de Estado a la terna de la que saldrá el nuevo jefe del Ministerio Público, le dio temor a la gente del régimen.
La objeción contra él es que es un buen aspirante. Y allá necesitan a un amigo, no a un jurista. En vista del enredo, convocaron a la coalición uribista para asistir a una “cumbre” palaciega. La estrategia es la que se viene aplicando: pónganse de acuerdo con un “candidato de consenso” y el Jefe de Estado lo apoyará.
Significa que les ordenará a los congresistas borregos que voten por él, con el fin de bloquear a Martínez y al representante de la Corte Suprema. En eso andan. El Mandatario ya tiene cuatro nombres entre quienes, por supuesto, dirá cuál es su ungido.
Integran la lista el ex magistrado Rubén Darío Henao; el actual secretario general del Senado, Emilio Otero; el saliente magistrado de la Corte Constitucional Rodrigo Escobar, y el ex Personero de Bogotá Herman Arias.
• Henao es un ejemplo de oportunismo penoso. Recién retirado del Consejo Superior de la Judicatura se paró en las escalinatas presidenciales para criticar a sus colegas. Se refirió en cámara al clientelismo judicial, al roscograma de las Cortes y a la “lentitud” en las investigaciones sobre los presuntos vínculos de los togados con Giorgio Sale.
Nadie explicó cómo fue que Henao compartió con magistrados pecadores durante tantos años sin denunciarlos, ni cómo ellos se contaminaron y él no. Nadie contó tampoco que Henao es el agradecido padre del viceministro de Vivienda Luis Felipe Henao Cardona, funcionario al que él vigilaría (!).
• Emilio Otero es un típico empleado del Congreso, que no ha visto los despachos judiciales ni en las curvas. La gente que lo conoce indica que no es mal tipo. Nada más. Su elección le encantaría a las huestes parlamentarias. Imagínense: su secretario en el papel de juzgador.
• No voy a repetir que Rodrigo Escobar se reunió con un jefe paramilitar para salvar a su novia, ni que se encontró al menos en un evento con el despreciable italiano que menciona Henao. Sólo diré que si yo fuera él, no permitiría que me candidatizaran. ¿Brincar de la Corte Constitucional donde se supone que fallaba con independencia, a la terna del Presidente?
• Conozco bien a Herman Arias y doy fe de su conciencia de demócrata, pese a que sus malquerientes tergiversan hechos que no han investigado. También sé que posee un alto sentido de los roles que cada quien debe cumplir en el Estado. Por eso tengo la seguridad de que no sería un segundón de Uribe, lo que, en consecuencia, le impediría estar en la terna. Ojalá que no me equivoque.
Ante panorama tan desolador, la Corte Suprema debería meditar si presenta un nombre sin brillo, o si calibra las circunstancias y escoge a un gallo de pelea.
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