domingo, enero 24, 2010

Parauribismo/
Paramilitares controlan poblaciones del bajo Cauca ante la indiferencia de la Fuerza Pública
Con retenes de día y de noche los paramilitares controlan el movimiento de los pobladores que ven con impotencia como las fuerzas de seguridad del Estado los mantiene desprotegidos
Por Camilo Raigozo. Voz

Los campesinos de Tarazá han sido desplazados en varias oportunidades. Aquí en improvisados cambuches en el casco urbano.

El 12 de noviembre de 2008, el entonces alcalde del municipio de Tarazá, Miguel Ángel Gómez García, fue detenido por sus presuntos vínculos con paramilitares del bloque Mineros.

Lo reemplazó Carlos Mario Cuartas en calidad de alcalde encargado, quién admitió a principios de este mes que hay una situación delicada por la presencia y continuos enfrentamientos de los bandos paramilitares autodenominados-

“los paisas” y “los Rastrojos”, quienes se disputan a muerte el dominio de la región para traficar con drogas, siendo el campesinado y los pobladores urbanos de las cabeceras municipales los más perjudicados.

En la región del bajo Cauca, el municipio de Tarazá ha sido uno de los más golpeados por la estrategia paramilitar que desde hace años ha hecho presencia en la región imponiendo un terror sangriento a la población.

Al finalizar el año pasado este y los municipios de Cáceres y El Bagre, presentaron una situación especialmente delicada ya que los dos bandos paramilitares han impuesto estrictos controles de acceso en las vías, de día y de noche, sin que la Fuerza Pública actúe para evitar masacres, extorciones y asesinatos selectivos contra la población civil inerme.

Los pobladores están temerosos e indignados por los abusos que tienen que soportar día a día de parte de los ‘paras’ quienes actúan sin dios y sin ley imponiendo restricciones a la libre circulación de vehículos, de personas y de remesas, entre otros actos criminales contra los pobladores.

En los retenes siembran pánico entre los campesinos y les esculcan y revisan absolutamente todo. Hay personas a las que les prohibieron moverse de sus casas y han tenido que permanecer prisioneros en ellas.

Según informaciones de las mismas autoridades, los Paisas, son brazo rural armado de la llamada ‘Oficina de Envigado’, quienes mantiene el control en Tarazá y los Rastrojos, son paramilitares que llegaron desde el Valle del Cauca y son los que mantienen el control en Cáceres.

La Policía Nacional sostiene que en el Bajo Cauca antioqueño actúan paramilitares de las “Autodefensas Gaitanistas de Colombia”; “Los Paisas”, aliados con una facción del bloque Mineros de las Auc, y “Los Rastrojos”.

Esa es la razón por la que esta subregión mantiene la mayor área de cultivos de coca en Antioquia, con unas 4 mil hectáreas. Entre agosto y noviembre del año pasado fueron asesinadas al menos 73 personas. Los ‘paras’ mantienen un absoluto control social.

Aunque las autoridades civiles y las comunidades le han solicitado en varias ocasiones protección a los altos mandos militares de la Brigada 11, con sede en Montería, la cual mantiene jurisdicción en esta parte del Bajo Cauca y a los mandos de la Policía del Distrito Especial de Caucasia, son muy pobres los resultados que se han conseguido en esta materia.

Para las comunidades afectadas resulta inaudito que un distrito especial de Policía, con más de 800 hombres y en la que actúan diferentes organismos de inteligencia del Estado, los paramilitares puedan ejercer el control y accionar con tanta libertad e impunidad en la comisión de sus delitos.

Los campesinos se quejan de que la difícil situación y las constantes denuncias son desestimadas por los comandantes de la Policía Nacional y del Ejército. Para el teniente coronel José Rincón Vargas, comandante operativo de la división especial de Caucasia, lo denunciado por las comunidades y las autoridades locales riñe con la verdad.

“Todo eso es mentiras, nada de eso es cierto”, le dijo el oficial a un medio de comunicación nacional.

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