Anzorc propone un programa nacional de Zonas de Reserva Campesina
y pide que sea escuchada en la mesa de diálogos de La Habana
Por Cesar Jerez
La Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina, Anzorc,
denunció el 24 de Noviembre en el Congreso de la República de Colombia, que el
Ministerio de Defensa y la cúpula militar ejercen una especie de veto sobre el
proceso de constitución de Zonas de Reserva Campesina en Colombia.
Anzorc reclamó su participación en el proceso de paz, en
el primer punto de la agenda sobre desarrollo agrario especial y
específicamente en el tema de "Protección de Zonas de Reserva
Campesina"-
y anunció que si no se atiende su solicitud de participación en
el proceso de manera formal, enviará una delegación de dirigentes campesinos de
las ZRC a La Habana para radicar en la mesa sus propuestas de construcción de
un sistema y un programa nacional de ZRC.
El siguiente es el texto completo de la intervención de Anzorc
en la sede del Congreso, durante la
sesión de las Mesas de trabajo regionales para contribuir al fin del conflicto
del Congreso de la República:
Las ZRC son una iniciativa agraria de paz. Anzorc propone
un programa nacional de Zonas de Reserva Campesina y reclama su participación
en la mesa de diálogos de paz.
Anzorc representa 36 procesos organizativos, sociales,
que en el país construyen ZRC. Somos más de un millón de colombianos y
colombianas los que habitamos en unas seis millones de hectáreas dentro de las
Zonas de Reserva Campesina constituidas y de hecho de Colombia.
Las ZRC somos un proceso político y social acumulado en
la lucha por la tierra. Somos hijos e hijas resistentes del despojo, del
desplazamiento forzado, de la violencia política, de la guerra.
Las ZRC son hoy parte fundamental de un movimiento
campesino que se reconstruye y se reconfigura en el contexto de un prolongado
proceso de persecución política y de exterminio contra el campesinado
colombiano.
Las ZRC son también un fiel indicador de que pese a todos
los empeños para desalojar el campo y descampenizar al país, finalmente no lo
lograron, resistimos, pervivimos y aquí estamos.
Hoy podemos decir desde acá con tranquilidad y con mucha
responsabilidad que el conflicto por la tierra en nuestro país está abierto,
que es un conflicto todavía irresuelto, que es un conflicto estructural ubicado
en la génesis de la guerra y que las ZRC pueden ser el comienzo de su solución.
Si nos ponemos de acuerdo entre todos.
Las ZRC son, en resumen, el resultado de la lucha
histórica del campesinado colombiano por el acceso y el derecho a la tierra y
el territorio.
Es necesario recordar que las ZRC están consagradas en la
ley 160 como figura de ordenamiento territorial con la finalidad contener la
extensión de la frontera agrícola; para corregir los fenómenos de inequitativa
concentración de la tierra, evitar la fragmentación antieconómica de la
propiedad, para crear las condiciones para la consolidación de la economía
campesina;-
para regular la ocupación y aprovechamiento de las tierras baldías,
dando preferencia en su adjudicación a los campesinos; para crear y constituir
una propuesta integral de desarrollo rural, de ordenamiento territorial, de
gestión pública y política;-
para facilitar la ejecución integral de las
políticas de desarrollo rural, fortalecer los espacios de concertación social,
política, ambiental y cultural entre el Estado y las comunidades rurales,
garantizando la adecuada participación del campesinado en las instancias de
planificación y toma de decisiones. Todo esto está en el papel que pueden
llegar a jugar las ZRC.
El actual gobierno de Santos, finalmente, ha reconocido
que Colombia ha vivido durante las últimas décadas un conflicto político,
social y armado, prolongado e intenso, que ha afectado principalmente a la
población rural,-
ocasionando entre muchas otras violaciones y vulneraciones, el
asesinato de decenas de miles de campesinos y el desplazamiento forzado de
millones de pobladores rurales y un cuantioso despojo de tierras a comunidades
campesinas, indígenas y afrodescendientes, estimado en seis millones de
hectáreas.
Partiendo de este reconocimiento y después de 8 años de
oscurantismo en los que se considera que el país retrocedió 30 años en materia
de desarrollo e institucionalidad rural, el gobierno se ha propuesto construir
una política pública agraria-
y de tierras que eventualmente buscaría restituir
las tierras despojadas, cerrar la frontera agrícola e introducir enfoques e
iniciativas de desarrollo territorial y rural que superen la pobreza y la
marginalidad social que caracterizan al mundo rural colombiano.
Sin embargo, llama la atención que las aparentes buenas
intenciones del discurso institucional chocan con el modelo de desarrollo y las
iniciativas centrales del gobierno, como lo son la concesión de los territorios
para la explotación energética, petrolera, minera y la agroindustria a gran
escala.
Actividades que claramente configuran un escenario del
campo sin campesinos y una depredación ambiental sin precedentes en la historia
del país. En este complejo marco actual, el gobierno ha decidido, en respuesta
a la presión del campesinado organizado, reactivar e impulsar las Zonas de
Reserva Campesina (ZRC).
El anuncio gubernamental realizado durante el primer
encuentro nacional de ZRC llevado a cabo en Barrancabermeja en Agosto de 2010,
suscitó primero muchas inquietudes y después una gran expectativa.
Empero, el proceso de reactivación de las ZRC y la
constitución de nuevas ZRC se ha encontrado con múltiples obstáculos que es
imprescindible superar, si se quiere, de manera compartida y concertada,
realmente reactivar e implementar efectivamente las ZRC, como parte de la
política pública de tierras del actual gobierno.
Los obstáculos son claramente los siguientes:
1. Se
intenta a como dé lugar relativizar el papel fundamental que juegan las
Unidades Agrícolas Familiares en el establecimiento del límite de la propiedad
y el freno al latifundio (La reglamentación de los artículos 61 y 62 del Plan
Nacional de Desarrollo afortunadamente fue declarada inconstitucional por la corte).
2. No se ha avanzado en la reglamentación de las ZRC, lo
que impide que estas tengan un marco jurídico que garantice y consolide su
reactivación e implementación. Se requiere de manera urgente una reglamentación
que proteja a las ZRC de los intereses empresariales y que las ponga acorde con
otras figuras de ordenamiento territorial y ambiental.
3. La formulación de la gubernamental Ley general agraria
y de desarrollo rural no contó con la participación de las organizaciones
campesinas. Esto indica que las ZRC no cuentan en esta ley con el enfoque de
ordenamiento ambiental, territorial y de desarrollo rural de las organizaciones
sociales del campo.
4. La reactivación de las ZRC y su implementación en
otras regiones del país se ha encontrado con la debilidad o la ausencia
institucional, la lentitud burocrática y a veces la desidia de los funcionarios
de la institucionalidad del sector.
5. En los Montes de María, el campesinado ha planteado
una mayor socialización de la figura de la ZRC y mayor autonomía en la toma de
decisiones sobre las ZRC sin que hasta el momento se haya garantizado un real
proceso de participación de los beneficiarios directos de las ZRC, quedando
latente el riesgo de legalizar el despojo en los Montes de María.
6. En el Cauca es necesario incluir al campesinado y las
negritudes en la construcción de las políticas de desarrollo rural, de tierras
y territorio que lleven a la solución, de manera concertada y colectiva, de los
conflictos interculturales originados-
por las políticas estatales de
discriminación positiva, como lo es el denominado Plan Cauca o los eventuales
acuerdos bilaterales entre gobierno y la dirigencia del CRIC, acuerdos que
podrían desconocer al campesinado y a las negritudes como sujetos políticos de
derechos territoriales.
7. En grandes extensiones de territorios campesinos en
los que impulsamos la construcción de ZRC, los campesinos han sido despojados
de sus tierras y se ha violado el límite de la propiedad de las ZRC, para
instalar cultivos de palma aceitera, de agrocombustibles y ganadería extensiva,
aumentando la ya dramática concentración de la tierra. Es indispensable la
recuperación de estas tierras para los campesinos y la producción de alimentos.
8. Existe una sobreposición de figuras territoriales de
ordenamiento territorial, ambiental, de desarrollo rural y empresarial que
conflictúan la implementación de las ZRC. A este panorama se suma que la
mayoría de los territorios de las ZRC han sido titulados a empresas mineras
para la prospección y el desarrollo de macroproyectos minero - energéticos.
9. No existe disponibilidad presupuestal para la
ejecución de los Planes de Desarrollo Sostenible (PDS) de las ZRC, lo que
genera incertidumbre frente al futuro de las ZRC y desconfianza frente a las
propuestas gubernamentales.
10. No existe ninguna articulación interinstitucional que
impulse las ZRC. Las instituciones y las administraciones nacionales,
departamentales y municipales están de espaldas a las ZRC y en muchas ocasiones
promueven el estigma sobre las ZRC.
El gobierno no ha desarrollado acciones de promoción
favorable de las ZRC ni ninguna acción contra la estigmatización a la que
permanentemente son sometidas las ZRC.
11. Perdura un doble discurso
institucional frente a las ZRC. De un lado el discurso oficial público,
mediático de algunos funcionarios que reconocen y eventualmente impulsan las
ZRC. De otro lado, avanza el discurso perverso que antepone la seguridad y la
consolidación militar al desarrollo de las ZRC.
Altos funcionarios, generales y asesores desarrollan una
campaña taimada contra las ZRC, promueven el estigma contra las ZRC y sus
organizaciones, proponen poner a las ZRC como moneda de cambio a la guerrilla
en una eventual "negociación" del conflicto armado o destinar las ZRC
a jugar un papel de campos de confinamiento de guerrilleros desmovilizados,
otros afirman que el desarrollo de las ZRC oxigenaría a la guerrilla de las
FARC y la impulsaría en un nuevo ciclo de la guerra.
Existe un ultimátum del
Ministerio de Defensa hacia el Ministerio de Agricultura y el Incoder que
paraliza la misión y el trámite administrativo de impulso y constitución de
nuevas ZRC.
Los generales y el Ministro de Defensa argumentan un
asunto de "seguridad nacional" al justificar su posición contra las
ZRC Desde acá queremos hacer un llamado de atención al señor ministro de
defensa, a la cúpula militar,-
a los funcionarios de consolidación territorial,
basta ya de señalar y estigmatizar, basta de perseguir, basta de intoxicar,
basta ya de presionar, intimidar y condicionar para que los funcionarios del
sector agropecuario no cumplan con sus funciones misionales,-
con ustedes
hablaremos de derechos humanos y de las normas de la guerra, del DIH, ustedes
no serán deliberantes con nosotros sobre el desarrollo rural o el futuro de las
ZRC. Ese no es su papel.
Iniciamos la segunda fase de un proceso de paz en la
ciudad de La Habana, las partes han acordado abordar en primera instancia el
crucial tema del desarrollo agrario integral, haciendo referencia directa en
uno de los literales de la agenda a las ZRC.
Entendemos claramente el enorme
desafío que para el gobierno y la guerrilla de las FARC implica abordar este
punto desde posturas y enfoques tan distintos y distantes.
Se sientan a conversar dos modelos, dos propuestas
antagónicas de país. Pero no perdemos la esperanza, estamos, seguimos
convencidos de que el diálogo es la ruta. Un tema tan trascendental para el
futuro del país, como lo es el desarrollo rural, tan determinante para el logro
de la paz o para la continuidad de la guerra.
Un tema de tal magnitud no puede discutirse sin sus
protagonistas, las campesinas, los campesinos, sin las organizaciones
campesinas en la mesa.
Así como hace dos años una de las organizaciones de Anzorc,
la ACVC, al merecer el Premio Nacional de Paz, les solicitó sentarse en una
mesa a hablar, así como hace un año 30 mil campesinos, indígenas y
afro-descendientes, convocados también por la ACVC,-
reunidos en el encuentro
nacional por la tierra y la paz de Barrancabermeja, les exigieron iniciar un
proceso de paz, así mismo hoy, en este espacio de Mesas de trabajo regionales
para contribuir al fin del conflicto convocado por las Comisiones de Paz del
Congreso de la República, les reclamamos nuestra presencia en la mesa de
conversaciones.
Nuestras propuestas son construir:
Un nuevo modelo de
desarrollo incluyente
Un nuevo modelo de ordenamiento territorial para el
país
Un plan de desarrollo rural con enfoque territorial
Un sistema nacional
de ZRC
Un programa nacional de Zonas de Reserva Campesina, con destinación
presupuestal, que garantice su efectiva reactivación.
Para avanzar en la los
contenidos de nuestras propuestas, Anzorc realizó el seminario nacional programático los
días 30 y 31 de Octubre, que recogió los insumos centrales, que ahora se encuentran
en proceso de elaboración y redacción.
Nuestras propuestas son de desarrollo
rural, de ordenamiento territorial, de reforma agraria y de paz, serán
fundamentales para la discusión de la problemática que nos convoca y de sus
soluciones.
Reclamamos ser parte del diálogo fundamental que nos
acerque a la convivencia, a la reconciliación, ser parte de la ruta nos saque
de la guerra. El día lunes oficiaremos formalmente a las partes de la mesa de
diálogos para que se nos atienda y se atiendan nuestras propuestas en materia
de ZRC campesina.
De no recibir respuesta satisfactoria, queremos anunciar
aquí que Anzorc, enviará a La Habana una delegación de dirigentes campesinos
que de manera pública radicará sus propuestas ante la mesa de diálogos. Nuestro
aporte programático es sencillo y será fácilmente entendido por la sociedad
colombiana.
Las ZRC son capaces de garantizar el acceso a los
alimentos de las poblaciones urbanas, de proteger el medio ambiente, de mejorar
el ordenamiento territorial del país y de prevenir el desplazamiento forzado en
condiciones de conflicto armado.
Estamos seguros de que las ZRC en los campos de Colombia
son el primer paso en el largo camino del reconocimiento del campesinado, como
sujeto político promotor de la justicia social, la vigencia plena de los
derechos humanos, el desarrollo rural y la paz.