Dictadura mediática/
La ética del
periodista
Por J. Cortés
“No me interesa vender, me interesa
comunicar”, así le respondió el periodista francés Romeo Langlois a delfín del
periodismo colombiano Luis Carlos Vélez;-
un comentario que nos motiva a un
debate sobre el papel de los medios y los periodistas en el cubrimiento del
conflicto.
En los días
posteriores a la entrega del periodista free lance, se escucharon muchas
opiniones sobre el tema, unos sugirieron como es costumbre ante los
independientes, que Langlois era de las Farc,-
otros menos radicales pero igual
de tendenciosos que era un ingenuo que tenía esa visión europea idealista de
las guerrillas y se atrevieron a formular que solo los periodistas colombianos
podían-
percibir mejor el conflicto armado, no pocos llegamos a la conclusión de
que indudablemente al periodismo colombiano le hace falta independencia y se
autocensura… o lo censuran.
El mismo Luis
Carlos Vélez se le salió sin querer en la noche del 30 de mayo, que el gobierno
les había pedido a los medios nacionales-
que no cubrieran la noticia y estos
sin poner la mínima y debida resistencia a tan sutil censura aceptaron
humildemente su pedido.
Rápidamente al
darse cuenta de su metida de pata añadió que Piedad Córdoba también se lo había
pedido – que no cubriera la noticia – , falta tener la versión de Piedad si
realmente elevó tal solicitud.
El hecho es que
solo Telesur cubrió la noticia, tal parece que de no ser el canal latino pocos
nos enteraríamos de la realidad nacional e incluso internacional.
Alguna vez
tratando de entender por qué la percepción del conflicto y de la insurgencia
por parte de los extranjeros es tan diferente a la de los nacionales, llegamos
a la conclusión que esto se debía en parte a que en el exterior no existía ni
Caracol, ni RCN.
Es que una buena
parte de la opinión de generaciones acríticas han sido “informadas” por los
noticieros que no cumplen con su labor social de informar.
Privilegian el
avance el reality que sigue a informarnos profundamente sobre la realidad de
los colombianos, llámese conflicto armado, corrupción, política, cárceles,
movimientos sociales.
Los noticieros
nacionales prefieren ceder cinco valiosos minutos de una entrevista a un
futbolista que pocas cosas de importancia dice: “las cosas no se dieron…”-
y
demás doctrinas por el estilo, a irse a algún lejano sitio en el monte y
preguntarle directamente a los actores del conflicto ¿cuál es su propuesta de
país?
Es lamentable
que las propuestas de paz de la insurgencia o cualquier comunicado tenga que
venir de manos extranjeras o ser mostrados por medio de otros países que se
escapan de la censura del establecimiento.
Es una lástima
perder tantos y valiosos minutos al aire mostrando accidentes de tránsito tan
cotidianos o motociclistas que llevan como-
como segundo pasajero a un ternero
amarrado, o cualquier estupidez digna más de un programa de locos videos que de
in serio noticiero.
Hace muchos años
Fidel Cano, fundador de El Espectador, fue privado de la libertad para
silenciar su opinión.
En aquel
entonces, los liberales eran los terroristas y subversivos, hoy bastante
domesticados por el poder, muchos se olvidan de sus orígenes.
Ante la captura
del periodista de Anncol Joaquín Pérez, el periódico liberal no ha dedicado ni
un aviso clasificado que reivindique el derecho a ejercer el periodismo
independiente.
Recordando lo
dicho por Langlois, se puede afirmar que uno de los problemas de periodismo en
Colombia es fundamentalmente ético-
y tiene que ver con la contradicción entre
el mercado de la información, lo que se vende como diría Vélez y el derecho a
informar, el placer de informar-
como lo mostró humildemente el francés
Langlois. Basta ver los jugosos salarios de los llamados líderes de opinión
para sospechar de su independencia.
Pekka Himanen
criticó de forma insistente esa ética protestante y planteó la contraposición
de la ética Hacker – ver la ética Hacker en la era de la información –.
Para la primera
ética el trabajo o cualquier actividad que desarrolle un ser humano, tiene como
fin producir riqueza; para el segundo, el trabajo debe ser placentero.
En síntesis, uno
debe hacer lo que le gusta en función de su realización personal y no en función
del dinero.
Sin duda la
ética hacker propuesta por Pekka Himanen está blindada de posibles
manipulaciones, parte de un ejercicio libre e independiente de cualquier
profesión.
Una ética como
la que define implícitamente Vélez no pasa de ser la de un vendedor de noticias
que se ofrecen al mejor postor, según se puede inferir de su propio comentario.
El país necesita
menos periodistas del Jet – Set, periodistas celebridades de corbata y fino
paño, y sí necesita periodistas de jeans y botas que se unten de la realidad;-
mas periodistas de campo que de escritorio y que no teman contarle a los
colombianos lo que pasa en el país, sin ninguna atadura.
El periodismo no
se escapa de la crisis y sin duda el derecho a informar y ser informado será
uno de los puntos respaldados por la sociedad en una futura solución política
del conflicto.