Por: Carlos Lleras de la Fuente
¡Qué pereza de helicóptero!
El Nuevo Siglo
EL fantasma del helicóptero del señor Uribe Sierra, padre del Presidente, sigue persiguiéndolo como una herencia virtual recibida sin beneficio de inventario, lo mismo que a José Obdulio lo persigue la sombra de Pablo Escobar, la de sus hermanos y la de otro u otros parientes que El Espectador ha mencionado en relación con el asesinato de Guillermo Cano.
Uribe y José Obdulio, que no sé si también son parientes, sí comparten la alevosía y una cierta ordinariez intimidante que frena toda investigación que amenace levantar el velo sobre hechos delicados como la parapolítica, o la plutonarcopolítica.
El lenguaje de ambos servidores públicos (?) tiende a empeorar cada día llegando a limites insospechados a los cuales no se ha logrado acostumbrar ni siquiera nuestra primitiva cultura pues seguramente, como ciertos plumíferos de baja estofa, ambos creen que por haber García Márquez usado en sus escritos palabras como puta y mierda, es de buen recibo que el Presidente de un país y su misterioso consejero las usen. Eso, señores, hay que dejárselo a Chávez quien por lo menos tiene la autenticidad de lo ordinario.
¿No parecería mejor para el país, en el caso del helicóptero, que la Aeronáutica Civil nos mostrara los registros originales que tiene que tener, sobre la propiedad del aparato, que no pueden suplirse con un aviso de Cromos, menos aún cuando el Presidente fue director de esa entidad y tuvo como segundo a César Villegas, asesinado un tiempo después por sus aparentes vínculos con el narcotráfico?
En el registro de la Aerocivil tienen que aparecer las fechas de los cambios de propiedad y los sucesivos titulares del derecho ¿Por qué no se muestra? Ojalá no hayan desaparecido los archivos pues el tufillo seguirá flotando y creándoles al país y a su mandatario una pésima atmósfera.
No ocultemos que si, adicionalmente, el país aparece coadministrado, no ya por Uribe y Pacho Santos sino por Uribe y Obdulio, que no conforman un dúo de música folclórica sino una mala pareja, nuestra imagen seguirá siendo mala en el exterior y en el interior. ¿No resulta más fácil que José Obdulio salga de Palacio y sus hermanos, procesados por narcotráfico en el pasado, de la administración pública?
Decía yo a María Isabel Rueda en un reportaje de hace meses, que me valió una querella por injuria de parte de un oscuro individuo, exnarcotraficante también y exrecluso, muy cercano del Presidente Uribe y a los suyos, que Uribe tenía malos amigos y malos consejeros y creo que insisto en el tema.
He notado al Presidente desorbitado, poco sereno, irascible, con serios síntomas de algún desequilibrio emocional, ojalá no muy grave y pasajero, y por ello pienso que es el momento preciso para que se rodee mejor, lea periódicos y no sea pendenciero.
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