Los manifestantes marcharon contra Obama frente al
Castillo de San Felipe, el mismo lugar donde la noche anterior había sido
ovacionado.
Por Rodrigo Urrego Bautista, Semana
La anticumbre, o la llamada ‘Cumbre de los Pueblos’, se
movilizó cerca del centro de convenciones de Cartagena. Un recorrido sin
mayores protocolos pero con los protagonistas que faltaron en la cita de los
jefes de Estado del continente.
Por Rodrigo Urrego Bautista, Semana
A los pies del Castillo de San Felipe, el mismo lugar
donde en la noche del viernes todos los poderosos miraban a Barack Obama, presidente
de Estados Unidos, como una deidad, la llamada Cumbre de los Pueblos -o la
'anticumbre' de las Américas- salió de su anonimato.
Las voces se alcanzaban a oír hasta el barrio Getsemaní,
contiguo al Centro de Convenciones, donde a esa hora 30 jefes de Estado del
hemisferio discutían los problemas del pueblo latinoamericano.
Pero los escuadrones antimotines habían cercado el lugar
de forma estratégica, quizás con el objetivo de que lo que allí sucediera no
pasará más allá de sus límites.
Los manifestantes de la 'anticumbre' no sacaron banderas
de Estados Unidos para quemarlas. Nada de eso. Decidieron apostar por los
mismos colores de la bandera gringa, pero con una sola estrella y con menos
líneas horizontales, que reunidos conforman la bandera de Cuba.
Las estrellas eran las de la bandera venezolana, y el
amarillo, azul y rojo allí eran más que el tricolor colombiano. Eran el símbolo
de Ecuador, otro pueblo "oficialmente" ausente.
La Cumbre de los Pueblos alzó su voz. Se autoproclamó
como la verdadera cumbre y el auténtico representante del pueblo
latinoamericano. Se opuso al bloqueo de Cuba; exigió el cierre de la cárcel de
la base de Guantánamo; se opuso a los TLC. Pero en su manifestación política
decidió declarar a Barack Obama como "persona no grata en Cartagena".
Latinos todos, estudiantes, trabajadores, mujeres, y
hasta dirigentes políticos del partido opositor a Santos, hicieron de las
laderas del Castillo de San Felipe -donde en la víspera esa "Cumbre de las
Américas" (según Fidel Castro) había lucido en todo su esplendor- el
escenario de la "otra Cumbre" que paralizó a las calles de Cartagena
de Indias.
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