Molano et al
Jaque a la libertad de expresión
La demanda de la familia Araujo, de Valledupar, Cesar, contra el sociólogo y periodista Alfredo Molano, por injuria y calumnia busca darle jaque mate a la libertad de opinión
Por Camilo Raigozo. Voz
En la audiencia,Alfredo Molano a la derecha, su abogado y el juez al fondo. Foto Camilo Raigozo
El pasado 12 de agosto, el sociólogo, escritor, investigador y periodista Alfredo Molano Bravo, tuvo que comparecer ante un juez en audiencia preparatoria por los cargos de injuria y calumnia presentados en su contra por la familia Araujo de Valledupar.
El origen de la querella contra el periodista es una columna de opinión suya titulada “Araujos et al” (Araujos y otros), publicada por el periódico El Espectador el 24 de febrero de 2007.
“Se trata de una columna de opinión donde su autor expresa una serie de juicios sobre miembros de dos familias con el apellido Araujo, una procedente de Valledupar y la otra de Cartagena.
“Hace referencia a las familias citadas de una manera general, con epítetos que tomaría, de una parte, de un ambiente contextual de prensa y medios de las mismas fechas de escrito, dado que se trata, por contexto enunciativo, de personalidades que han tenido - y en especial en el momento en que se escribió la columna- una frecuente exposición en medios donde se le endilgan algunos juicios de valor y, de otra parte, avanza en otras deducciones personales sobre las mismas familias referidas, citando algunos nombres y eventos particulares.
“En este último caso, el articulista si se refiere a algunas personas por sus nombres o apellidos, pero de modo parafrásico , o sea como ampliación de un contexto y por tanto el sujeto que recibiría la carga referencial de las oraciones permanece ambiguo”, dice en su análisis de la columna en mención Armando Silva, quien ha adelantado estudios doctorales en semiótica, psicoanánális, filosofía y literatura.
Familia querellante
De la familia Araujo de Valledupar, Álvaro Araujo Castro, ex senador uribista, se encuentra tras las rejas por sus presuntos vínculos con el paramilitarismo y, su padre, Álvaro Araujo Noguera, se encuentra prófugo de la justicia por el presunto secuestro de Víctor Ochoa Daza, hermano del ex alcalde de Valledupar, Elías Ochoa Daza, rivales políticos de la familia Araujo.
Según las investigaciones, Araujo Noguera no solo se habría beneficiado del secuestro de Ochoa, sino que habría intervenido en la negociación para su liberación como emisario del temible jefe paramilitar “Jorge 40’.
Araujo Noguera fue senador de la República, gerente del banco estatal Caja Agraria, ministro de Agricultura y dirigente de la Federación Nacional de Ganaderos. En 1990 fue destituido de su curul de senador por contrataciones públicas ilegales.
Se le considera el poder tras bambalinas en el departamento de Cesar y además de ser padre del ex senador preso y de la ex canciller María Consuelo Araujo, “La Conchis”, el hoy prófugo de la justicia es tío del gobernador del Cesar y cuñado del Procurador General de la Nación Edgardo Maya Villazón.
La mordaza
“En mi columna ‘Araujos et al’, hago referencia fundamentalmente a las élites regionales y no estoy sindicando a nadie en particular. Sí la sentencia es condenatoria la libertad de prensa queda destrozada, especialmente la libertad de opinión. La libertad de prensa está y seguirá amenazada y es un hecho que a todos nos corresponde”, le dijo a VOZ Alfredo Molano al término de la audiencia.
El pasado 10 de diciembre en audiencia de conciliación los querellantes Andrés Alfredo Araujo Ariza, Andrés Alfredo Rafael Molina Araujo, apoderados de Hernán Felipe Araujo Ariza y María Mercedes Molina Araujo, le pidieron al periodista rectificar sus afirmaciones en una columna que debía ser revisada por ellos.
Molano rechazó la propuesta argumentando que eso sentaría un precedente negativo para la libertad de prensa, especialmente contra el periodismo de opinión. “Lo que está en juego en mi proceso es la libertad de prensa”, le comentó Molano a VOZ.
No es la primera vez que la rancia oligarquía y el régimen narco paramilitar, tratan de acallar a los periodistas cuyas denuncias y opiniones les resultan incómodas.
Periodistas como Gonzalo Guillén, Fernando Garavito, Carlos Lozano, María Jimena Dusán, Antonio Caballero, Daniel Coronell, Hollman Morris, Claudia López, Felipe Zuleta, Ramiro Bejarano, Daniel Samper y decenas de periodistas anónimos de la provincia colombiana, han tenido que padecer los estrados judiciales, las amenazas, el desplazamiento y el exilio. Otros pagaron con su vida el apego a la verdad, a la justicia y a la democracia.
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