miércoles, marzo 05, 2008

Visibilización mundial de latragedia
La hora de las víctimas
Este 6 de marzo el terrorismo del Estado Colombiano y su brazo paramilitar quedarán desnudos ante el mundo como autores de una de las mayores tragedias de la humanidad
Por Camilo Raigozo. Voz

Bogotá, marzo 5. Por más que el gobierno de Uribe y de toda la maquinaria pública y privada en el poder, incluida la gran prensa televisiva, radial y escritas, se esforzaron al máximo por torpedear y minimizar los trascendentales actos que se realizarán en más de 60 ciudades del mundo y en al menos otras 20 ciudades colombianas este 6 de marzo como homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado y su engendro paramilitar, este ya es un éxito que ha desbordado con creces cualquier expectativa guardada, en palabras de sus organizadores.

“Desde Melbourne hasta Washington, desde Londres hasta El Cairo, el 6 de marzo con fotografías de las víctimas en sus manos, muchos compatriotas y miembros de reconocidas organizaciones internacionales harán un llamado mundial para que en Colombia se ponga punto final al crimen de desplazamiento forzado, a la práctica sistemática de las desapariciones y a las ejecuciones selectivas e indiscriminadas”, ha dicho en repetidas ocasiones a los medios Iván Cepeda, director del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado y principal organizador de los eventos.

Según Cepeda Castro, más allá del carácter planetario que ha adquirido esta convocatoria, su significación se plasma en el debate social al que ha dado lugar en relación con los crímenes de Estado, la continuidad de las estructuras paramilitares y parapolíticas, la situación de las víctimas y sus derechos.

Los certámenes que se realizarán este 6 de marzo en Colombia y el mundo, se convertirán en un avance importante contra uno de los males más grandes al que hábilmente los victimarios y sus cómplices han conducido a nuestras sociedades: el sesgo moral con que se perciben los crímenes contra la humanidad y la indiferencia de la sociedad con los mismos.

Las diversas manifestaciones previstas, impedirán en parte que los victimarios legitimen sus crímenes al amparo de una supuesta altísima popularidad del Gobierno, cuidadosamente tejida desde las altas esferas del poder y manipulada por los medios de comunicación y las encuestas.

“La movilización del 6 tiene un carácter original. Independientemente de su magnitud, será la expresión a escala mundial de una dimensión cualitativa distinta: los testimonios de los desplazados, el rostro de los desaparecidos, la biografía de los asesinados. Son los relatos de la historia reciente de una sociedad escindida entre un país urbano y un país rural”, argumentó Iván Cepeda.

Como era de esperase, la marcha de las víctimas no ha contado con los recursos económicos comparables a los de la marcha de febrero. Ni los asalariados han tenido el permiso de sus patrones para salir a marchar ese día, ni estos “generosamente” les han regalado camisetas alusivas al certamen, como en la marcha anterior.

Tampoco las multinacionales han patrocinado las grandes vallas condenando los crímenes del paramilitarismo. Ni mucho menos los medios de comunicación, los mismos que miran hacia otro lado cuando los ‘paras’ masacran a la gente o la desaparecen, le han dado a la marcha de las víctimas el despliegue “periodístico” y publicitario que desplegaron con generosidad en la marcha del 4 febrero.

En cambio, las calumnias y las amenazas contra los organizadores y las organizaciones sociales participantes en el homenaje a las víctimas no se han hecho esperar. En ciudades como Montería, no se pudieron establecer ni organizadores ni sitio, por amenazas de paramilitares. En Pereira, Risaralda, la abogada Adriana González, organizadora de la marcha del 6 en esa ciudad, fue atacada a bala por desconocidos. Afortunadamente salió ilesa del atentado.

El organizador de la marcha en Quindío, Guillermo Castaño, recibió panfletos en los que le exigen que se retire de la organización de la marcha, mientras que en varias regiones del país, comunidades campesinas, indígenas y afro descendientes, han recibido intimidaciones de paramilitares y en algunos casos de la misma Fuerza Pública por el apoyo a la marcha.

Sin embargo, tanto los organizadores como las víctimas, han manifestado con optimismo que nada ni nadie impedirá que la convocatoria del 6 sea un éxito rotundo y que el mundo se enterará de la tragedia que padece el pueblo colombiano.


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