García Márquez ingresa a la inmortalidad
Por: Gloria Inés Ramírez, senadora de la República
El pasado 17 de abril murió en su residencia en ciudad de
México el insigne escritor y periodista colombiano, Premio Nobel de Literatura,
Gabriel García Márquez.
Este infausto suceso ha dado lugar a las manifestaciones
más diversas, que van desde quienes lamentan su desaparición como una gran
pérdida para nuestro país y le rinden un sincero homenaje, hasta los que no son
capaces de disimular la alegría que les produce su muerte, pasando por la variada
gama de los aduladores, los hipócritas y los oportunistas.
Como escritor, García Márquez ascendió a las más elevadas
cumbres de las letras, de lo cual es prueba irrefutable el Premio Nobel de
Literatura, lo mismo que la opinión autorizada de los más grandes literatos de
nuestro tiempo a lo largo y ancho del mundo.
Fue dueño de un pensamiento avanzado y, a diferencia de
algunos escritores de su época que terminaron en las toldas de la derecha,
mantuvo durante toda su vida una posición progresista coherente y jamás
permitió que la oligarquía colombiana lo utilizara para ponerlo al servicio de
sus intereses.
Fue amigo de Cuba y se desempeñó como corresponsal de la
agencia cubana de noticias Prensa Latina en Nueva York, de donde tuvo que salir
hacia México por amenazas de los contrarrevolucionarios radicados en Estados
Unidos.
Acompañó al general Omar Torrijos en la lucha por la
recuperación de la soberanía de Panamá sobre la zona del Canal. Estuvo al lado
de los pueblos en las luchas contra las dictaduras militares que por largo
tiempo asolaron a América Latina y El Caribe con el apoyo de los gobiernos de
Estados Unidos.
En Colombia, fundó con algunos intelectuales la Revista
Alternativa, que se convirtió en una tribuna del pensamiento progresista y de
izquierda, y fue siempre un demócrata integral y un luchador consecuente por la
paz.
Todas estas posiciones le granjearon el odio, a veces mal
disimulado, de los sectores más derechistas de la oligarquía.
A comienzos de los años 80 del siglo pasado, el
reaccionario gobierno de Turbay Ayala expidió el llamado “Estatuto de
Seguridad” a cuyo amparo se desató una oleada de allanamientos, detenciones y
torturas que provocaron un escándalo mundial-
y que hicieron blanco de la persecución a destacadas
figuras del arte y la cultura, entre ellas, la escultora Feliza Bursztyn, el
poeta nacional Luís Vidales y García Márquez, a quien los extremistas de la
derecha y los militares acusaban calumniosamente de tener vínculos con el M-19.
El fantasma del Ministro de Propaganda de Hitler, Joseph
Goebbels, reencarnado en el militarismo colombiano volvía a repetir “Cada vez
que oigo la palabra cultura, desenfundo mi pistola”.
Son estas las verdaderas razones que llevaron a nuestro
más grande escritor a buscar refugio en México, hecho que él mismo explicó en
su momento diciendo “Ahora se sabe por qué me buscaban, por qué tuve que irme y
por qué tendré que seguir viviendo fuera de Colombia, quién sabe hasta cuándo,
contra mi voluntad”.
Son las razones que esconden cuidadosamente los
fascistas, a quienes ni siquiera la muerte de García Márquez les produce un
poco de respeto.
Gabriel García Márquez
es, sin ninguna duda, uno de los más grandes colombianos de todos los tiempos,
por lo que expresamos nuestra admiración por su vida y obra, nos inclinamos
respetuosos y adoloridos ante su tumba y le rendimos nuestro modesto pero
sentido homenaje. Fotos: Latam y Notimundo.